Éxodo

Se acerca el verano y las vacaciones están a la vuelta de la esquina. Llega el momento de desconectar de la rutina diaria, descansar y reponer fuerzas. Para algunos eso se traduce en disfrutar de la playa, la montaña, viajar o simplemente quedarse en casa, sin hacer nada de lo habitual y disfrutando de los pequeños placeres.
Lo cierto es que se aproximan estas fechas y todos sabemos a priori que hay ciertas cosas con las que vamos a tener que convivir: atascos en la autopista, playas llenas de gente, terrazas y locales hasta la bandera, carteles de completo en hoteles y apartamentos… pero, ¡es lo que hay!.
En el verano se cruzan dos grandes grupos que entienden el ocio de forma distinta. El de los que buscan descansar, tranquilidad, silencio y eligen actividades en esta línea. Y los que quieren aprovechar hasta el último minuto para implicarse en cosas que normalmente no hacen y además, querer hacerlo todo, no perderse nada. Las vacaciones se convierten en un no parar.
Si lo miramos bien, el verano es una especie de éxodo. Todos deseamos ir a otro espacio aunque al final no nos movamos de casa. Es una necesidad vital. Es un éxodo voluntario, un ‘cerrado por vacaciones’ que todo el mundo entiende si se pone en la piel del otro.
Ha empezado la cuenta atrás. Solo quedan unas semanas para que los asturianos preparen sus maletas marchen al lugar elegido para pasar sus vacaciones.
También en estos meses hay otros asturianos que preparan sus maletas pero por otros motivos: buscar un futuro laboral. Son los investigadores mejor preparados de toda la historia que no encuentran trabajo aquí y lo poco que se les ofrece es extremadamente precario. El matemático Juan Luis Fernández, se quejaba en la entrevista que le hicimos, de que la Universidad de Oviedo esté pagando a doctores, sueldos de seiscientos o setecientos euros. ¿Quién puede soportar algo así? Si no retenemos el talento, y en Asturias lo hay y muy bueno, si perdemos esta batalla habremos perdido algo muy importante, nuestro paso hacia el futuro.
Este también es un éxodo pero forzoso y alguien tiene que pararlo.