Nació en Gijón hace 39 años y cumplirá los 40 en el 2021. Es un veterano y lo transmite en sus palabras cuando habla de lo que ha sido su vida, su pasión y su profesión: el balonmano. Respeto, seriedad, esfuerzo, grupo, unidad, responsabilidad… valores y cualidades asimilados durante estos años y que ahora transmite cada verano a jóvenes de toda España en el campus que lleva su nombre en la ciudad de Gijón.
Tras veinte temporadas militando en la Liga Asobal de balonmano y con más de doscientos partidos disputados con la Selección Nacional, Raúl Entrerríos prácticamente lo ha ganado todo, títulos de Liga Asobal, Copas de S.M. el Rey, Recopas de Europa, ligas de campeones, campeonatos del mundo, Europeos… En la actualidad afronta la que será su última temporada como jugador y capitán en el F.C. Barcelona, una temporada marcada por la convivencia con la pandemia del coronavirus y un objetivo: los Juegos Olímpicos de Tokio 2021, pero para llegar hasta ahí, como él dice, hay que ir momento a momento.
-A punto de cumplir los cuarenta años y sigues compitiendo en la élite del balonmano. ¿El secreto es tu capacidad de adaptación?
-Pienso que sí, que tiene relación directa con eso. Siempre he sido una persona muy trabajadora, un deportista competitivo y muy implicado en todos los equipos en los que he estado y por supuesto el hecho de adaptarme a las circunstancias, a las necesidades del equipo y del entrenador me ha permitido ser un jugador importante, un jugador con continuidad y esto no ha cambiado. Continúo trabajando duro, aprendiendo lo máximo posible en cada entrenamiento para trasladar las cosas a los partidos y no entiendo otra forma de funcionar, es lo que he hecho siempre y lo que intentaré hacer hasta el último día.
“Siempre he sido una persona muy trabajadora, un deportista competitivo y muy implicado en todos los equipos en los que he estado. El hecho de adaptarme a las circunstancias, a las necesidades del equipo y del entrenador me ha permitido ser un jugador importante, con continuidad, y esto no ha cambiado”
-¿Esa adaptación pasa por leer mejor mentalmente los partidos y saber qué es lo que necesita el equipo de uno?
-Lógicamente no soy un chaval de veinte años y tengo que cuidarme más, tomarme más tiempo de recuperación, especialmente tras partidos duros. Siempre he sido un jugador al que le ha ido bastante la carga de partidos y por suerte no he tenido lesiones importantes, teniendo bastante continuidad. Por otro lado, estoy muy habituado al sistema de trabajo del Barcelona, todavía puedo aportar cosas al equipo y eso es importante para mí, si no fuera así no me hubiera planteado continuar un año más.
-La ilusión por el balonmano sigue intacta…
-Sí, claro. Es algo que llevo haciendo desde muy pequeño, es mi vida, algo bonito, muy especial y he tenido la oportunidad de desarrollar una carrera en algo que me apasiona. Creo que no se puede pedir más.
-El balonmano español no atraviesa su mejor momento. ¿Qué medidas se deberían tomar para impulsarlo?
-Está en un momento delicado, sobre todo me refiero a la categoría senior que en nuestra liga es el máximo exponente, porque en lo que es la Selección estamos en un nivel muy alto y los resultados así lo demuestran. Llevamos unos años, después de la anterior crisis, que está costando muchísimo reconstruir los clubes y llegar a un nivel alto en el que los jugadores no tengan que irse a otras ligas por inferioridad económica principalmente. Creo que la situación que estamos viviendo actualmente va a dar un golpe todavía más duro a todos esos equipos. Tenemos que fijarnos en otras ligas que desde un punto similar al que estamos ahora, han ido trabajando poco a poco para crear un balonmano y un sistema de clubes más profesional, trabajar desde la base, implicando muchísimo a todos los pequeños para hacer que esas estructuras de arriba sean consistentes, que no sean equipos ascensores que tengan tres años muy buenos y luego desaparecen totalmente del mapa.
“El balonmano no requiere una gran inversión y con apoyo de empresas privadas se podría formar un equipo con gente de Asturias. Eso sería muy positivo a todos los niveles”
-¿Hacen falta más ayudas?
