Distancia: 16 km
La ruta:
El Camino transcurre paralelo al río, sin grandes desniveles. Se agradece el descanso para las piernas después de la intensidad de la ruta anterior. La exuberancia natural del entorno va dejando paso a otro tipo de paisaje, marcado por la mina y el desarrollo industrial, pero sin perder el verde característico que domina allá donde se mire.
Después de pasar Vil.layana, comienza el tramo mierense en Senriella para llegar a Ujo. Aquí confluyen caminos históricos como la Vía Romana de La Carisa, el Camino del Salvador y las rutas jacobeas que atraviesan el concejo de Aller procedentes de los puertos de Piedrafita, San Isidro y Vegarada. Tras atravesar esta población tomamos una senda peatonal a orillas del río Caudal que lleva hasta Santullano, El Pedrosu y atraviesa el Polígono Industrial Gonzalín, antesala del núcleo urbano de Mieres.
Lo normal es descansar y hacer noche aquí, reponiendo fuerzas para afrontar mañana la subida al Alto del Padrún, por donde se abandona el concejo para entrar ya en tierras ovetenses.
Para no perderse:
Estamos en pleno corazón de la cuenca minera, donde se han vivido grandes hitos de la historia obrera, como la revolución del 34 o la reconversión de los años ochenta. Por todo el concejo de Mieres vamos encontrando diferentes muestras de patrimonio industrial: casas de ingenieros, barrios obreros y antiguas factorías conviviendo con instalaciones mineras y modernos polígonos industriales. En Ujo destaca el edificio de Oficinas de la Sociedad Hullera Española o Chalé de los Geólogos, de influencias modernistas. También los Cuarteles de los Corredores, construidos para los mineros de la SHE, o la modernista Casa de Máquinas Eléctricas. Y por supuesto la iglesia de Santolaya, de factura románica y posible origen prerrománico.
La senda peatonal que recorre los últimos kilómetros a orillas del río Caudal es muy popular gracias a la escasa dificultad de su trazado; es bastante habitual que los peregrinos compartan algún tramo con los vecinos que lo usan para pasear. El final de etapa es la capital del concejo, Mieres del Camín, nombre que deja claro su íntima relación con la ruta jacobea. Aquí, además del albergue de La Peña, el peregrino encuentra todo tipo de servicios, y especialmente una amplísima variedad hostelera: imprescindible tomar una sidra en la plaza de Requexu, junto a la característica Iglesia de San Xuan. También dar un paseo por el centro: el parque de Jovellanos, la plaza del Ayuntamiento o el edificio del Mercado son lugares emblemáticos de una localidad que conserva el encanto de una villa industrial.
Fuera de ruta, no queda lejos el poblado minero de Bustiello, levantado entre 1890 y 1925 por la Sociedad Hullera Española. Se trata de un ejemplo perfecto de paternalismo industrial, según el cual la empresa tutelaba la vida de los obreros más allá de lo laboral, incluyendo vivienda, educación, sanidad, ocio… Así, en Bustiello puede verse la iglesia, el casino, la escuela de niños y de niñas, el sanatorio y las viviendas, tanto de obreros como de ingenieros. En uno de estos chalets (la casa de don Isidro) se ha habilitado un Centro de Interpretación desde donde parten visitas guiadas, una interesantísima actividad que permite profundizar en una parte fundamental de la historia de Asturias.
Del otro lado del río, el valle de Cuna y Cenera ofrece preciosas vistas en un entorno tradicionalmente rural. Aquí se festeja cada 27 de septiembre la Romería de los Santos Mártires de Valdecuna, una celebración de asturianía que inspiró la canción La Romería, del mierense Víctor Manuel.