Mirta es natural de Nájera, La Rioja, pero un buen día decidió crear su hogar y su taller de trabajo en Otero, Candamo. De eso hace ya doce años. Se ha especializado en la decoración de muebles y objetos de madera; para ello utiliza técnicas de pintura, teñido y pirograbado, imprimiendo a sus obras un toque particular. Estudió diseño gráfico en la escuela de Bellas Artes de Barcelona y su necesidad de aprender le ha llevado a interesarse por el diseño de moda y por ordenador, entre otros. Ahora confiesa que está haciendo sus pinitos en cuero. “No es que quiera dedicarme a eso, pero me da muchas ideas. Cuanto más se mueve uno, más aprende y mejores resultados obtiene”.
-¿Qué tiene la madera que no tienen otros materiales?
-Es muy entrañable. Cuando entras en un lugar donde está todo decorado con madera, sientes una especie de paz emocional. Durante los años que estuve estudiando en Madrid me dediqué especialmente a la pintura, pero la madera siempre me gustó mucho. Era un material noble que me gustaba acariciar y vi que se podía compaginar con otros métodos y llegar a la artesanía. Yo utilizo fundamentalmente el pino y el castaño, aunque también haya, roble, maderas tropicales, etc.
Se ha especializado en la decoración de muebles y objetos de madera; para ello utiliza técnicas de pintura, teñido y pirograbado, imprimiendo a sus obras un toque particular.
-Sobre todo tener una gran información de todo lo que te rodea, pienso que conocer la historia del arte influye mucho. Es muy diferente una persona que está encerrada en sí misma que otra que tiene un conocimiento universal, que se mueve y conoce otras culturas, otras formas de vida, que estudia las civilizaciones, los procesos artísticos…
¿De dónde obtiene las ideas para decorar los muebles y otros objetos?
-De la mente, y sobre todo de la naturaleza. Por ejemplo, dibujo muchos árboles, y aquí tengo mucho material para hacerlos. Candamo es una preciosidad, una de las zonas más bonitas de Asturias, muy agreste, salvaje y solitaria.
-¿Qué espera de su trabajo?–
-Fundamentalmente vivir y poder dedicarme continuamente a ello con tranquilidad. Este es un trabajo muy satisfactorio y agradecido, y eso que los artesanos estamos padeciendo bastante esta época de crisis, porque nuestro producto es un poquito más caro de lo que se puede vender en bazares. Crear las obras lleva muchas horas y claro, eso aumenta el precio. No obstante es mucha la gente que aprecia nuestro trabajo.