La conocida y valorada mancha quesera de Asturias tiene en el queso Los Beyos un gran embajador. Este queso de elaboración artesanal ha conseguido recientemente la Indicación Geográfica Protegida (IGP).
Como el Cabrales o el Gamonedo, el queso Los Beyos es el testimonio vivo de una antiquísima tradición artesanal: la de los pastores que han sabido extraer los auténticos sabores de la montaña occidental de Picos de Europa. Y lo hacen de lugares tan abruptos como el Desfiladero o Garganta de Los Beyos, que acompaña en su curso al río Sella y recibe el nombre a su vez de un pueblo, el Beyu, hoy día abandonado. Hasta la mejora reciente de las carreteras ésta era una zona apartada, limítrofe entre los concejos asturianos de Amieva, Ponga y el municipio leonés de Oseja de Sajambre. Los tres concejos son productores de este queso y compartirán la Indicación Geográfica Protegida una vez que esta distinción, que depende de la Comunidad Europea, se ponga en funcionamiento.
Los Beyos es un queso compacto, de corteza delgada y rugosa, pasta semidura o dura, sin ojos, desmenuzable al corte y textura firme. Antaño, se elaboraba con leche cruda, e incluso con mezcla de diferentes leches; actualmente se utiliza leche pasteurizada de vaca, cabra u oveja, pero nunca mezclada entre sí. Este manjar lácteo se elabora en los hogares para autoconsumo, y se comercializa en las queserías de los concejos de la zona. “Probablemente el de Los Beyos es uno de los quesos que más ha evolucionado -explica Marino González, productor de este queso y Presidente de la Asociación Promotora del queso Los Beyos-. Nosotros heredamos estos productos y una labor importante es conservarlos, pero esto no implica que no haya cambios en una justa medida, siempre buscando que se parezcan lo más posible al queso original. El queso de ahora es de una mayor calidad, y la labor de la IGP Los Beyos es que se conozca este producto y su historia”.
El queso Los Beyos está considerado como una joya gastronómica que merece la pena proteger, tanto por su historia, la calidad del producto o por su aportación a los territorios de montaña en los que se elabora.
El queso se comercializa en toda Asturias, y se exporta fuera en pequeñas cantidades en su presentación habitual, mediante pequeñas piezas cilíndricas (de 10 cm. de diámetro y menos de 9 cm. de altura) y un peso entre 250 y 500 gr. A pesar de la apertura de nuevas queserías, en Asturias se producen sólo entre sesenta y setenta mil unidades, lo que hace que sea un queso todavía más valorado. “La elaboración en las queserías, -asegura Marino González- sigue siendo muy artesanal, sólo que ahora por ejemplo en vez de hacerlo en la pota de casa, se hace en la cuba de acero inoxidable, y se usa un termómetro para medir la temperatura; pero el moldeo sigue siendo con la garcilla, en un proceso manual muy laborioso”.
Así, pues el queso Los Beyos está considerado como una joya gastronómica que merece la pena proteger, tanto por su historia, la calidad del producto o por su aportación a los territorios de montaña en los que se elabora, en cuanto a promoción y desarrollo. “Los consumidores tienen que pensar en lo que están comprando cuando adquieren este tipo de productos, ya que con ello están favoreciendo a las familias que viven en territorios de montaña, contribuyendo al desarrollo sostenible de zonas rurales que, por desgracia, son las que sufren mayormente el problema de la despoblación”, concluye Marino González.