Diez días de cine. En esta ocasión del viernes 21 al sábado 29, con el añadido de que el domingo se proyectan las películas ganadoras, en una especie de ‘repesca’ para el que no las haya visto. En total unas trescientas proyecciones, entre largometrajes y cortometrajes, organizadas por género, nacionalidad, ciclos temáticos, homenajes a autores, actividades paralelas… Y encima, a precios populares (3,50 euros por sesión). Nacho Carballo es el director de este Festival Internacional de Cine de Xixón, que cumple con ésta su 52 edición con muy buena salud y fuerzas renovadas.
-En líneas generales, ¿que podemos esperar de esta edición?
-Es una programación ambiciosa, desde las líneas más clásicas del Festival como los Enfants Terribles, que es una sección que nace en el año 63, hasta lo más novedoso que es el FixLab, dedicado al vídeoarte y la vídeocreación. Entre esos dos extremos hay de todo: documentales, animación, cortometrajes… Y por supuesto está la sección oficial, que es la estrella del Festival, con nombres tan importantes como John McDonagh, Hong Sang-Soo o Fatih Akin. Creemos que es una sección que combina los grandes maestros con directores jóvenes y brillantes. Yo siempre digo que no queremos a Haneke -aunque por supuesto que sí-, pero sí queremos al nuevo Haneke. Queremos a los nuevos talentos. Por eso creo que los festivales no hay que valorarlos solamente cuando se hacen, sino un año después. Y nosotros el año pasado tuvimos una película como Ida, que está siendo la mejor película europea del año. O Guillaume y los chicos, que ha ganado cinco Cesar. O Pelo Malo, Concha de San Sebastián… El año pasado acertamos mucho, y esperemos que éste ocurra lo mismo.
-¿En qué manera va a estar presente Asturias en el programa?
-El Día de Asturias es fundamental, porque hay que cuidar lo que tenemos en casa; otros festivales también dedican un apartado a su región. El año pasado creamos Gran Angular asturiano, que funcionó muy bien, y este año nos han llegado más de quince largometrajes, que es un buen número, y hemos tenido una avalancha de cortometrajes.
Ahora creamos también los Premios Gava, con la idea de que sean como los Goya del audiovisual asturiano: unos premios no solamente para el cine, sino para televisión, creación, tecnología, videojuegos, spots… Es un proyecto que hemos puesto en marcha junto con el clúster audiovisual y la asociación de productoras. Además de la gala, el día 28, hemos planteado tres días de trabajo, donde habrá un encuentro de industria entre México, Chile, Argentina, Italia y Asturias, del cual esperamos que salga alguna coproducción; se va a presentar la Film Commission de Asturias, habrá una jornada técnica, un pitching de networking… serán tres días para generar trabajo. Y todo esto coincidiendo con las fechas del festival de cine, pero siempre teniendo en cuenta que son los premios de Asturias: igual que ahora están en Gijón, el año que viene pueden celebrarse en Oviedo o Avilés.
«Creo que los festivales no hay que valorarlos solamente cuando se hacen, sino un año después. Y nosotros el año pasado acertamos mucho, esperemos que éste ocurra lo mismo»
-Convergencias tiene la difícil tarea de intentar poner de acuerdo a crítica y público. Vaya reto ¿no?
-Pues sí. Pasa muchísimo en los festivales, que gana el premio de la crítica la película que nadie quería, la que menos ha gustado a la gente. Así que hemos pedido a varios críticos de renombre que nos propongan una película no estrenada en España, hemos escogido cinco, y el crítico en cuestión vendrá a Gijón a presentar la película y se quedará a un debate después de la proyección. Si a todo el mundo le ha gustado, estupendo, pero si no, pensamos que puede haber una discusión muy enriquecedora.
-El FixLab, sección dedicada al videoarte y la videocreación, es probablemente la parte más vanguardista de Festival. ¿Por qué apostar por algo tan minoritario?
-Lo hacemos junto a Laboral Centro de Arte, y es algo que nos pone a la vanguardia en España, más en el estilo de festivales como Rotterdam. Sabemos que es para un público reducido, pero también hay que pensar que con la primera película que pusimos el año pasado había unas ochenta personas en la sala. Así que hay un público interesado en este tema.
-La sección Enfant Terribles, para los niños, es uno de los clásicos del FICX. ¿Se está recuperando el placer de llevar a los niños al cine?
-Es vital llevar a los niños al cine, porque entre otras cosas es lo que nos va a dar trabajo el día de mañana. Yo estoy hoy aquí sentado porque mi padre me llevaba al cine de pequeño, y recuerdo perfectamente mi primera película: Ben Hur en el cine Arango. Yo me quedé enamorado con Charlton Heston y las cuádrigas, en aquella pantalla gigante. Hoy los niños están acostumbrados a las pantallas pequeñas, por eso hay que animar a los padres a que los lleven al cine. Pero igual que a un niño que empieza a leer no le puedes dar La Regenta, tampoco le vas a poner a Tarkovsky en el cine. Y ahí se está haciendo un trabajo fantástico con Enfants Terribles, donde cada película está muy estudiada en función de la edad, y además para cada una hemos desarrollado una guía didáctica que enviamos online a los colegios, por si el educador quiere trabajar con ellos en este terreno; tenemos los encuentros de directores y actores con los niños, talleres de cine…
«A toda esa gente que no viene al Festival por miedo, por si es un cine extraño, le decimos: este cine es para todos, tú puedes verlo igual que los demás»
-Con una oferta que ronda las 300 proyecciones, ¿cómo se enfrenta un espectador medio al FICX?
-Depende de lo cinéfilo que seas. Yo desde luego no me perdería ni una sola película de la sección oficial, porque es lo que consideras lo mejor, lo que tiene que competir. Y tampoco me perdería Gran Angular ficción, porque son las mejores películas de otros festivales: lo que ha ganado en Venecia, en San Sebastián, etc. Y partiendo de ahí, intentaría ver al menos una película de otras secciones, porque me puedo llevar una sorpresa y descubrir algo que no pensaba que me iba a interesar.
-Hay determinados ciclos que se desarrollan durante todo el año, como el de Versión Original. ¿Cómo se plantea esta presencia más continuada?
-Buscamos continuidad a lo largo del año, y por eso trabajamos en los centros municipales. Hablamos de unas catorce mil personas al año, unas doscientas por sesión. Y un día programas a Orson Welles, pero otro día programas a Hong Sang-Soo, así que luego Hong Sang-Soo viene al Festival y a la gente ya le suena. Con eso también creamos cultura. A toda esa gente que a veces no viene al Festival por miedo, por si es un cine extraño, le estamos diciendo: este cine es para todos, tú puedes verlo y valorarlo igual que los demás.
«Es vital llevar a los niños al cine, y ahí se está haciendo un trabajo fantástico con la sección Enfants Terribles»
-¿Cómo es el ambiente de calle estos días?
-La ciudad respira cine. Te estás tomando un café y ves a todo el mundo con el programa estudiando lo que va a ver… La participación es altísima, el año pasado tuvimos unos setenta mil espectadores. Si comparamos los porcentajes de presupuesto y espectadores con otros festivales, estamos por encima de la media, por eso yo creo que Gijón es uno de los grandes de España. Esto es como el fútbol, una afición hace grande a un club: pues es el público de Asturias el que hace grande al Festival.