El día que María Luisa de Miguel descubrió el coaching y el mentoring encontró algo fundamental para su vida y la de muchas otras personas. Han pasado más de veintidós años y el tiempo le ha dado madurez y experiencia en un campo que conquistó su mente y su corazón.
Para la abogada asturiana, pionera en España en programas de mentoring, su trabajo es de lo más gratificante. Tanto que ha creado en Avilés su propia Escuela en la que ayuda a personas y organizaciones a encontrar la mejor versión de sí mismas. “Ver cómo una persona florece no tiene precio. Además esa persona va a influir positivamente en su entorno. Si esto se multiplica y logramos que cale, iremos a un tipo de sociedades más humanas, más ecológicas”.
-¿Cómo conectó con el mundo del mentoring?
-Fue en el año 2002, a raíz del proyecto europeo que puso en marcha el Principado ‘La igualdad crea empleo’. Dentro de ese proyecto teníamos asignada una acción que era mentoring. Yo estaba en una asociación de mujeres empresarias y me puse a investigar sobre este tema y descubrí una practica de lo más potente para desarrollar el talento, para conseguir objetivos y desarrollarse profesionalmente. Y así empezó todo.
-¿Cuál es el origen del mentoring?
-El mentoring como práctica informal es el aprendizaje típico de los gremios de la Edad Media. Entonces había maestros expertos que introducían en el arte del oficio al aprendiz, al igual que ocurría con las comadronas. En los años 70 empezó a expandirse en EEUU al mundo de la empresa; el modelo americano inicialmente consistía en la transferencia de conocimientos de alguien con una posición más elevada que realizaba un patrocinio de sus protegidos. En Europa, sobre todo en Inglaterra, le dieron un vuelco con un mentoring más pedagógico que insiste en desarrollar el potencial de la persona. Yo por mi experiencia pensé que lo mejor era integrar los dos modelos y atender con la misma figura las tres dimensiones: la social, la emocional y la intelectual.
-¿Qué se requiere para ser un buen mentor?
-Un mentor tiene que tener cierta presencia, prestigio, valía profesional y una buena red de contactos. Si además a esa persona la formamos en una metodología que puede impulsar todavía más el desarrollo potencial de las personas, conseguimos mucho más.
-¿En qué medida está la empresa asturiana abriéndose a este campo?
-Algunas empresas desarrollan acciones de mentoring de manera interna. Utilizan el modelo tradicional de que alguien con más experiencia ayude a otro, y funciona, pero de esta forma se está perdiendo una potencialidad enorme por no incluir la metodología. Un proceso de mentoring acelera el aprendizaje, lo que una persona va a aprender en tres años lo reduce a uno. El problema que pueden ver las empresas en este tipo de metodología es que necesitas un tiempo para ver el beneficio, aunque luego este es exponencial. Es un proceso que requiere su tiempo y hay que considerarlo como una inversión.
“El día 12 de mayo tenemos un Mentoring Walk en La Coruña en el que caminarán juntas mujeres mentoras y mentees”
-¿Por qué recomendarías la figura del mentor al sector empresarial?
-Lo primero porque supone un cambio de paradigma en cuanto al modo de construir las relaciones y de trabajar con las personas. La persona que pasa por un proceso de mentoring, el mentee, se acaba convirtiendo en un mentor porque es una persona con capacidad de autoconocimiento, de autorregulación emocional, con grandes dosis de creatividad, autogestión y autonomía, que es lo que necesitan hoy día las empresas.
Y luego, a nivel de organización se genera una buena gestión de los intangibles. Las personas son más optimistas, más comprometidas, más creativas, se dispara la cooperación y crece la capacidad de establecer sinergias y son cosas difíciles de tocar pero fundamentales para que el talento brote y la productividad aumente.
-¿Cuáles son las carencias que se trabajan con mayor frecuencia?
-Cuando una empresa selecciona a una persona para ir al mentoring es porque ve en ella un potencial y en gran parte de los casos lo que se interpone es la falta de pensamiento estratégico. Se necesita tener una visión más global y no una visión estrecha de mi parcela y de mi día. Otra cosa que se trabaja frecuentemente es detectar posibilidades de desarrollo, de visibilidad en su entorno y la clarificación de objetivos porque si tienes cinco objetivos la energía se distribuye y no es efectiva, hay que centrarse en uno. También que se conozcan y se saquen mayor provecho a nivel emocional, de fortalezas y debilidades, y luego está la gestión de las relaciones: relativizar situaciones y ampliar perspectivas a la hora de analizar los problemas.
-A menudo se confunden la figura del coach con la del mentor. ¿Cómo podemos diferenciarlos?
-Las dos son metodologías de desarrollo basadas en la relación entre personas, basadas en la pregunta, la escucha y el feedback y cuyo pilar fundamental es la conversación. A partir de ahí, lo que hace un mentor que no hace un coach es transmitir conocimientos, aportar recursos, contactos, consejos, mostrar cómo actuar en contextos reales, etc.
En el coaching se requiere un cambio a nivel interno muy grande que es previo al cambio en comportamientos. Si la persona tiene que trabajar mucho a nivel de actitudes, de creencias limitantes y bloqueos emocionales igual es mejor empezar con un coach. Más adelante podría trabajar con un mentor que va a desarrollar y perfeccionar sus habilidades.
-Has escrito libros y guías sobre el mentoring, diriges la Escuela de Mentoring y tu blog AlquimiaCoach ha sido seleccionado como uno de los diez mejores blogs en coaching y desarrollo personal de España. ¿Qué otras iniciativas te gustaría resaltar?
-Pues por ejemplo, el programa ‘Emprendamos Asturias’ de formación y mentoring que desarrollamos en la Escuela y que está funcionando muy bien. En colaboración con la Red Araña y la Fundación Incyde estamos guiando y mentorizando a treinta personas en la mejora de su empleabilidad y emprendimiento. Otro gran proyecto ilusionante es el ‘Mentoring Walk’ que vamos a organizar en La Coruña el día 12 de mayo y que forma parte de otros que tendrán lugar en setenta países del mundo. Es una iniciativa de Vital Voices y está impulsada por Hillary Clinton que todos los años organiza estas caminatas de mentoring. En ella reunimos a mujeres mentoras, políticas, periodistas, directoras de prestigio, personas referentes en su campo que acompañan caminando durante dos horas, a una mujer mentee que quiera desarrollarse.