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miércoles 12, marzo 2025

Sandra Suárez Berlanga, docente coeducadora: «El 8M no es ni una fiesta, ni un baile»

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Por las venas de la politóloga Sandra Suárez Berlanga corre sangre feminista de pura cepa. Lo reflejan sus libros, su manera de interpretar el mundo y también el interés de esta profesora de literatura en transmitir a las nuevas generaciones lo que significa el verbo coeducar.

Pasó del periodismo a la docencia y de aquí a la autoría literaria, sin dejar de ser profesora. Su encuentro con la coeducación le llevó a orientar su camino y no entiende la docencia sin los valores que esta transmite. Su última publicación, Algodón mágico, es un texto teatral que refleja a través de diferentes épocas varias de las formas de violencia ejercidas contra las mujeres. En él, saca a relucir tabús y situaciones que se vivieron en generaciones anteriores, pero que todavía se reproducen en la actualidad. Está orientado hacia un público adulto, no como su primer trabajo Teatro coeducativo para escolares, que ha demostrado ser una herramienta útil para trabajar el ámbito de la igualdad entre los más jóvenes.

Sandra Suárez Berlanga, docente en coeducación
Sandra Suárez Berlanga

-¿Algodón mágico y Teatro coeducativo para escolares llevan líneas diferentes?
-En realidad los dos son libros de teatro, lo que pasa que el de Teatro coeducativo para escolares está compuesto por cinco obras cortas, pensadas precisamente para que puedan ser trabajadas en clase. El otro es una obra larga, completa, para gente más mayor y sobre todo para mujeres. Habla de la vida de las mujeres de una misma familia, de tres generaciones en un pueblo minero de Asturias, y cómo se van enfrentando a diferentes tipos de violencia a lo largo de sus vidas. Se tocan temas delicados, como la violencia médica, la violencia sexual y también la ejercida por cuestión de orientación sexual.

-¿Cuál es tu objetivo principal al sacar esta obra dirigida a un público adulto?
-Esta obra tiene una historia un poco particular porque está basada en hechos reales. En ella hablo del caso de una mujer que conozco, que vivió una situación bastante traumática cuando en el año 87 –ya aprobada la Ley del aborto, que entró en vigor en el 85– fue a la consulta del ginecólogo y este detectó que el feto tenía una malformación y que no iba a sobrevivir. Como era del Opus Dei y no iba a permitir que esa mujer ejerciese su derecho al aborto, decidió callarse esa información. La mujer, sin saber nada, dio a luz y a las pocas horas ese bebé murió en sus brazos. Esta historia merece la pena ser contada, sobre todo porque, por desgracia, muchas mujeres se van a identificar, a lo mejor no con esta, pero sí con otras microviolencias que van saliendo a la luz.

«La coeducación es una herramienta básica y fundamental para conseguir que el alumnado se informe, lea, estudie historia y entienda cuál ha sido el camino recorrido por las mujeres»

-¿La coeducación ayuda a que dirijamos nuestra mirada hacia esas microviolencias?
-La coeducación es un curso que sirve para informar al alumnado, de manera argumentada y de la forma más objetiva posible, sobre cuál es la situación de las mujeres. Los más pequeños, sobre todo, no entienden por qué se celebra el día de la mujer y no hay un día del hombre, y la coeducación es perfecta para explicar este tipo de cosas. Para contar, por ejemplo, que el 8M no es ni una fiesta ni un baile, es un día de reivindicación de la lucha por los derechos de las mujeres, derechos que en España quizás estén conseguidos en el papel, pero hay millones de mujeres en el mundo que no los han conseguido. En otros países, como es el caso de Estados Unidos, las mujeres tienen que ver cómo constantemente se revierten derechos fundamentales como el derecho al aborto, por ejemplo, que ya ha sido eliminado en diferentes estados. Y en países como Afganistán, a las niñas a partir de los 10-12 años se les prohíbe ir a la escuela.
La coeducación es una herramienta básica y fundamental para conseguir transmitir este tipo de información y que el alumnado se informe, lea, estudie historia y entienda cuál ha sido el camino recorrido por las mujeres y esa lucha por la constitución de los derechos, al igual que los hombres hicieron en su día. Para eso sirven este tipo de días, para reivindicar esa lucha y hacernos ver que seguimos aquí, que ante aquellos que quieren otra vez devolvernos al hogar, estamos aquí para no dejarnos amedrentar y seguir luchando porque haya igualdad.

-En tu Instagram reconoces el trabajo de mujeres como Clara Campoamor o María Telo, que han hecho tanto por nuestros derechos y que, ahora, en muchos casos, las generaciones jóvenes desconocen.
-A Clara Campoamor se la conoce por ser el artífice de la construcción del voto de las mujeres en España, pero si preguntas a los alumnos por el nombre de María Telo, seguramente te mirarán con cara extrañada. No saben que gracias a esta mujer se eliminaron del Código Civil todos esos artículos que convertían a cada mujer casada en España en una menor de edad. Es decir, durante el franquismo la mujer casada dependía de la decisión que tomase su marido para poder trabajar fuera de casa, para pedir una cuenta bancaria o para sacarse el carnet de conducir. María Telo y otras abogadas consiguieron eliminar esos artículos del Código Civil, la llamada licencia marital, y con ello las mujeres que decidían casarse pudieron tomar libremente decisiones, al igual que las tomaban sus maridos.

