Si algo ha marcado el pasado y también el presente de este concejo del centro-occidente asturiano es su naturaleza. En sus ríos, montañas y bosques habitan especies tan emblemáticas de la fauna cantábrica como lobos, osos, corzos, rebecos o salmones. Todo ello enclavado en el Camín Real de la Mesa y a un paso del Parque Natural de Somiedo.
En el municipio de Belmonte es difícil aburrirse, lo fácil es encontrar qué hacer en este territorio de 206 km2, al que se accede en poco más de media hora desde la capital del Principado de Asturias. Teniendo algo de tiempo, el resto es dejarse llevar e ir adentrándose poco a poco en una historia que se remonta a una época anterior marcada por vías de comunicación tan importantes como la Calzada de la Mesa, el Camín Francés o el Camín Real. Estas vías articularon la actividad socioeconómica de la zona, encontrándose yacimientos de gran importancia como los Túmulos de la Ruta de la Mesa y el Camín Francés o los Castros de Vigaña, Ondes, Almurfe y Cuevas. Otro de los puntos fundamentales que marcaron el pasado y la actualidad de Belmonte han sido las explotaciones mineras de oro. Los romanos fueron sus principales precursores y es en la Sierra de Begega donde se encuentran los yacimientos más destacados como bien se explica en el Aula del Oro, situada en la capital del concejo. En sus salas se realiza un recorrido desde la minería prehistórica a la actual, centrándose de manera especial en la época romana que fue de gran importancia, sobre todo durante el siglo I y parte del II. Actualmente existe una explotación subterránea de minería de oro que ha supuesto una gran ayuda tanto económica como de creación de puestos de trabajo en la zona.
Otro de los elementos fundamentales a la hora de hablar de la riqueza natural de Belmonte son sus ríos. El Pigüeña, que recorre el concejo de sur a norte, y el Narcea son los dos caudales principales y en donde disfrutan de largas jornadas pescadores llegados de todos los puntos de la geografía asturiana. Salmones, truchas o reos son los principales habitantes de estas aguas en las que todavía es posible disfrutar de la remontada de los salmones como ocurre en Selviella, lugar que cuenta con una escala salmonera. Tal es la tradición de esta práctica deportiva que la Real Asociación Asturiana de Pesca tiene su sede en las antiguas escuelas de la localidad y es muy común que, en los meses de febrero y marzo, numerosos pescadores expertos enseñen tanto a niños como a adultos las técnicas de pesca. La afición es tan grande que incluso existe un itinerario denominado «Ruta del Salmón» que recorre nueve kilómetros y que discurre por el margen izquierdo del Río Pigüeña hasta llegar al núcleo de Belmonte.
Disfrutar de la gastronomía local no solo es obligado en una tierra como Belmonte sino que también es una forma de conocer la personalidad de sus gentes. Además de platos típicos asturianos como la fabada, los menús elaborados con carne de ternera son muy valorados por la calidad de la misma. El concejo celebra todos los años dos encuentros gastronómicos que se han convertido en referente y que muestran la calidad de sus productos: en mayo, las Jornadas de los Arbeyos y en noviembre, las dedicadas al Pote de Berzas y la Carne Roxa. Es vital que todo ello se acompañe de otro de los manjares que también se produce en esta zona: el pan de escanda.
Tierra de lobos
En Belmonte de Miranda se encuentra la Casa del Lobo, un centro de educación medioambiental que da a conocer la vida y hábitat del lobo ibérico. El equipamiento permite la posibilidad de contemplar tres ejemplares en cautividad llamados «Belmon», «Tino» y «Aullador» que permanecen en un cercado de unos 7.000 metros cuadrados.
Precisamente, el concejo de Belmonte es uno de los municipios en los que se ha constatado una mayor presencia de ejemplares en libertad, aunque dadas sus costumbres es más fácil avistar en el territorio ejemplares de oso pardo, otra especie que se halla en expansión.
El primer fin de semana de agosto tiene lugar en Belmonte la Alzada Vaqueira, una fiesta que ensalza la cultura tradicional de los vaqueiros y que ofrece al visitante venta de productos locales, oficios tradicionales, música, mercado de artesanía con demostraciones in situ, exposiciones, talleres…
La fiesta del deporte
Correr se ha puesto de moda, y más aún si es posible hacerlo a través de espacios naturales como los que ofrece el concejo de Belmonte y que presentan a la montaña como principal protagonista.
Por eso, el pasado mes de agosto, el II Trail de Belmonte congregó a cerca de 150 corredores que recorrieron 19 kilómetros por la accidentada orografía del concejo, superando un desnivel de 889 metros. La prueba contó en esta ocasión con un atleta de los que superan todos los retos que se le pongan por delante: Johnny Menéndez, atleta con problemas de visión, que corrió acompañado de tres deportistas guías.
Xavi Tomasa, campeón de Maratón en Cataluña, consiguió el récord del Trail Belmonte, mientras que en la parte femenina la victoria fue de Miriam García Capi.
El día fue en realidad toda una fiesta dedicada al deporte, porque en la misma jornada se celebró también la tercera edición de la Travesía de Belmonte, que preparaba un recorrido mixto para propiciar la asistencia de veteranos y principiantes. La prueba general de 7 km y 290 metros de desnivel tuvo como vencedores a Alejandro Otero Fernández y Verónica Pérez.
Belmonte recibió en la jornada del 18 de agosto a cerca de cuatrocientos deportistas, treinta de ellos trabajadores y trabajadoras de OroValle, que disfrutaron de un día muy completo. Las carreras, organizadas por el Ayuntamiento, incluyeron otras actividades. La buena organización de ambas pruebas, con numerosos voluntarios dispuestos a ayudar a los participantes y el gran ambiente reinante consiguieron que una vez más el nombre de Belmonte se reafirme en el calendario de los atletas.