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domingo 24, noviembre 2024

Coser y cantar en El Franco

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El oficio de costurera fue antaño de gran importancia en los municipios rurales. Gracias a su destreza con la aguja, muchas mujeres pudieron complementar los exiguos ingresos familiares y sacar adelante a su prole.
Cada año el Ayuntamiento de El Franco hace un sentido homenaje a las mujeres que construyeron con su esfuerzo diario el concejo. Esta vez el reconocimiento les toca a las “costureiras”, un oficio históricamente ligado a las mujeres, que alcanzó gran popularidad en las aldeas de El Franco hace algunas décadas. El refrán nos dice por qué: “¿Quién te hizo costurera? Los muchos hijos y la poca tela”. Son muchos hogares los que recuerdan la labor de madres o abuelas que cosían, como sucedió en casa de Mª Angeles Iglesias, Concejala de Cultura y Mujer en El Franco e hija de costurera: “Tanto yo como mis hermanas y hermano nos dormimos muchas noches, muchos meses, muchos años, con el ruido de una máquina de coser en el cuartín de al lado de nuestras habitaciones. Y, sin embargo, nunca nos molestó. Era un sonido que supongo que llegó a ser como una nana que te canta tu madre todas las noches antes de dormir”.
Precisamente ha sido la Concejala de Cultura y Mujer la que se ha encargado de organizar el homenaje y de escribir un pequeño y completo libro recopilando la labor de las costureras. En él se reconoce el trabajo y los nombres de todas las costureras de El Franco, se recoge la huella de este oficio en literatura, pintura y otras manifestaciones artísticas, y se recuerda la vida de las costureras elegidas entre las asociaciones del municipio: Amalia García Santana, Aurora Fernández Villamil, Carmen Rúa Riopedre, Hilda Baniela García, Claudia Murias López (Lita), Maribel Prelo García, Úrsula Alonso Iturralde, y Vicenta Alvarez González.

Estas mujeres soñaban con un mundo mejor, acunadas por el ritmo incesante de la máquina de coser.

El 26 de marzo fue reconocido el trabajo de todas ellas, en representación a sus congéneres, a las que les precedieron y fueron sus maestras, y a las costureras que están por venir. Tanto si eran bordadoras, diseñadoras, tejedoras, maestras de costura, pantaloneras, modistas, botoneras, encajeras… “La confección de una ropa a partir de una sencilla tela hasta convertirla en un modelo utilizando aguja e hilo como herramientas esenciales, es una actividad que muchas “costureiras” dicen haber llevado en soledad, en muchos casos además en silencio y al atardecer o por la noche, con escasa luz y siempre después de haber realizado todas las labores imaginables propias de una mujer en un hogar rural -cocinar, planchar, limpiar, el huerto… y los hijos e hijas-. Pero para todas ellas ha significado ese tiempo de relax, esa sensación de estar haciendo algo que realmente les gustaba y las abstraía de los problemas de la vida diaria. Ese tiempo era totalmente suyo y gracias a él se sentían realizadas y útiles, no sólo en el ámbito laboral sino también personal”. Así que esta labor no sólo fue un trabajo, sino también el momento en el que estas mujeres soñaban con un mundo mejor, acunadas por el ritmo incesante de la máquina de coser. Pinche aquí para ver más reportajes de este concejo

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