«María Telo y otras abogadas consiguieron eliminar del Código Civil la llamada licencia marital, y con ello las mujeres que decidían casarse pudieron tomar libremente decisiones, al igual que las tomaban sus maridos»

-¿De qué forma sigue estando presente la invisibilización de las mujeres?
-Pues, por ejemplo, una forma de invisibilizar es que este año, en el temario de la PAU de la Academia de Asturias, en la parte de literatura se estudian a veintisiete autores y autoras, y solamente tres son mujeres, frente a veinticuatro hombres. No hay ninguna dramaturga, ninguna poeta, solo han incluido a María Zambrano en el ensayo, a Emilia Pavlova en la narrativa y a Carmen Laforet. Es verdad que algunas cosas han cambiado, pero tienen que cambiar más.

-En tu trabajo con jóvenes ¿cuáles crees que son los retos que hay que afrontar?
-Tal vez lo más prioritario es reestructurar la información en su cabeza, porque sus argumentos vienen solamente de los prejuicios que traen de fuera de la escuela, que traen de la familia, de los grupos de amigos, y sobre todo de las redes sociales y los medios de comunicación. Hoy en día los bulos están a la orden del día, y sobre todo los bulos relacionados con la mujer, con el feminismo, con la violencia de género; aducen que si hay denuncias falsas, que si la violencia no tiene género… Y ¿cómo nos va a sorprender que lo digan las niñas y los niños si los propios adultos lo dicen?

«Hoy en día los bulos están a la orden del día, y sobre todo los bulos relacionados con la mujer, con el feminismo, con la violencia de género»

-¿Cómo se puede combatir toda esta desinformación?
-Con datos. Por ejemplo, siempre que alguien saca el tema de las denuncias falsas yo lo llevo a la página web del Ministerio Fiscal donde están recogidas todas las denuncias por violencia de género y todas las que han resultado ser falsas. Ahí están ahí los números, y se puede ver que solo el 0,001% de todas las juzgadas han sido calificadas como falsas. Y seguramente en cualquier otro tipo de delito, como las estafas de seguros, hay muchas más. Hay que pedirles que lean, que acudan a fuentes solventes, que no se dejen llevar por un eslogan que repiten como papagayos. Sin información no somos nada.

-¿Cómo reaccionan los alumnos ante una argumentación con datos? ¿Son capaces de cambiar sus planteamientos?
-La mayoría tengo que decir que sí, que escucha y se plantea cosas, y después de hablar contigo reflexiona en casa. Hay una minoría que no, y justo esa es la que más llama la atención. He tenido quejas de algún padre, de alguna familia, que no quiere que sus hijos participen en actividades relacionadas con la igualdad o con el 8M, y yo siempre les contesto que la Ley de Educación que se aprobó a finales del 2020 establece claramente en el preámbulo que el segundo eje o pilar fundamental de la ley es la coeducación. Por tanto, el profesorado está obligado a trabajar este tipo de contenidos en todas las materias alguna vez a lo largo del curso. La propia Consejería de Educación de Asturias, en el año 2023, aprobó un decreto exclusivamente para implementar la coeducación en Asturias. Por más que se quejen, las familias no eligen ni el temario ni los contenidos. La dualidad, la diversidad de género, el machismo, están en la ley y por lo tanto hay que hablar de ello, hay que hablar de la invisibilización que han sufrido las mujeres a lo largo de la historia en las diferentes áreas; todo esto está en la ley y, sin embargo, la ley de educación es una de las más incumplidas que existe. Porque, si todo esto realmente se llevase a cabo, estaríamos construyendo una sociedad que avanzaría más rápido.
Tristemente, los profesores y profesoras que nos preocupamos por la coeducación, aunque cada vez somos más, no somos la inmensa mayoría.

«La Ley de Educación del 2020 establece claramente que el segundo eje o pilar fundamental de la ley es la coeducación. Por tanto, el profesorado está obligado a trabajar este tipo de contenidos en todas las materias»

Educar en igualdad

-¿Hace falta más formación en igualdad en el profesorado?
-Claro, porque aquí hay una paradoja, han blindado la coeducación en las leyes de educación, pero al profesorado, cuando saca una plaza de cualquier materia, no se le exige que tenga una formación en coeducación. Tiene que formarse a posteriori y de una forma voluntaria porque tampoco es obligatorio. La Consejería está trabajando muy bien y el Instituto de la Mujer también, pero hay que dar más pasos adelante.

