Su pasado, su presente y también su futuro están en Pambley. ‘Soy un enamorado de este sitio en el que he nacido y en el que me he criado. Hay incomodidades pero también muchas ventajas que no tienen ni en Oviedo ni en Madrid. Yo no cambio esto por ninguna ciudad’. Los recuerdos de Raúl Martínez están vinculados a la madera y a las madreñas. Heredó de su padre el taller donde ahora elabora las madreñas que calzan los vecinos de Cangas del Narcea y también de otras partes de Asturias y España.
-Actualmente, ¿qué tipo de demanda tienen las madreñas?
-La mayor parte de clientes siguen siendo la gente de los pueblos. Aunque el turista se las lleva en plan de decoración, te puedo asegurar que, de las que hacemos aquí, el 90% son para calzar. En cuanto a venta, nosotros las vendemos en la fábrica, también las distribuimos por diferentes establecimientos de Asturias y vendemos algo para otros puntos de España como Galicia o Burgos. En alguna ocasión recibimos pedidos por Internet que cubrimos sin ningún tipo de problema.
-¿Qué tiene que tener una madreña para que esté bien confeccionada?
-Aunque a gran parte de la gente lo que les gusta es la decoración, la verdad es que es lo que menos tiene que importar. Lo principal de una madreña es que el interior esté bien confeccionado, que no tenga asperezas, que calce bien y que sea cómoda.
-En cuanto al tema de decoración, ¿hay modas en las madreñas?
-Se sigue con lo tradicional y también se va modernizando. Al final se trata de tener un poco de imaginación y aunque seguimos con dibujos tradicionales que son nuestra firma, nuestra «marca», también tenemos dibujos nuevos.
-En la fábrica habréis diversificado productos. ¿Qué otras cosas realizáis?
-Tenemos una variedad extensa de productos en relación a todo lo que podemos hacer con la madera. Tenemos unos utensilios muy utilizados en Cangas que se llaman «cachos» que son para beber vino. Hacemos jarras y vasos de madera, cucharas, espátulas, tenedores, bastones, muletas… también hacemos piezas de tornería. Torneamos fiambreras, bomboneras, también hacemos platos para el pulpo y tablas para cortar embutidos.
-Tu padre fue madreñero. ¿La destreza con la madera se hereda o se aprende?
-Se aprende. Hay una cosa fundamental que es verlo. Esto te da más facilidad, pero igualmente necesitas aprender y más en este oficio. Necesitas tener muchos conocimientos, y después todo es a base de ojo, de mano, de cuidado y de ir haciendo las cosas poco a poco. Las distintas partes de fabricación de una madreña tienen técnica, y hay cosas que necesitas años para aprender y hacerlas bien. Yo siempre digo que moriremos y todavía no sabremos hacerlas bien.