Imposible limitar a este artista riosellano, para el que el arte es una forma de entender la vida y de transmitir sus pensamientos. De formación autodidacta, toca tantos palos que ha decidido firmar su producción más realista en pintura y lápiz como Ureta Soto, y las caricaturas y dibujos abstractos bajo su cuarto apellido, Parúas. Dos modos de entender el arte en una misma persona.
-Empleando diferentes técnicas, realiza caricaturas, ilustraciones, diseño gráfico e incluso creaciones literarias de humor. ¿De dónde le viene la vena artística?
-Pues no lo sé. En mi familia se dibujaba, recuerdo que mi padre lo hacía muy bien; un tío paterno pintaba y hacía exposiciones de vez en cuando… supongo que es algo natural, como quien siente necesidad de ir a la montaña o pescar. Lo que sí es forzado es haberlo mantenido en el tiempo, porque la vida diaria me lleva por unos caminos que no son los artísticos.
-¿Su formación es autodidacta?
-Sí, de chiquitín copiaba cómics o dibujos de Disney y desde entonces sigo bebiendo de diversas fuentes sin ningún tipo de organización, porque no quiero llegar a ningún sitio determinado. Para el dibujo realista me gustan Miguel Angel, Leonardo, Velázquez; como contemporáneos Antonio López. Trabajo bastante el dibujo a lápiz y voy cogiendo según me gusta. En cuanto a pinturas estándar está Pollock con su expresionismo abstracto, Tàpies, Barceló, cualquier cosa que de alguna manera me atraiga. Y la última faceta, que es la que más o menos estoy desarrollando, son las caricaturas, y para ello sigo a dibujantes a través de internet.
-Como soporte para algunas de sus obras usa materiales reciclados como el cartón, ¿por qué?
-Comencé a trabajar la pintura abstracta cuando mi hija de seis años empezó a pintar y yo a hacerlo con ella. Hasta entonces hacía pintura muy formal en papel o lienzo, que no quería ensuciar para que la obra quedara bastante definida. Pero por economía empleé el cartón para pintar en abstracto, porque es muy asequible. Pintando con la cría encontré que era fantástico mancharse, manchar el cartón e incluso tirar la pintura por el suelo. Eso me dio acceso a un tipo de pintura que hasta entonces no había hecho, muy libre y divertida.
“Bebo de diversas fuentes sin ningún tipo de organización, porque no quiero llegar a ningún sitio determinado”
-Paralelamente también escribe. ¿De dónde nace el Doriga Post, periódico-fanzine en clave de humor?
-Yo trabajo en una empresa de Obra Civil, y Doriga es una localidad de Salas en la que estábamos haciendo una obra hasta hace poco. El Doriga Post es un aglutinante de todas esas historias que yo hago, un periódico que sale una vez al mes donde cuento anécdotas del trabajo, otro tipo de cuestiones que no tienen que ver, hay caricaturas, dibujos, fotomontajes… Vamos por el número 38 y tiene mucha repercusión dentro de mi ámbito laboral. Se tratan con humor asuntos o personajes de la empresa, quita peso al trabajo diario y alivia la tensión de la rutina laboral.
-¿Y qué puede contar de sus Biocaricaturas?
-Son en la misma línea que el Doriga Post. Comenzó con una caricatura a la que le añadí una biografía del personaje, pero escrita en plan irónico, ni mucho menos representa la vida del personaje en cuestión. A partir de ahí aparecieron una serie de capítulos en esa línea.
-Entre todas las líneas artísticas que desarrolla, ¿en cuál de ellas se siente más a gusto?
-Todas me gustan, porque tengo un desorden organizado y no persigo más meta que a lo mejor preparar una exposición, depende de cada caso. La escritura la desarrollo como un hobby porque no tiene más trascendencia que contar cosas con un tono de humor o ironía y son de consumo local, para mis compañeros, mis amigos y poco más. Donde más a gusto me encuentro es en el dibujo, porque creo que el resultado merece más la pena.