-No, no podemos pensar en pedir más ayudas. Este es el modelo que teníamos anteriormente, duró lo que duró y en el momento que atravesamos la crisis todo eso se cayó, lógicamente. Tenemos que intentar que esos clubes tengan un mayor apoyo privado y pensar en cómo conseguirlo, esa estructura de empresas que puedan estar vinculadas a cada club, retenerlas con opciones atractivas de marketing y demás para que formen parte de la familia y no dependamos únicamente de lo deportivo que, lógicamente, es importante. Hay que intentar cuidar al club de otra forma y avanzar para que sea mucho más profesional.
-¿Qué te llega de Asturias desde la distancia? ¿Cómo ves el balonmano asturiano?
-Lo sigo con continuidad y lo veo en la dinámica de siempre, en una línea muy similar a cuando yo estaba allí. Son clubes que no tienen muchos medios, pero trabajan muy bien y acaban sacando jugadores adelante. No hay mucho dinero para implicarse, pero al mismo tiempo hay un gran trabajo de base, esto ha sido siempre así en Asturias y es fundamental que continúe. Es una pena porque tanto a los que están allí como a los que estamos fuera desde hace mucho, nos gustaría que por lo menos hubiera un club representativo en Asturias donde todos esos jóvenes tuvieran una referencia a la que aspirar, para poder tener una oportunidad como deportistas. A nivel femenino ya lo hay y, además, están haciendo muy buen papel, pero a nivel masculino no. Tuvimos el Gijón Jovellanos hace unos años que fue una experiencia buenísima tanto a nivel local como regional. Fue una pena que no se pudiera mantener. El balonmano no requiere una gran inversión y con apoyo de empresas privadas se podría formar un equipo con gente de Asturias. Eso sería muy positivo a todos los niveles.
-¿Qué representa para ti la figura del club?
-He tenido la suerte de estar en tres clubes representativos de nuestro balonmano; uno de ellos, el Balonmano Valladolid, desapareció, aunque hasta entonces era un club histórico con una tradición alta en el balonmano. Tanto el Ademar León como Balonmano Valladolid fueron para mí mis dos clubes importantes con un gran apoyo de masa social. Donde más tiempo he pasado es aquí, en Barcelona, y es difícil comprobar la grandeza de este club hasta que estás dentro. Desde fuera ya ves que las posibilidades de trabajo son increíbles, que la estructura es muy grande y que el compromiso por competir y por ganar es alto. Si quieres ser un jugador competitivo y aspirar a ganar, si quieres trabajar con seguridad, con todos los cuidados médicos que puedas tener y centrarte únicamente en el entrenamiento, el Barcelona es el mejor sitio. Lo pienso en el plano deportivo y también en otra etapa que puedas iniciar posteriormente. No deja de ser un club pionero en muchos aspectos y la verdad es que es difícil encontrar un sitio como este.
“Ser capitán del equipo implica ser consciente del club en el que estás, saber cuáles son nuestras aspiraciones y nuestros deberes como equipo, como jugadores a nivel individual… Es algo que el capitán debe tener siempre presente y tiene que ser el primero que aporte esas cosas”
-Aparentemente este es tu último año en el Barcelona y como broche de oro has sido nombrado capitán. ¿Qué lleva implícito la capitanía para ti?
-Ser capitán de un equipo y de un club tan representativo como el Barcelona es en primer lugar un orgullo porque si he llegado a esta situación es porque he conseguido estar aquí muchos años, porque he sido un jugador que siempre ha entrado en la dinámica del equipo y porque he entendido el valor de lo que significa estar en un grupo. Esto me hace sentir orgulloso, pero también es una gran responsabilidad. Ser consciente del club en el que estoy, saber cuáles son nuestras aspiraciones y nuestros deberes como equipo, también como jugadores a título individual, es algo que el capitán debe tener siempre presente y debe ser el primero que aporte esas cosas. Por otro lado, no es algo nuevo para mí, ahora mismo me toca ser el capitán y hacer otra serie de cosas, otras labores, pero con la misma gana, con la misma ilusión de siempre y demostrando la misma competitividad con la que llegué aquí en 2010.
-Acabas de enfrentarte al Nantes, equipo que dirige tu hermano Alberto. ¿Alguna sensación especial?
