Nos encontramos en una Villa que surge en un cruce de caminos, por un lado el Camino a Compostela y por otro, el Camín Real de la Mesa, antigua calzada romana, que nos dirige hacia tierras leonesas. Es por tanto una zona de trasiego de gentes que a lo largo de los siglos han aportado a este territorio un cierto aire cosmopolita y por supuesto hospitalario.
¿Qué nos podemos encontrar aquí? Preguntamos a Gustavo A. Férnandez, cronista de Grado que recomienda en primer lugar dar un paseo por el casco histórico declarado Bien de Interés Cultural. “Los tres elementos más significativos -coinciden con edificios de titularidad pública municipal- son el Palacio Miranda Valdecarzana actual Casa de Cultura, la Capilla de los Dolores que es un espacio polivalente municipal y los restos de la muralla medieval que sirve de marco a la vida comercial y social de la Villa”. Tanto el Palacio como la Capilla fueron levantados por la familia Miranda. La fachada principal del Palacio está orientada hacia la muralla que rodeaba la Villa en el medievo, de la que aún se conservan algunos fragmentos de su trazado original. La capilla de Los Dolores es una de las más sobresalientes del estilo barroco en Asturias. Destaca su monumentalidad y la riqueza de los mármoles empleados en su estructura. En cuanto a la muralla, ya en 1368 se encuentran referencias documentadas de esta construcción que cercaba a la Villa y que permanece en pie hasta 1810 año en el que -según algunas fuentes-, fue derruida para evitar que sirviera de refugio a los franceses. En 2013, y después de más de veinte años de lucha por la recuperación de este espacio, concluyen los trabajos de rehabilitación de la parte de la fachada histórica hacia el río Cubia, reforzando la imagen de la cerca y la continuidad perdida de la antigua fortificación con una nueva parte de la muralla realizada con gaviones rellenos de cantos rodados, que consigue crear un nuevo espacio moderno dentro del núcleo urbano. “Si este paseo por Grado coincide con un miércoles o un domingo se va a tener la suerte de disfrutar de uno de los tradicionales mercados semanales que llenan de variedad y colorido las calles y plazas más emblemáticas. Interesante es también un recorrido por la arquitectura de indianos -casonas y palacios- que se pueden apreciar a lo largo de la antigua N-634 a su paso por la Villa”. Al salir de Grado por el barrio de La Cruz nos encontramos con un gran crucero de piedra que señala el límite de la Villa. “Se trata de un crucero muy habitual en tierras gallegas pero no aquí en Asturias”, explica el cronista. “Dice la tradición que los peregrinos se postraban aquí para rezar antes de continuar el Camino”.
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