Hace dos décadas los polígonos industriales de Asturias eran considerados espacios sucios y contaminantes; a día de hoy se consideran una parte de vital importancia para la economía regional. En toda esta transformación la Federación de Polígonos Industriales de Asturias ha jugado una labor trascendental.
Marisa Negrete es la gerente de APIA y una de las personas que mejor conocen la realidad de las áreas empresariales del Principado.
-Se cumplen 20 años de APIA en Asturias durante los cuales la Federación ha emprendido numerosas acciones. ¿Qué hay que destacar?
-Que después de 20 años ha merecido la pena crear una federación que se preocupase y ocupase de un elemento tan importante como son los polígonos industriales y sus empresas y de los que nadie se preocupaba.
APIA es la federación pionera en España, la primera en constituirse y la que promovió la creación de CEPE (Coordinadora Española de Polígonos Empresariales) y de otras federaciones regionales, así como de numerosas asociaciones, comunidades de propietarios y entidades de conservación.
Esto es importante porque ha sido la única forma de representar y ser interlocutores del tejido empresarial ubicado en los polígonos que supone un porcentaje muy elevado de las empresas existentes y que, en estudios realizados en España hace unos años, representa el 53% del PIB nacional.
«Hace 20 años nadie se preocupaba de los polígonos y sus empresas»
-¿Qué tipo de acciones les han caracterizado?
-Los proyectos han sido numerosos y en varios campos, desde la organización de los empresarios y propietarios, hasta la relación con los promotores y la administración local, regional y nacional. Otro aspecto a destacar es la búsqueda de recursos para poder abordar las mejoras y los proyectos.
También hemos apostado por la creación y puesta en marcha de modelos de gestión total y de servicio concretos, así como la especialización en servicios: seguridad, medio ambiente, vigilancia, prevención de riesgos, comunicaciones, orden, localización, normativa interna, sistemas de información, eficiencia, etc. siempre desde el punto de vista de las infraestructuras y equipamientos comunes al servicio de las empresas y sus trabajadores.
-¿Qué balance hay que realizar de esta singladura?
-Hacer balance es siempre un ejercicio positivo y te ayuda a ver con la perspectiva del tiempo que las cosas han cambiado a mejor y que la evolución ha sido progresiva, pero también te recuerda que no todo está conseguido y que sigue habiendo temas de fondo importantes que siguen estando pendientes de una solución real y concreta.
Por tanto, todo balance tiene un sabor agridulce pero, es al mismo tiempo la conciencia de los éxitos y de lo que queda por hacer lo que mantiene la ilusión para seguir peleando porque los polígonos tengan calidad y por el bienestar de los que los utilizan.
-¿Cómo se ha ido transformando el panorama de los polígonos durante este periodo?
-Quizá lo más sencillo para poder evaluar la transformación de los polígonos es recordar la penosa situación en que se encontraban hace 20 años, sin una normativa en su regulación, sin asociaciones que velasen por el funcionamiento de los polígonos y con grandes carencias en infraestructuras y equipamientos básicos. Ninguno de los problemas está resuelto en su totalidad ya que no hay ningún polígono perfecto, pero ha cambiado mucho el escenario y a lo largo de los 20 años de andadura se han ido consiguiendo mejoras notables.