-Sí, siempre lo es. Está claro que no es lo mismo que cuando estábamos dentro de la pista como jugadores, que quizá era un poco más extraño porque nos encontrábamos en distintas fases del juego, compitiendo directamente por títulos. Siempre pensaba que quería ganar el partido y a la vez que mi hermano lo hiciera bien, se podían conseguir las dos cosas, pero tenía ese choque. Ahora él está desde hace unos años en la liga francesa ejerciendo como técnico y es diferente, pero aun así no deja de ser especial tener a tu hermano delante pues nos vemos muy poco porque nuestros calendarios son los que son y tenemos que aprovechar estas situaciones al máximo.
“Tenemos que fijarnos en otras ligas que, desde un punto similar al que estamos ahora, han ido trabajando poco a poco para crear un balonmano y un sistema de clubs más profesional”
-Tu hermano Alberto fue toda una referencia como jugador. ¿En qué momento dejas de ser el “hermano de”?
-Como es lógico para mí también fue un referente tremendo, tuve la oportunidad de verlo desde los inicios de su carrera y ha sido una gran influencia como jugador. Aprendí muchísimas cosas de él porque era un jugador de equipo y hacía siempre mejores a los compañeros, eso es lo que más destaco y es algo que muchísimos jugadores deberían aprender de él. Quizá en los primeros años la gente, al ver el apellido, pensaba que yo podía ser una segunda parte de Alberto, cosa que no me influyó porque desde el principio sabía que no tenía sus mismas condiciones. Yo soy un jugador con una tipología diferente, soy más delgado, no tengo tanta potencia de lanzamiento, pero exploto otras cosas que le pueden venir bien a mi juego. A la hora de entender el balonmano como juego colectivo, los dos lo tenemos muy inculcado desde pequeños y eso nos hacía jugar de una forma similar y por eso cuando coincidíamos en la Selección encajábamos muy bien. Nunca fue un peso, al contrario, fue un orgullo tener un hermano como Alberto que iba abriendo un camino importante.
-A pesar de que el balonmano español atraviesa un momento muy difícil, a nivel Selección se están consiguiendo muchos éxitos. ¿Cómo se explica esto?
-Hemos coincidido un grupo de jugadores de diferentes etapas, edades, jugadores más veteranos con jugadores jóvenes que ya tienen muchísima responsabilidad en sus equipos y hemos hecho un conjunto con letras mayúsculas desde el primer momento y eso es lo que nos hace fuertes. No somos los que tienen más potencia, ni los más fuertes, ni los más altos, pero sabemos que tenemos que funcionar como un equipo tanto dentro como fuera de la pista para que los éxitos vengan y es lo que hemos explotado al máximo. En cada competición podemos ganar o perder, pero hemos hecho un equipo competitivo y sobre todo que vamos juntos en cada momento y eso es lo que nos ha dado el éxito.
“Después de ser campeones de Europa nos hemos ganado un respeto, sobre todo por cómo hacemos las cosas dando una imagen de grupo sólido, comprometido individualmente por el bien del equipo, donde todo el mundo aporta, participa y se entrega al máximo”
-A nivel internacional, ¿crees que está infravalorado el balonmano español?
-Pienso que ahora mismo nos hemos hecho un hueco por méritos propios. Quizá en otras ocasiones no partíamos como favoritos, pero después de ser campeones en los dos últimos campeonatos de Europa nos hemos ganado un respeto, sobre todo por cómo hacemos las cosas. Ya no por el hecho de ganar que es muy difícil, si no por cómo hemos recorrido el camino, dando una imagen de grupo sólido, comprometido individualmente por el bien del equipo, donde todo el mundo aporta, participa y se entrega al máximo. Esto es algo que los demás empiezan a valorar y respetar de España, tanto en balonmano como en otras disciplinas.
-Has ido adaptando tu juego a las necesidades de los distintos equipos y entrenadores, sin embargo, una máxima para ti es “el juego colectivo”. ¿Qué significa el grupo para Raúl Entrerríos?
-Es algo fundamental, no lo entiendo de otra forma. Un jugador solo no puede ganar un partido y cuanta más gente aporte, más cerca vas a estar de conseguir el objetivo final que es de lo que se trata. Desde pequeño me han inculcado esto y en todos los equipos he trabajado de la misma forma.
