Confiesa ser un enamorado de la naturaleza, y ésa es una de las razones por las que hace ya unos años que Alejandro Badía trasladó su residencia a Asturias y se convirtió en fotógrafo profesional. Mezclando trabajo y placer, el año pasado publicó ‘Visiones Naturales del Occidente de Asturias’, una selección de imágenes resultado de sus excursiones y su fascinación por esta zona.
¿Cuándo surge tu vocación por la fotografía?
-Desde siempre me ha gustado. Estando en Madrid estudiaba fotografía, hacía mis talleres, excursiones fotográficas… digamos que era un aficionado avanzado. Y cuando mi mujer y yo tomamos la decisión de venir a Asturias, fue también cuando decidí profesionalizarme, especializándome en cierto modo en fotografías de paisajes. Durante cinco años tuve una tienda en Luarca donde vendía mis fotografías en modo de láminas para decorar, y actualmente sigo trabajando sobre todo para empresas en fotografía para turismo y diseño gráfico.
-Hace ocho años decidiste cambiar Madrid por Asturias. ¿Qué te sedujo de esta región?
-Fue una decisión de mi mujer y mía; ella es de Cartagena y yo de Madrid, y no teníamos aquí familia ni conocidos. Pero sí nos encantaba el norte y queríamos vivir más cerca de la naturaleza. Así que fue una aventura personal. Para nosotros esto es calidad de vida, salir de casa y tener el campo a menos de cinco minutos, y además tenemos dos niñas, que ya son asturianas, y nos apetecía que pudieran disfrutar de este entorno.
-¿Ha sido difícil hacer de tu afición un modo de vida?
-Es difícil por varios factores. El más obvio es esta época de crisis que afecta a todos, y que hace más difícil emprender cualquier tipo de negocio. Otro es que el sector de la fotografía se ha popularizado mucho, y hay muchos fotógrafos aficionados que sin quererlo compiten con los profesionales, lo que hace difícil a veces ganar un sueldo digno. Esto dificulta, pero tampoco quiere decir que sea imposible vivir de esto; al final lo único que hay que hacer es tener más ingenio y moverse más.
-Hace unos meses presentaste el libro de fotografías «Visiones naturales del Occidente de Asturias». ¿Qué has querido plasmar con este trabajo?
-Cuando tenía la tienda abierta había un contacto directo con los clientes y veía que mis fotografías gustaban; cuando la cerré, hace unos dos años, empecé a pensar cómo podía hacer que mis fotografías saliesen de nuevo a la calle. Empecé a diseñar el libro con calma, dándole un sentido, combinando paisajes de costa e interior… cuando consideré que estaba acabado conseguí un patrocinador, que compró una cantidad de libros que me permitió costear los gastos de imprenta, lo que hizo que esta aventura se convirtiera en realidad en julio pasado.
«Los paisajes de Asturias son impresionantes, pero yo además he tratado de plasmar las sensaciones de belleza y de plenitud que transmiten. No se trata sólo de conseguir una imagen bonita, sino de que transmita emociones»
-Además de las imágenes, también hay textos que surgen de distintas colaboraciones.
-Consideré que el libro necesitaba algo que aportase aún más fuerza a las imágenes. Conté con el apoyo de Xurde Portilla, Pedro Gilthoniel, Bernardo Alija, Esther Rubio y Félix Gordillo, que escribieron varios textos, y gracias a eso el libro ha salido redondo. Además el formato es muy manejable, lo que ha permitido que los costes no sean muy altos y que el precio sea asequible. Esto ha contribuido también a que más gente se anime a comprarlo.
-¿Una imagen es más que una información visual de lo que sucede a nuestro alrededor?
-Por supuesto. En este caso los paisajes de Asturias son impresionantes, pero yo además he tratado de plasmar las sensaciones de belleza y de plenitud que transmiten. No se trata sólo de conseguir una imagen bonita, porque eso ya viene por descontado, sino de que transmita emociones. Y ahí es donde entra en cierto sentido el arte, el filtro que cada fotógrafo aporta.
-Después de este libro, ¿algún otro proyecto en ciernes?
-Estoy trabajando en algo que muestre el factor humano en el entorno rural, que está cambiando muy rápidamente. Mucha gente abandona los pueblos, y esto se va a notar pronto, así que estoy organizando visitas a pueblos para conocer a las personas. Como proyecto creo que tendrá alma.