-Promulgas y practicas el teatro como herramienta para la coeducación. ¿Por qué resulta tan interesante?
-Fundamentalmente porque en los diez años que llevo de profesora de Lengua, los textos que mejor funcionan en el aula son los textos teatrales. Son los que más les motivan, los que más les divierten y los que más implican. A partir de ahí, decidí utilizarlos a mi favor para transmitir una serie de ideas sobre las que luego se puede hablar, debatir y reflexionar.
Hay que educar de una forma en el que intentes atraer al mayor número de alumnado, y una de esas formas es la lectura de historias que a ellos les importan y sobre todo con un lenguaje que les llegue. Por eso escribí el libro Teatro coeducativo para escolares, porque hay obras muy buenas, pero son para adultos, y ellos necesitan un filtro diferente, escuchar historias con personajes que son como ellos y que utilizan el lenguaje como ellos.

«Los textos que mejor funcionan en el aula son los textos teatrales. Son los que más les motivan, los que más les divierten y los que más implican»

Alumnos en una actividad grupal en el aula

-¿Lo habéis llevado a escena?
-Sí, de las cinco obras de teatro educativo, cuatro ya han sido representadas. La última que representamos fue el año pasado en el Instituto Carreño Miranda con motivo del 8M, se llamaba ¿Para cuándo el Día del Hombre? Hemos estado con ellas en distintos centros y funcionan; han venido padres a felicitarnos. De hecho, una de las obras la situé en Cabrales, con personajes de ese territorio, y eso lo valoraron especialmente. Igual que hay familias que se quejan, hay otras que te felicitan y apoyan este tipo de actividades.

-¿Los textos inciden en las claves que atentan contra la coeducación, como, por ejemplo, los estereotipos de género?
-Se tratan muchos temas relacionados con la educación, por ejemplo, el uso de lenguaje no sexista, la corresponsabilidad, los estereotipos de género, es decir, los roles que nos han transmitido a hombres y mujeres y que nos limitan a ambos. Temas como la homofobia, el techo de cristal o la brecha salarial también están incluidos en algunas de estas obras.

«El problema es pensar que el feminismo es sinónimo de mujer, y no todas las mujeres son feministas, porque las mujeres hemos sido educadas en una sociedad patriarcal y con una educación sexista»

-El discurso feminista pone de relieve la discriminación histórica que lleva sufriendo la mujer y que seguirá hasta que no consigamos erradicarla. Desgraciadamente, en esa discriminación también tienen mucho que ver muchas mujeres.
-El problema es pensar que el feminismo es sinónimo de mujer, y no todas las mujeres son feministas, porque las mujeres hemos sido educadas en una sociedad patriarcal y con una educación sexista. Hay mujeres que deciden que ese papel de sumisión que les ha otorgado el mercado es el bueno y el correcto y de ahí no las sacan. Conozco gente de mi edad que no se plantean en ningún momento que exista una discriminación de la mujer como sujeto político. Entonces, claro, hay que luchar también contra eso. Hay que ir sumando cada vez más a más mujeres, pero para eso también hay que formarse, hay que explicarlo y que la gente quiera leer y enterarse de lo que es el feminismo, que tienes unos objetivos y 300 años de historia.

-¿Cuántos micromachismos se viven al día y no se identifican como tales?
-Claro, pero ¿cuántos años llevamos viviendo cosas como lo de Rubiales?, por poner un ejemplo de actualidad. Llevamos viviendo toda la vida pensando que si un chico le toca el culo a una chica y se ríe y dice ¡Ah, es una broma!, pues no pasa absolutamente nada. El que invadan tu espacio sin tu permiso, que te puedan dar un beso, siempre se ha tomado como una broma. Están ejerciendo unos privilegios como hombres que piensan que pueden acceder al cuerpo de una mujer porque sí, sin más. Y cuando les afeas la conducta te dicen que no te pongas histérica, que no seas una loca; lo utilizan contra ti cuando en realidad se están tomando unas libertades que no deberían.

«Al que te ha violado no le preguntan por cómo va vestido, en lugar de poner el foco en la persona que ejerce violencia, se pone el foco en la persona que la recibe»

Manifestación 8M 2025 en Asturias
Foto: Jeru Rueda

-Y asistimos a procesos judiciales y a juicios mediáticos en los que la víctima parece la culpable.
-Claro, y las frases son ¿Por qué estabas ahí? ¿Por qué te has vestido así? ¿Por qué ibas sola a esas horas? Y, sin embargo, al que te ha violado no le preguntan por cómo va vestido; es el mundo al revés. En lugar de poner el foco en la persona que ejerce violencia, se pone el foco en la persona que la recibe, es un mecanismo que el patriarcado se ha guardado muy bien de conseguir.

-Para finalizar, ¿tienes algún proyecto literario en mente aparte seguir con tu trabajo?
-Tengo una novela que habla sobre acoso sexual dentro de la universidad, la he terminado hace casi un año. Habla de cómo un grupo de mujeres forma una especie de comando feminista para luchar contra la violencia de género dentro de la universidad, pero luego empieza a tener muchas más ramificaciones. La quiero publicar, pero es difícil que a una escritora poco conocida le publiquen una novela de quinientas páginas, pero seguiré intentándolo. Y continuaré escribiendo teatro porque me encanta y lo disfruto.

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