A raíz de la última crisis internacional y los levantamientos populares, un grupo poético-terrorista autodenominado KAOS, toma las calles con sus obras reivindicativas. Un único mensaje directo a la conciencia de los ciudadanos: ¡Despertad, levantaos, luchad! KAOS había llegado para quedarse.
Fue en mayo de este año cuando Kaos, la tercera novela de la escritora natural de Cudillero, María Ruisánchez, tomó también las calles y se coló en la mente de los lectores. Sus protagonistas encuentran los textos de un filósofo norteamericano y, de pronto, todo cambia para ellos. Se acabó la pasividad, se acabaron las quejas, se acabó la inercia. Bienvenida la rebeldía, el activismo, los sueños y la necesidad de vivir una vida plena al margen de una sociedad instalada en el inmovilismo.
-Desde tu punto de vista, ¿cuál es el auténtico KAOS?
-La novela editada por Pez de Plata se llama KAOS como homenaje a los textos de Hakim Bey, los protagonistas de la novela tienen a ese filósofo norteamericano como el padre de su ideología. Encuentran una cita de él y, a partir de ahí, su vida cambia y empiezan a hacer un arte combativo y activista. Se autodenominan KAOS porque este filósofo tiene unos ensayos que se llaman Caos y ellos le ponen la K como homenaje al movimiento okupa. La verdad es que el caos es parte de nuestro día a día. Un día me gustaría coger todas las noticias en las que aparece la palabra caos y hacer un video montaje, porque ahora ves un telediario y es muy raro que no lo nombren constantemente. Todo el rato está en el ambiente, supongo que el caos es parte de la vida humana. Dicen que es lo que precede al orden, pero a mí me parece que llevamos instalados en caos dos mil o cuatro mil años. No sé si llegará ese orden alguna vez.
«Cuando alguien te dice: ‘no se puede cambiar nada’, es mentira, tú si puedes cambiar cosas. Ya solo con tu cerebro, con tu pensamiento, puedes cambiar lo que estás viviendo»
-En la novela un grupo de jóvenes pretenden movilizar a la sociedad a través del terrorismo poético. Hablar de terrorismo tal y como están las cosas, ¿no es un poco atrevido?
-La verdad es que es un poco fuerte porque hoy, desgraciadamente, está asociada a esas barbaridades que vemos todos los días. El término «terrorismo poético», está acuñado por este filósofo que te dije antes y, aunque llama mucho la atención, no tiene nada que ver con la violencia. Es más bien practicar el situacionismo, causar sensaciones en la gente a la que va dirigida la obra de terrorismo poético, lo que llaman PT. Pueden ser octavillas en los coches, postales, un performance, carteles…, cualquier cosa que haga despertar la consciencia de la gente. La cuestión es que le cause sensaciones, que los muevan, que los hagan despertar y que se den cuenta de que la vida es más de lo que hacen todos los días. Él acuñó ese término pero no tiene nada que ver con la violencia. La parte de terrorismo que tiene es que lo hacen clandestinamente, a escondidas, con un nombre falso, sin que los vean. Es esa parte de activismo comando, de terrorismo anti sistema pero no violento. Es poético porque son obras de arte que te pueden gustar más o menos pero, al final, evocan sensaciones y te hacen pensar.
-¿En qué se diferencia la sociedad actual de la que tú describes en tu novela?
-Es bastante pareja. Hice el ejercicio de poner un espejo enfrente de nuestra sociedad, aunque en la parte distópica de la novela, está un poco más exagerada. En el fondo ya vivimos así, ya controlan totalmente lo que hacemos, lo que tomamos, lo que nos gusta, donde vamos a ir… La del libro es una ciencia ficción muy suave pero muy pegada a la realidad, por eso da tanto miedo. Ya está pasando, la distopía ya está aquí.
«Si cambiásemos el foco y el objetivo no fuese ser millonario sino ser más culto o alcanzar la perfección intelectual sería diferente, pero la sociedad está muy lejos de ahí, cada vez nos hacen más tontos»
-Los protagonistas de KAOS convierten la ciudad en un escenario gigante en el que realizan sus acciones a través de obras reivindicativas. ¿Cómo sería una revolución a través del arte?