“A nivel de selecciones nacionales no somos el equipo con más potencia, ni el más fuerte, ni el más alto, pero sabemos que tenemos que funcionar como un equipo tanto dentro como fuera de la pista para que los éxitos vengan y es lo que hemos explotado al máximo”
-Esa mentalidad, ¿es la clave de la unidad de la Selección? ¿Es un valor compartido por todos tus compañeros? ¿Cómo se lo inculcáis a los recién llegados?
-Cuando llegan lo ven y entienden que esa es la forma. Hay un grupo de veteranos que sabemos que tenemos que esforzarnos en cada entrenamiento, en cada oportunidad que tengamos y cualquiera que entre en el grupo de la Selección verá que es así, no hay ningún tipo de relajación ni acomodamiento. Ahí estamos todos para trabajar y dar lo máximo por el equipo y cuando ves esto, entiendes que no hay otra forma de conectar que hacer lo mismo.
-Desde hace un tiempo insistes en ir paso a paso, en centrarte en lo que tienes delante, en el presente. ¿Qué te aporta esa actitud?
-Esa forma de pensar me la propicia más que nunca la situación que estamos viviendo con relación al Covid. Yo siempre he sido una persona que me he preocupado por el futuro, por intentar ver más allá y tener una estabilidad para mí y para mi familia, sin embargo, el presente es lo que nos mantiene activos y lo que nos mueve. En el deporte es así más que nunca porque tenemos dos encuentros por semana, tenemos que entrenar hoy pensando en el partido de mañana y después continuar adelante porque tendremos partido de Champions entre semana y esto no te deja mucho tiempo para pensar en lo que puedas tener más allá. En el deporte, cuanto más centrado estás en lo que tienes delante, es mucho mejor para ti porque te ayuda a tener una mayor concentración, tener fijos los objetivos que es el foco principal y no estar distraído en lo que pueda haber más allá.
-A nivel Selección no conseguisteis la clasificación para los Juegos Olímpicos de Rio 2016. ¿Cómo os levantasteis? ¿Qué crees que os aportó ese momento?
-Es difícil pensar que esa derrota nos aportara algo. Fue un palo muy duro porque veníamos de hacer un ciclo olímpico de cuatro años muy bueno. En los Campeonatos del Mundo y de Europa previos a esos juegos, estábamos metidos en semifinales, consiguiendo alguna medalla y jugar, y quedarte fuera de la posibilidad de estar en Rio, en un fin de semana con tres partidos seguidos, por un gol, fue muy difícil de asimilar. Todos queríamos estar ahí, habíamos trabajado para ello y no lográbamos entender cómo se nos había escapado de esa forma. En ese momento era difícil pensar en algo más, pero la mejor forma de levantarse fue ponerse a trabajar de nuevo y nos centramos en cada campeonato que teníamos por delante. Si no nos hubiésemos quedado fuera, si no hubiésemos aprendido que teníamos que trabajar más porque lo que hicimos no fue suficiente para estar en Río, quizás no hubiésemos quedado campeones de Europa al año siguiente, no lo sé. El deporte te da esas oportunidades de resarcirte de un resultado negativo con otra competición. Nosotros, tras el varapalo de no ir a Rio 2016, valoramos muchísimo todo lo que podíamos conseguir y nos hizo trabajar todavía con más hambre, con más humildad y con más ganas de competir.
-Tokio 2021, un broche de oro ¿qué esperas?
-Primero hay que ver cómo evolucionan las cosas. Parece ser que sí, que aseguran que se celebrará, pero como estábamos hablando antes hay que mirar para el presente y poco al futuro. Después de conseguir la clasificación en el último campeonato de forma directa, el grupo llega en buen momento para luchar allí por lo máximo. Es la mejor cita que puede tener cualquier deportista y más en una ciudad como Tokio, en la que se van a volcar con la organización y será algo muy especial. Ojalá que la situación global nos permita estar allí.
“Cuando hemos podido salir del confinamiento, todos hemos priorizado muchísimo a la familia. Desde el primero hasta el último hemos intentado recuperar ese tiempo y estar con los nuestros”
-Estamos atravesando una situación complicada con relación a la pandemia del Coronavirus. ¿Cómo llevaste el confinamiento?
