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viernes 11, octubre 2024

Geodestellos de lucidez. Alberto Polledo. Escritor

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Aunque nunca ha sido impedimento para escribir, a Alberto Polledo le falta tiempo. Su última publicación, Geodestellos, es una recopilación de artículos escritos para prensa a lo largo de los últimos quince años.

Anda con una novela en la cabeza pero no puede dedicarle las horas que le gustaría. Por eso y de momento, su próxima aventura literaria será publicar un relato de viajes sobre el primitivo Camino de Santiago, entre Oviedo y la capital gallega, que espera tener listo para el otoño.

-Geodestellos es un libro para la reflexión. ¿Qué has pretendido con este compendio de más de setenta artículos?
-Geodestellos es una selección de artículos publicados en La Nueva España. Quizá según se iban publicando eran simplemente “un artículo más”, pero cuando los vi reunidos en un libro me di cuenta de que son una declaración de estilo, de un sistema de vida y de críticas a veces bastante aceradas de lo que se está haciendo mal, por parte de la administración y de la ciudadanía.
-Es una invitación a que la gente se fije en temas importantes.
-Son una serie de reflexiones que yo creo que el conjunto de la ciudadanía tiene que llevar a cabo: buscar un sistema de vida en el que primen más otro tipo de ideales que el dinero, que en los últimos años es lo que prima. Y así va la sociedad: corremos tras el dinero buscando en él la felicidad, cuando es todo lo opuesto a encontrarla.

“A los seis años yo ya salía a caminar al monte, y a partir de ahí se va formando mi pasión por la naturaleza y la indignación cuando compruebas que está maltratada”

-¿Qué es lo que te mueve a escribir especialmente sobre temas relacionados con el medio natural?
-Quizás haber pisado la naturaleza desde niño. A los seis o siete años yo ya salía a caminar al monte o a subir algún pico, por supuesto acompañado. A partir de ahí se va formando en mi mente una pasión por la naturaleza, y una indignación cuando compruebas que está maltratada, que a través de los años he podido razonar y exponer a través de diferentes artículos.
-En muchos de ellos criticas al hombre como especie que no sabe vivir en armonía con su entorno. ¿Qué es lo que más detestas de lo que está haciendo con la naturaleza?
-Muchas cosas. Quizás lo que peor me siente sea la deforestación salvaje que se está llevando a cabo, no solamente en España, sino en muchos países del mundo, como Brasil; también los incendios brutales que año tras año destrozan la naturaleza. Me preocupa también el destrozo que el hombre y su industrialización llevan causando desde comienzos del siglo XIX, en el que estamos asistiendo a un cambio climático que está produciendo grandes deterioros. Uno de los que más afectan al continente europeo probablemente sea el cambio de la corriente del Golfo, que está modificando el clima en Europa; estamos asistiendo a unos fenómenos atmosféricos totalmente inusuales, el casco polar se está derritiendo, se están extinguiendo muchísimas especies… es uno de los peores temas a nivel mundial.
Y a nivel local en Asturias tenemos bastantes asuntos graves; quizá uno de los que más me preocupa últimamente es el del Campo de San Francisco de Oviedo. Merced a una gestión calamitosa del Ayuntamiento se quiere construir ahí un parking brutal que va a acabar con la flora del pulmón de Oviedo.

“Geodestellos es una selección de artículos publicados en La Nueva España, artículos que son una declaración de estilo, de un sistema de vida”

-En esa línea de pensamiento verde surgen las energías “limpias”. ¿Hasta qué punto están condicionando el paisaje asturiano construcciones como los aerogeneradores?
-El equilibrio entre la energía limpia y el medio ambiente tiene que partir de que el hombre, a nivel mundial, cambie de sistema de vida. No se puede seguir funcionando con millones de coches, consumiendo petróleo absurdamente, deteriorando el paisaje -y no cabe duda de que los molinos suponen un impacto brutal en el paisaje-. Aunque pueda sonar extraño, creo que si el hombre no cambia de sistema de vida habrá que acudir a las centrales nucleares, en contra de todo lo que últimamente se está opinando, en contra del desastre tremendo de Japón. El agujero de ozono se está deteriorando a marchas forzadas, y dentro de no muchos años, en menos de un siglo, podemos asistir a la desaparición de la humanidad sobre la corteza terrestre. Así que creo que la energía nuclear, con unas medidas totales de seguridad -que nunca son totales, pero como todo en la vida- puede ser una solución a este tema, siempre que se quiera seguir por el camino de la sociedad de consumo.
-“Asturias, paraíso natural” es una marca identitaria de nuestra comunidad. ¿Crees que los asturianos somos conscientes de nuestro patrimonio natural y que éste se está gestionando adecuadamente?
-Hay un tanto por ciento de asturianos, creo que muy escaso, que es consciente de la riqueza natural que Asturias atesora. Pero la mayoría no ve más allá de sus narices: no sale al campo ni se preocupa, está pendiente de la televisión o de la cena en tal restaurante y la naturaleza le importa un comino. Y la administración tampoco, tanto de un lado como del otro lo único que les importa son los votos. Tenemos tres casos flagrantes en el trato que se les da a las tres especies en peligro de extinción en Asturias: el oso, el urogallo y el salmón.

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