-Los intereses serían otros. No serían mercantilistas, serían artísticos, de completarnos como personas, de crear un pensamiento. Ahora solo nos movemos por y para el dinero, la sociedad se articula por eso. Todo lo que se hace es para perseguir riqueza, no hay otra motivación. Si cambiásemos el foco y el objetivo no fuese ser millonario sino ser más culto o alcanzar la perfección intelectual sería diferente, pero la sociedad está muy lejos de ahí, cada vez nos hacen más tontos. Los planes de estudio son peores, no paran de cambiarlos y la gente no tiene un pensamiento crítico. Al final está super adoctrinada y se conforma con los trabajos basura que cada vez son peores y piensa que es feliz por tener la casa amueblada y los pantalones que le gustan, pero deberíamos perseguir algo más que eso en nuestra existencia.
-En la novela dices que si no haces lo que todos hacen te conviertes en nadie. ¿Hay muchos «nadies» en nuestra sociedad?
-Nadar a contracorriente siempre es complicado porque todo el mundo te dice que estás loca, que no vas a conseguir nada, que el mundo es así… Estas son frases que se repiten constantemente, pero son mentira. Nosotros podemos hacer que todo cambie, por lo menos a nuestro alrededor. Solo tener una opinión diferente ayuda al entorno a poder pensar de otra manera. Ya no te digo escribir libros, pintar cuadros, hacer teatro o lo que sea que lleve al espectador a pensar que puede tener otro objetivo en la vida que no sea el dinero. Da mucho miedo tener la libertad total de elegir qué hacer y que nadie te está marcando el camino. Desde que nacemos estamos super marcados: tienes que ir al colegio, estudiar, trabajar, tener una familia y si rompes con eso y vas por libre, da mucho vértigo porque no encuentras gente que haga lo mismo. Vas por libre y vas a ciegas, pero hay que ser lo suficientemente fuerte para ser consecuente con los pensamientos que tienes. Al final, uno interpreta la realidad en la que vive, por eso cuando alguien dice: «no se puede cambiar nada», es mentira, tú si puedes cambiar cosas. Ya solo con tu cerebro, con tu pensamiento, puedes cambiar lo que estás viviendo. A la contra, si haces lo que hace todo el mundo, siempre encuentras apoyo y siempre tienes palmadita en la espalda.
«La verdad es que el caos es parte de nuestro día a día. Todo el rato está en el ambiente, supongo que caos es parte de la vida humana»
–«Porque pienso, sufro. Esa es la moneda que hay que pagar por ser inteligente». ¿Inteligencia a pesar del sufrimiento?
-En el instituto leímos San Manuel Bueno Mártir, de Unamuno y, en ese libro, esa era precisamente la cuestión. Hablaba de un tonto de un pueblo que era inmensamente feliz porque no pensaba, no se planteaba las cosas más allá y luego era el más inteligente de todos. Hay un debate de fondo porque, si no te planteas lo que estás haciendo y, simplemente lo haces, todo te parece bien porque es lo que has aprendido, es lo que hace todo el mundo y está socialmente aceptado. No tienes mayores quebraderos de cabeza, eres feliz, no vas más allá y, como mucho, sufrirás porque te faltan 100 euros para comprar el iPhone nuevo. Si te planteas lo mal que está el sistema montado, de dónde viene, por qué es así y ocho mil cosas más que puedes pensar, ya eres más consciente de que el mundo en el que vives es una basura y que hay que cambiarlo, aunque es muy difícil porque siempre que se intenta cambiar se cercenan los movimientos y eso, muchas veces, duele.
-Los protagonistas del libro aseguran que todo sistema tiene una grieta. ¿Por dónde buscar la grieta del sistema actual?
-Nos bombardean con los temas que quieren que estén en boga. Ahora mismo parece que no hay nada más que Cataluña, ni otro país que no sea Estados Unidos o, cuando les interesa, Venezuela, pero en el mundo hay muchas cosas que ignoramos totalmente. Al final, ponen el foco donde quieren que tengamos la vista centrada y, lo que deberíamos preguntarnos es porque lo ponen ahí y qué están haciendo por detrás que no estamos viendo. Hay que estar muy atento e informarse en diferentes sitios, en páginas que no sean los medios tradicionales. Hay que buscar la información y ser crítico.
