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jueves 10, octubre 2024

El placer de compartir mesa

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En este mundo tan complicado en el que nos hallamos inmersos, conseguir reunir a la familia para celebrar juntos estas fiestas es una tarea cada vez más difícil. Y quien dice familia dice también amigos, vecinos o compañeros. Porque si algo tienen estas celebraciones de especial es la necesidad de compartir allá donde estemos.

Preparar platos con esmero, cariño y disponerlos en torno a una mesa para ser disfrutados en compañía, es un acto que tiene mucha más profundidad de la que nos imaginamos. En todas las culturas las principales fiestas y ceremonias siempre van acompañadas del compartir alimentos. No se trata solo de nutrir al cuerpo, es un acto de integración, de dar y recibir. En torno a los fogones nuestras abuelas cocinaron con paciencia las tradiciones, nuestras madres despliegan sus afectos y nos llenan de ternura, los amigos organizan encuentros, los empresarios cierran negocios y las parejas ‘sellan’ su amor. Parece que cuando nos reunimos alrededor de una mesa se establecen vínculos, como si fuera el medio apropiado para entablar relaciones a través de experiencias compartidas, afectos, lazos de confianza, alegría, ingredientes que pueden convertir a ese sencillo hecho en algo inolvidable.
La comida pone en actividad nuestros sentidos. Percibimos la vida por medio del olor de los alimentos, el color, la textura, el sabor o incluso el sonido que experimentamos al cortarlos o triturarlos. Hay alimentos que nos conectan con nuestra infancia, con los recuerdos. Ese olor a bizcocho que inundaba la casa de la abuela, el punto cremoso que da nuestra madre a las croquetas o el recuerdo de ese restaurante al que fuimos a cenar con amigos y disfrutamos la velada. Los alimentos nos pueden recordar el calor del hogar, una buena compañía o el cariño y la paciencia con la que fueron elaborados esos platos.

Vivimos en una generosa tierra que ofrece variados productos que después de pasar por unas sabias manos forman una sintonía de sabores

En Asturias se disfruta mucho con la comida casera, servida en mesa familiar con amigos, invitados. Forma parte de la idiosincrasia de esta tierra. Para ser fiel a estas raíces a finales de los noventa un grupo de mujeres crea el Club de Guisanderas de Asturias para salvaguardar la cocina tradicional y recuperar antiguas recetas. Todas ellas, además de ser propietarias o copropietarias de un restaurante o casa de comidas, aman la cocina -son segunda o tercera generación de cocineras-, así como los productos asturianos. Con este maridaje, este colectivo de guardianas de tradiciones inician su andadura y sobre todo empiezan a dar visibilidad a la figura de la guisandera que siempre permaneció oculta en la cocina y detrás de una figura masculina que era quien regentaba el negocio.
Antiguamente las guisanderas eran mucho más que cocineras, conocían los secretos de cada alimento, los productos y las hierbas que sanaban y sentaban mejor, dependiendo de las necesidades de cada comensal. Eran muchos los conocimientos que tenían, por eso se preocupaban de transmitírselos a la siguiente generación para salvaguardar la tradición, convencidas de que «el secreto de la cocina del futuro está en las recetas del pasado».
Hoy la palabra guisandera sigue siendo una palabra bella que ha conseguido pervivir en el tiempo y mantiene intacto su significado. Dicen los investigadores que un pueblo es como come o come como es. Nadie duda que la gastronomía forma parte, del patrimonio de Asturias y hay que reconocer que en este sentido hemos tenido mucha suerte con nuestras guisanderas, que tienen muy claro que cuando elaboran un plato no solo alimentan estómagos sino también la memoria, para que las tradiciones no se pierdan.
Vivimos en una generosa tierra que ofrece variados y hermosos frutos que después de pasar por las sabias manos de guisanderas y cocineros se sirven sobre el mantel y forman una sintonía de sabores para disfrutar con los cinco sentidos.
Estos conciertos para el paladar también se trasladan a nuestros hogares. Se aproxima la Navidad y lo culinario forma parte esencial de los distintos encuentros donde además de tradiciones se suman sentimientos, cariño, ganas de compartir… por eso es importante, fuera de prisas, dedicar el tiempo a lo que de verdad nos llena en compañía de los demás.

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