Sección Bolera Asturiana de Chile. Transmitir la pasión a las nuevas generaciones

Con más de cien años de existencia, la asociación Sección Bolera Asturiana de Chile sigue manteniendo viva la práctica de este deporte tradicional en aquel país. La pasión por los bolos se ha ido transmitiendo generación tras generación demostrando que este juego es más que un juego, es una forma de sentir Asturias y llevarla en el corazón. En la actualidad, esta agrupación puede presumir de ser la única del mundo que lleva a cabo un proyecto deportivo y sociocultural de esta envergadura, sólo con la aportación de sus socios y aficionados.

Todo empezó en 1923 en Santiago de Chile, en el patio de dos viviendas familiares propiedad de uno de los socios fundadores; allí empezaron a jugarse, en determinadas fechas del año, las primeras partidas y tuvieron lugar los primeros encuentros entre asturianos. Aquel grupo puso los cimientos de esta noble institución que ha servido para unir y entretener en torno al juego de bolos a toda una gran comunidad de migrantes españoles que se trasladaron al continente americano en busca de un futuro mejor tanto a nivel personal como familiar.

En 1923 se pusieron los cimientos de esta noble institución que ha servido para unir y entretener en torno al juego de bolos a toda una comunidad de migrantes españoles que se trasladaron al continente americano en busca de un futuro mejor.

En 1951 la agrupación deportiva da un paso de gigante, cuando firma su traslado al Estadio Español de Las Condes, donde se le asigna un sector que se denominaría Avenida de Asturias, lugar donde construyen cuatro boleras de dimensión reglamentaria, un hórreo y un chigre, para fomentar los encuentros sociales, el esparcimiento y las celebraciones.

“Como aficionados bolísticos chilenos nos interesa especialmente seguir proyectando los valores de nuestra tierra en este lado del mundo, a través de actividades de calidad que se realizan en nuestra Bolera Asturiana. Los que seguimos trabajando en mantener vivo este legado no tenemos más que seguir el ejemplo que nos dejaron increíbles personas que han dedicado su vida al Principado y a sus valores, a través de un emblema de nuestra cultura como son los bolos”, dice Francisco Javier Caso de Diego, presidente de la Sección Bolera Asturiana.

La huella que los sonidos de los bolos dejaron en la mente de aquellos primeros asturianos en la diáspora, se ha mantenido viva hasta hoy donde las nuevas generaciones han tomado el testigo implicándose -aún más si cabe- en la organización de ambiciosos eventos a nivel internacional. Un hecho que contrasta con la mala situación que atraviesa este deporte en el Principado. Asociaciones asturianas alertan de que la despoblación del medio rural, el desarraigo y la falta de espacios donde practicarlo en las ciudades, podría hacerlo desaparecer. ¿Dónde está el secreto? Para Caso, el secreto está en el trabajo y la implicación, “nosotros desde Chile, a más de diez mil kilómetros de distancia, somos ejemplo de que, si se quiere trabajar por los bolos, de verdad, se puede. Jamás dejaríamos morir una tradición traída aquí por nuestros antepasados. Las boleras son construcciones patrimoniales sencillas, de fácil mantenimiento que requieren de un mínimo esfuerzo por parte de la comunidad para mantenerlas limpias, vivas y con actividad. Se pueden vivir experiencias increíbles en torno a los bolos a través de concursos, campeonatos y eventos de carácter sociocultural, lo que sí hay que hacer es actualizarse, ir con los tiempos. Hemos combinado la esencia tradicional de nuestra Peña con otros elementos de entretenimiento y festivos, y con ello hemos conseguido atraer tanto a nuevos aficionados jóvenes como a personas mayores”.

“Los que trabajamos en mantener vivo este legado no tenemos más que seguir el ejemplo que nos dejaron personas que han dedicado su vida al Principado y a sus valores, a través de un emblema de nuestra cultura como son los bolos”

Francisco Javier Caso, presidente de la Sección Bolera Asturiana.

