Cuando la vida útil de un vehículo se acaba, o cuando se decide cambiarlo por uno más eficiente, entran en juego los desguaces. En ellos llevan a cabo un completo trabajo de descontaminación, gestión de residuos y aprovechamiento de piezas y materiales; además, se ocupan de los trámites para dar de baja el vehículo.
Según la Asociación de Fabricantes de Automóviles Europeos (ACEA), las nuevas matriculaciones de automóviles en Europa cayeron un 10% en marzo de 2013. En España, en el primer trimestre del año, las ventas bajaron un 12,9% en vehículos particulares y un 17,7% en los industriales. Evidentemente, no son cifras buenas en un sector, el del automóvil, muy castigado por la crisis. Para paliarlas el gobierno puso en marcha el año pasado el Plan PIVE (Programa de Incentivos al Vehículo Eficiente), que en 2013 amplió la convocatoria con ciertas modificaciones.
Esto ha suavizado en parte la caída de las ventas. Los datos manejados por FACONAUTO (Federación de Asociaciones de Concesionarios de la Automoción) indican que el mercado de turismos muestra un incremento del 10,8% en abril, después de siete meses de caídas consecutivas. A principios de mayo el Plan PIVE 2 acumulaba en reservas más del 40% del total previsto, y en los cuatro primeros meses del año se han achatarrado 26.000 unidades más que durante el mismo periodo del año anterior, añaden desde la Asociación de importadores Aniacam.
¿Se nota esto en los desguaces asturianos? Gerardo Fernández, Vicepresidente de la Asociación española de desguace y reciclaje del automóvil (AEDRA), y presidente de la filial asturiana ADEPA, es bastante categórico en su valoración: «Sinceramente, no. Es posible que el Plan PIVE haya funcionado mejor en otras comunidades, pero en Asturias no se han cumplido las previsiones de ventas. La compra de un coche no se puede plantear simplemente con mil euros de ayuda, porque tienes que tener el dinero restante, y ahora mismo hay muchísimos problemas de financiación».
Los coches duran más.
Probablemente influido por la bajada del poder adquisitivo medio, el mercado de coches usados está experimentando un auge que permite intuir una cierta recuperación en este sector concreto. Muy poca gente se puede permitir cambiar de vehículo cada tres o cinco años, como ocurría antes. Según diversos estudios, las cifras de ventas en el mercado de segunda mano ronda los 500.000 vehículos en el primer trimestre del año. Lo que parece indudable es que los coches se hacen durar más, lo que favorece a los desguaces, que ven cómo aumenta el mercado de piezas usadas; pero por otro lado los perjudica, ya que se genera un problema de desabastecimiento. «Por poner un ejemplo: en nuestras instalaciones recogemos una media de cien vehículos al mes, cuando antes el número oscilaba entre doscientos y doscientos cincuenta. -valora Fernández. Se venden más piezas, es cierto, pero como la gente cuida más el mantenimiento del coche, no entran coches usados y no hay suministro».
Por esto los desguaces también se han reciclado buscando ampliar y optimizar sus campos de trabajo, y varias empresas asturianas han optado por actualizar sus instalaciones y equipos informáticos y lanzarse a la venta online. Las nuevas tecnologías han revolucionado el sector de los desguaces, y existen ya programas que permiten ordenar las piezas y hacer un seguimiento de todos los procesos en tiempo real: la entrada del vehículo, el certificado de destrucción, la salida a la fragmentadora… Esto facilita el trabajo diario y aumenta la competitividad, en un modelo de gestión que parece ser el futuro. «Los desguaces que no inviertan en tecnología dejarán de ser viables. Es cuestión de tiempo», sentencia el presidente de la ADEPA.
La administración, más cerca.
Uno de los grandes avances que ha experimentado el sector en los últimos años es la posibilidad de tramitar la baja telemática del vehículo, gracias al contacto directo con la DGT. El permiso administrativo debe estar visible en los talleres mediante una placa identificativa con el número de gestor autorizado. Esto no sólo ha agilizado los trámites sino que ha mejorado claramente la imagen pública del sector. También ayuda que se ha solucionado uno de los grandes problemas administrativos al que se enfrentaban los desguazadores. «Hasta hace poco no podías dar un vehículo de baja si se debía la «viñeta» (impuesto de circulación)», recuerda Gerardo Fernández. «Así que en la práctica la gente que tenía deudas pendientes simplemente dejaba el coche abandonado en la calle. Con lo cual el problema era doble: la deuda seguía existiendo y encima el coche quedaba sin gestionar como residuo peligroso que es, porque no llegaba nunca al desguace. Ahora nos permiten retirar el coche, aunque la deuda no se anule, y el resultado es que ya no se ve el número de coches abandonados que se veía hace unos años».
Uno de los grandes avances que ha experimentado el sector en los últimos años es la posibilidad de tramitar la baja telemática del vehículo, gracias al contacto directo con la DGT.
También es necesario cuidar el cumplimiento de una legislación medioambiental cada vez más estricta, y con constantes novedades. En su calidad de gestores de residuos peligrosos, en un desguace hay que descontaminar el coche, separando residuos sólidos y líquidos, como el aceite; además es necesario cuidar el tratamiento del suelo, evitando filtraciones, gestionar las aguas residuales… «El problema de España, frente a otros países europeos es que poco a poco te van obligando a retirar más componentes, pero aquí no hay empresas que recojan o reciclen lo que nosotros sacamos. En Italia, por ejemplo, hacen moquetas con el tejido de los asientos, o se funde el plástico de las defensas para hacer piezas nuevas… Aquí casi no hay empresas que lo hagan, y las pocas que hay nos aumentan el coste», se queja Fernández.
Aún así, recuperar todo lo posible es una cuestión tanto de responsabilidad medioambiental como de rentabilidad. «De un coche se puede reciclar el 100%, y en España estamos sobre un 95%», afirma el responsable de la asociación asturiana. Es una cuestión de ir avanzando en tecnologías y encontrar usos para los materiales. «Por ejemplo, con las ruedas se hacen los suelos de goma para los parques infantiles, campos de fútbol… También se están haciendo pruebas para su uso en carreteras, y como combustible en térmicas o cementeras, ya que tiene un poder calorífico muy grande y mucho menos contaminante de lo que se cree». De este modo, de ser un «cementerio» de coches, los desguaces se han convertido en un eslabón básico de la cadena de reciclaje y gestión de residuos, cada vez más valorado por los consumidores y la sociedad en general.
La voz del sector
AEDRA (Asociación Española del Desguace y el Reciclaje del Automóvil) nació en el año 1995 para agrupar a las industrias del sector del desguace de vehículos, representando y defendiendo intereses comunes. Además de ser el interlocutor ante las administraciones y la cara visible de un sector que gana en importancia, hoy funciona a modo de federación de las diferentes agrupaciones regionales. Aquí se engloba pues la filial asturiana ADEPA (Asociación de Desguaces del Principado de Asturias), que agrupa a 19 de los 23 desguaces existentes en la región, que generan cerca de 250 empleos directos.
AEDRA se enmarca también en una organización mayor, Sigrauto, que aglutina a fabricantes, importadores, desguaces y fragmentadores, cubriendo el círculo completo de vida del coche. «Cuando por ejemplo sale una normativa que obliga a extraer el gas del aire acondicionado del coche, nosotros podemos solicitar al fabricante toda la información necesaria para hacerlo, a través de Sigrauto, y de esta forma agilizamos los trámites», explica el Vicepresidente de la Asociación.
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