Uno de los concejos más conocidos y visitados de Asturias celebra, como todos los años, su Certamen del Queso.
El queso de Cabrales se ha hecho ya tan conocido que hay quien duda de si es el concejo el que da nombre al queso o es al revés. En cualquier caso, lugar y alimento comparten denominación y entorno, y el queso ha configurado un paisaje de ganadería tradicional y cuevas de maduración, escondidas entre altas montañas y profundos desfiladeros.
El paisaje del Parque Nacional de los Picos de Europa es lo que más impresiona al visitante, que busca, aunque sea con la vista, llegar a la cumbre del mítico Pico Urriellu o Naranjo de Bulnes. También acercarse a la Ruta del Cares, una de las más transitadas de la región debido a su baja dificultad. Precisamente esta ruta ha sido noticia este año, ya que un argayo destrozó un tramo del camino, impidiendo realizar el recorrido completo. Afortunadamente las obras de rehabilitación se hicieron con rapidez, y desde julio ya se puede transitar por una pasarela de madera que salva la zona dañada.
Tener todos los recursos a punto es fundamental para un concejo que vive en gran parte del turismo, y que en agosto recibe a un aluvión de visitantes. Casi todos vienen buscando el producto más típico, el queso con Denominación de Origen, que atrae por su sabor fuerte y característico pero también por lo curioso de su elaboración, que incluye la maceración durante meses en cuevas naturales, en un entorno de humedad alta. Para conocer los secretos de este producto se puede visitar la Cueva-Exposición situada en Arenas de Cabrales; la visita aporta información sobre la elaboración del queso, la cultura y la forma de vida de los pastores de los Picos de Europa, e incluye una degustación.
Después de que un argayo destrozara un tramo del camino, el pasado mes de julio se abrió de nuevo la Ruta del Cares al completo.
Queso para todos
También incluye una degustación uno de los actos más importantes para la promoción de este queso: el Certamen del Queso de Cabrales, que este año celebra ya su edición número cuarenta y dos. Tiene lugar el último domingo de agosto, y como complemento durante toda la semana se programan actos lúdicos y festivos. Uno de ellos es el Mercado Astur, el martes y el miércoles, ubicado en la Plaza del Castañéu y las calles cercanas. Allí se sitúan puestos de artesanía y talleres para ver trabajar en vivo a los artesanos del cuero, madera, metal, cristal… por supuesto, tampoco pueden faltar los puestos de comida para ir reponiendo fuerzas. Aunque el programa definitivo no está aún cerrado, el resto de la semana se programan actividades como visitas gratuitas a la Cueva-Exposición, el Concurso de Escanciadores, puntuable para el Campeonato de Asturias, o el Memorial Gaiteru de Llonín, que llenará las calles de tonada. Según cuenta José Bada, Presidente del Consejo Regulador del Queso Cabrales, el certamen sirve de promoción para una zona que ya es muy turística: «En realidad en el mes de agosto ya viene mucha gente al concejo: buscan las vistas, que en el pueblo son espectaculares, y por supuesto el queso. Siempre está bien ofrecer alguna diversión extra, así que en los días del certamen hay todavía más gente, esto está lleno».
La semana del Certamen se organiza en colaboración entre el Consejo Regulador y el Ayuntamiento de Cabrales. Uno y otro se reparten las actividades en un Certamen que, a pesar de la profesionalización y de la altísima ocupación de esos días, ha sabido mantener un cierto sabor tradicional. Un ejemplo: aunque habitualmente el precio de cada queso viene dado por la quesería de origen, el día del certamen se pacta de palabra un precio único, que todos respetan. «Llevamos años vendiéndolo con el mismo precio, que es a 18 euros el kilo -explica Bada-. Es posible que este año se mantenga, pero eso se decide la misma mañana del certamen, los queseros nos juntamos un momento y lo decidimos sobre la marcha».
El último domingo de agosto se celebra el XLII Certamen del Queso de Cabrales. Como complemento, durante toda la semana se programan actos lúdicos y festivos.
La mecánica ese día es muy sencilla: a primera hora de la mañana se recoge un queso de cada elaborador y luego se realiza un panel de cata abierto al público. A partir de ahí se puntúa cada queso y al final de la mañana se hacen públicos los ganadores y se reparten los premios. Mientras se pueden adquirir los quesos de los diferentes puestos: «En realidad se vende durante muy poco tiempo, aproximadamente de diez a dos de la tarde; pero en esas cuatro horas es un no parar. Sin tener los datos concretos, mi estimación es que en esa mañana se venden entre dos mil y dos mil quinientos quesos», calcula el Presidente del Consejo Regulador.
Los actos del día incluyen también el reparto de bocadillos de Cabrales, que vecinos e invitados han preparado el día anterior, y una muestra de folclore por la tarde, a cargo de diferentes grupos de la zona. De este modo se promociona aún más un producto que ya es de sobra conocido por los visitantes. «La verdad es que, aunque sólo sea por el nombre, es uno de los productos más adquiridos: el más emblemático, el más querido por la gente», resume José Bada. No es de extrañar que, en cualquier época del año, Cabrales sea una de las paradas que debe hacer todo el que visita Asturias.