«El 15M está en la novela en lo que es el contexto y la energía que desprendía aquel movimiento. Aquello fue muy fuerte, de repente todo el mundo salía a la calle y hablaba, había un montón de iniciativas»
–«Una educación que no se cuestiona no es una educación, es un adoctrinamiento». ¿Cuánto de lo que actualmente se vive es fruto de una mala educación?
-Los planes de estudio deberían incidir en crear un pensamiento crítico. A día de hoy es una tontería aprender cosas de memoria porque, si necesitas un dato, lo puedes buscar. Es mucho más importante aprender a sacar tu propia opinión de distintos discursos, hacer el ejercicio de resumir, concretar y elaborar pensamientos o argumentos. Sobre todo en la adolescencia, hay que perseguir ser muy crítico con la sociedad y por eso también es muy importante la asignatura de filosofía porque una sociedad que no tiene filosofía, ¿qué tiene? ¿Cómo se sustenta?.
-¿El 15M se acercó a ese movimiento que describes en la novela?
-El 15M está en la novela en lo que es el contexto y la energía que desprendía aquel movimiento. En aquella época yo estaba viviendo en Madrid muy cerca de Sol y todos los días, después de trabajar, bajaba a Sol y sentía esa energía. Me pareció alucinante porque hasta entonces siempre se decía que los jóvenes no hacían nada, que todo el mundo estaba dormido. Pero aquello fue muy fuerte, de repente todo el mundo salía a la calle y hablaba, había un montón de iniciativas. Todo lo que te pudieras imaginar existía, la ciudad estaba más viva que nunca y se respiraba una energía tremenda. Era una cosa contagiosa y, toda esa energía de cambio, creatividad y revolución está en la novela.
-¿Qué le faltó y que le sobró a ese movimiento?
-Era necesario que ese movimiento eclosionara y surgiese toda esa fuerza pero le faltó una canalización porque se diluyó. En el 15M había gente de todas las tendencias y lo único que les unía era estar cabreados o indignados por el sistema que teníamos en ese momento. Pero lo que hay ahora, tampoco responde al espíritu de lo que había en el 15M. Las cosas, cuando se institucionalizan, cambian y se convierten en lo que no querían ser. También es cierto que la única forma de luchar contra el sistema es metiéndote en él, si no tienes un partido político no puedes pretender cambiar las cosas. El problema es que en ese proceso puedes caer en los errores de los partidos de siempre. En cualquier caso ha sido positivo que pasase.
«KAOS nunca murió. KAOS es todo. KAOS es arte. KAOS es lucha. KAOS no existe. KAOS está en ti. KAOS es una frecuencia. KAOS es un camino. KAOS es una elección, la tuya. KAOS no es un libro. KAOS es un arma»
-¿La libertad llega con los sueños?
-Si no se sueña se tiene una vida muy vacía. Si eres conformista y te gusta lo que te han enseñado que te tiene que gustar serás feliz pero, como ser humano, tienes que perseguir la realización personal y ésta tiene que ser algo más que la realización material. Debe ser que vivo soñando pero me parece muy gratificante ponerte metas y conseguirlas, además te hace crecer como persona. Te da satisfacción y eso ayuda a que el siguiente proyecto lo disfrutes más y te superes.
-¿El Amor y el Kaos van de la mano?
-El amor es un caos total. Al final, la novela es un alegato pacifista y un canto a la revolución desde el amor y no desde el odio. Vivimos en una sociedad que odia: como odio a este pueblo apoyo a este otro, pero no se hace al revés. Creo que si se construyese desde el amor otro gallo nos cantaría. Ponerse en la piel de la otra persona, respetarla y amarla, es la única manera de convivir en armonía y paz. Al final todos somos hijos y hermanos del planeta Tierra aunque muchas veces se nos olvida y resaltamos la diferencia que hay entre nosotros pero, en realidad, somos personas que nacen, sufren, que tienen las mismas inquietudes y los mismos problemas básicos.