Cuando uno consulta en la web de esta Asociación para conocer su Directiva, se sorprende al comprobar que todos son rostros jóvenes. Hay relevo generacional. “No tendríamos una Directiva joven si no hubiéramos contado con el apoyo incondicional de los socios mayores que no solo nos aconsejan, sino que nos aportan una visión del mundo de los bolos que es única, nadie más nos la puede dar. Ellos vivieron los años dorados de este juego en su niñez vinculada a la vida de los pueblos asturianos que tenían su bolera habilitada tanto para la práctica de Cuatreada como de Bolo Palma, que son los que aquí practicamos. Tampoco estaríamos aquí sin el apoyo de las boleras americanas de Santa Fe, Buenos Aires, La Plata y los Centros Asturiano y Montañés de México; estamos en comunicación constante para organizar actividades juntos. Y, por último, también a todas esas familias asturianas con empresas en Chile que ayudan a patrocinar nuestras actividades”.

La Bolera Asturiana cuenta con 150 socios, una gran familia que sigue creciendo e incorporando a ‘nuevas promesas’. La Escuelina de Bolos nace precisamente con la idea de impulsar esta actividad entre los más pequeños. “Hay mucha participación no solo de niños, niñas y adolescentes si no también de padres y familiares que los acompañan y aprovechan el tiempo para relacionarse entre sí. Dos monitores de ambas especialidades les enseñan las posturas básicas, el cómputo de las puntuaciones y también las tareas de pinche armador para que estén preparados el día de mañana para organizar partidas y representarnos donde se requiera. Tenemos un grupo de 12 alumnos que creemos que se amplíe para el próximo año. Ellos son el futuro”, reflexiona Caso.

Coincidiendo con su centenario, la Bolera Asturiana, organizó el I Concurso Hispanoamericano de Bolos, un paso importante en la difusión de este deporte. Un evento que pone en comunicación boleras de América y España. “Fue muy importante para nosotros traer a Chile a nuestros amigos argentinos, mexicanos y españoles -en concreto asturianos y cántabros-. Nuestros cien años de vida sirvieron para mostrar de verdad que nuestros deportes tradicionales siguen vigentes como espectáculo puesto al servicio y entretenimiento de la gente. Fue una auténtica ‘Olimpiada de los bolos’ que duró veinte días. Un evento que repetiremos y al que nos gustaría que asistiera alguna representación del Gobierno de Asturias, que a diferencia del Gobierno Cántabro no nos acompañó en esa primera edición. Para nosotros supondría un reconocimiento a nuestra labor”, dice el presidente de la entidad.

“Hemos combinado la esencia tradicional de nuestra Peña con otros elementos de entretenimiento y festivos, y con ello hemos conseguido atraer tanto a nuevos aficionados jóvenes como a personas mayores”

Mientras unos aseguran que los bolos están en peligro de extinción, que en menos de una década se han perdido en Asturias la mitad de los jugadores y que su declaración como BIC no ha servido para revitalizar un deporte que se practica en el Principado desde 1495, la Sección Bolera Asturiana demuestra que el deporte de los bolos no es cosa de abuelos, ni está pasado de moda. Su pervivencia constata el valor de esta actividad que no se ciñe solo al ámbito del juego, sino que engloba otros conocimientos y actividades que lo enriquecen. Se trata de un ‘renovarse o morir’. “El discurso perdedor o derrotista creo que muchas veces es el causante de que nuestro deporte haya entrado en crisis porque sus argumentos se han instalado en la opinión pública y eso condiciona, por ejemplo, a que muchas personas ya ni se planteen trabajar en esto, invertir o asistir a eventos. A ello hay que sumar el déficit de interés e inversión realizado por la Dirección del Deporte Asturiano y los medios de comunicación para potenciar esta actividad”, explica Caso.

La Bolera Asturiana de Chile evidencia que las cosas se pueden hacer de otra manera: el pasado, las tradiciones, los valores, renacen en el presente para crear el futuro, y así continúan vivas.