A escasos cincuenta kilómetros de Oviedo, y a un paso del Parque Natural de Somiedo, el concejo de Belmonte de Miranda permite disfrutar de la Asturias más verde. Belmonte responde a esa imagen idealizada de la vida rural, la naturaleza virgen, y los pueblos más tradicionales. Es, en definitiva, la imagen turística más identificativa de la región, en una zona aún poco masificada, que acumula recursos para sorprender al visitante.
Turísticamente, Belmonte de Miranda es oro puro: un espacio precioso y bien conservado, donde historia, etnografía y paisaje se dan la mano. Sin llegar a niveles de sobreexplotación, el turismo rural hace ya tiempo que llegó a Belmonte de Miranda, en su versión más purista: la de ocio tranquilo y natural, que busca integrarse en el modo de vida de la zona, mezclarse con la gente y el paisaje, dejándose empapar de sus valores y encantos. En ese sentido, la oferta de plazas hoteleras es considerable y se reparte entre hoteles con encanto y casas de turismo rural; para sus huéspedes hay restaurantes y bares en los que disfrutar de la gastronomía típica, que lógicamente se nutre de la excelente materia prima de la zona: carne (de caza, de ternera autóctona, de cordero, de cerdo), pescado y productos de la huerta (obligatorio probar los arbeyos con jamón).
Con una cifra en torno a los dos mil habitantes, enormemente dispersos en hasta 66 núcleos de población, Belmonte no se resigna a ser un simple lugar de descanso y relajación. Los belmontinos han sabido crear una intensa vida vecinal que ya es rasgo diferencial, una característica que sorprende a los visitantes. Destaca la Asociación de Vecinos de Belmonte de Miranda, que en su boletín periódico La voz del Pueblo da buena cuenta de sus reivindicaciones para mejorar el buen funcionamiento de la comunidad, muchas relacionadas con el estado de las infraestructuras. Para ello no dudan en ponerse en contacto con la administración pertinente y hacer un seguimiento del estado de sus peticiones. La Asociación de Mujeres de Belmonte hace un intenso trabajo para dinamizar la vida de las mujeres de esta área rural, y grupos como Las Raitaninas de la Ría Miranda, dedicadas al teatro, dinamizan la vida cultural, en este caso muy unidas a la Asociación Cultural Escuelas Puente San Martín.
La historia en vivo
La economía belmontina está marcada por la actividad agraria, lógica en un concejo de orografía montañosa, que hunde sus raíces en una cultura vaqueira de brañas y trashumancia. Hoy en día las explotaciones -fundamentalmente de ganado vacuno- son de tamaño pequeño, y los animales se cuidan a la manera tradicional. Unida al sector primario, también la actividad agroalimentaria tiene un peso importante en las finanzas locales. La explotación de una mina de oro en el concejo ha supuesto un revulsivo para el concejo, tanto en términos puramente económicos como en cuanto a las cifras de empleo.
La minería de oro en Belmonte se remonta muy lejos en el tiempo, como bien se explica en el Aula del Oro, situada en la capital del concejo.
Actualmente la mina es subterránea, pero antaño la obtención del mineral se conseguía a cielo abierto, lo que ha dejado una huella innegable en la orografía de la zona, objetivo legítimo de los fotógrafos, que suelen acudir a las poblaciones de Begega o Boinás para obtener espectaculares y coloridas imágenes. 
Camino para rato
Con un patrimonio natural rico y variado, Belmonte ofrece un turismo activo, pensado para disfrutar de la contemplación y la tranquilidad del paisaje, pero también para sacar partido de todas sus posibilidades. El concejo es un lugar privilegiado para la caza y pesca, y muy especialmente para el senderismo, ya que sus muchos caminos piden ser recorridos. El Camín Real de la Mesa es uno de los más conocidos, elemento vertebrador de una comarca en la que se integra Belmonte, pero hay más: la Ruta Vaqueira, que va del pueblo de Selviella al alto de Carricedo; la Ruta del Estoupiello, de Vigaña a Belmonte; la Ruta Arqueológica entre Villaverde y Alvariza; o la Ruta Salmones Arriba, que acompaña el curso del río Piguëña. En la Oficina de Turismo de Belmonte proporcionan información de todas las rutas señalizadas, y dan también ideas sobre los diferentes pueblos y lugares de interés.
Belmonte ofrece un turismo activo, pensado para disfrutar de la contemplación y la tranquilidad del paisaje, pero también para sacar partido de todas sus posibilidades.
La mejora de las comunicaciones, representada en el tramo de la A-63 que une Grado con La Espina, y la cercanía con el Parque Natural de Somiedo son otras dos grandes bazas con las que Belmonte cuenta a la hora de atraer al turista. Aún así, el concejo reivindica su papel mucho más allá que un simple lugar de paso, y así lo corroboran muchos de sus visitantes, que se dejan seducir por el paisaje y los pequeños pueblos con encanto. Belmonte capital juega en esto un papel importante, como nicho de servicios y cabecera municipal, ejerciendo de cara visible de un concejo que aún tiene mucho capital turístico por explotar.Pinche aquí para ver más reportajes de este concejo