-Hubo diferentes fases. Una primera con la que comenzamos ese confinamiento de que quizá no se alargase demasiado y volveríamos a retomar las competiciones más adelante que, con esa medida preventiva, pasando un tiempo en casa, se podría solucionar. Con el paso de los días ya vimos que la situación era muy grave y se trataba de llevarlo con la máxima responsabilidad y todo lo que era deportivo quedaba en un segundo plano total. Desde el principio lo llevé así y entendiendo que las prioridades eran las que eran.
-Unas palabras tuyas en referencia al deporte fueron “continuar aprendiendo de lo que tengo alrededor”. ¿Qué nos enseña la convivencia con la Covid-19?
-Es un momento para salvar la situación. Mucha gente ha muerto y eso nos muestra la importancia de tomarnos el tema con la gravedad que tiene y de respetar a todos los demás, no solo obrar para protegernos a nosotros mismos. Tenemos que pensar que hay mucha gente que puede verse afectada por lo que hagamos y es un ejercicio de responsabilidad, lo que está claro es que en estos momentos piensas mucho más en los tuyos, especialmente si estás lejos de ellos y no los puedes ver. Priorizas mucho más el tema familiar y en general es algo que cuando hemos podido salir del confinamiento todos lo hemos apreciado muchísimo. Todos hemos intentado recuperar ese tiempo y estar con los nuestros.
“En el Campus hemos conseguido que niños y niñas de diferentes edades y de diferentes puntos de España terminen con unas amistades increíbles. Para mí es lo mejor de un evento como este, ya no lo que puedan mejorar como jugadores o jugadoras, sino la amistad y el grupo que hacen de convivencia, que es espectacular”
-¿Qué te movió a crear el Campus Raúl Entrerríos* y qué objetivos persigue?
-Yo llevaba tiempo pensando en hacer un campus de balonmano y desde el primer momento tuve claro que tenía que ser en Gijón porque como ciudad, tiene unas condiciones óptimas para poder hacer un evento de calidad. Al mismo tiempo quería devolver de alguna forma todo lo que para mí ha significado mi ciudad, mi tierra y mis inicios en balonmano. Queríamos crear un evento que pudiera contar no solamente con niños y niñas de Asturias sino también con gente de otras comunidades y que pudieran vivir nuestra tierra desde el punto de vista deportivo y lúdico que es lo que se trata. A partir de ahí hemos ido avanzando en tratar de hacer otra serie de cosas relacionadas con el deporte que creo que son muy importantes para los jóvenes y para la sociedad en general a través de un campus inclusivo, con la participación de niños y niñas con discapacidad, un campus que actúa con el programa TEI, tutoría entre iguales, para que el bullying quede totalmente fuera del deporte y los niños y niñas puedan aplicar esto y no formarse únicamente en lo deportivo sino también a nivel personal.
-¿Qué diferencias ves entre los jóvenes de hoy y los de tu generación?
-Hay diferencias y es lógico porque la vida cambia. Lo que antes nos entretenía ahora no tiene nada que ver con las formas de distracción que tienen hoy los jóvenes. Nosotros nos criamos en la calle, jugando con nuestros amigos y teníamos una forma de interactuar completamente diferente. Hoy ha avanzado mucho más el contacto virtual, el estar más pendiente del móvil que de lo que tienes delante, eso ha cambiado muchísimo, no se puede evitar y va a una velocidad de vértigo. Nosotros en el campus lo que intentamos es precisamente todo lo contrario. Fomentamos muchísimo la convivencia en contra de la dependencia de esos dispositivos, intentamos que todos se conozcan, que convivan con el máximo respeto posible y entendiendo la responsabilidad individual para que sean mejores como ciudadanos. Eso es lo que como grupo de trabajo queremos inculcar y creo que en general lo conseguimos, porque año tras año hemos logrado que niños y niñas de diferentes edades y de diferentes puntos de España terminen con unas amistades increíbles. Para mí es lo mejor de un evento como este, ya no lo que puedan mejorar como jugadores o jugadoras, sino la amistad y el grupo que hacen de convivencia, que es espectacular.
*Este verano tuvieron que anular la realización del V Campus Raúl Entrerríos en un ejercicio de responsabilidad ante la gravedad y la incertidumbre del momento que atravesamos debido a la pandemia del Covid-19.