Enseñar puede convertirse en toda una fiesta y eso es lo que han conseguido los profesores del Colegio Público Ramón de Campoamor, celebrando el fin de un programa educativo con un multitudinario vídeo musical colectivo.
Alumnos, profesores e incluso familiares de los niños participaron al ritmo de «Salta conmigo» de Tequila y «Good time» de Owl City y Carly Rae Jepsen en el lip dub que puso en pie a toda la comunidad escolar. No faltaron las risas, los nervios y todo tipo de postales divertidas durante la grabación del vídeo musical. Todos aportaron su granito de arena y así quedó reflejado en un vídeo de ocho minutos de duración que tuvo a intérpretes de todas las edades. Al frente de las cámaras, Diego Barreiro y Lucía Mier, y detrás de ellas toda la comunidad educativa caminando y bailando en un recorrido por las instalaciones del colegio. «Fue un trabajo conjunto de críos, padres y familiares, -explica Juan Carlos Ferreras, director del centro- que surgió a raíz de un curso de formación. En el claustro de profesores estábamos trabajando en una serie de aspectos relacionados con la educación emocional aplicada al día a día y como práctica del curso planteamos la posibilidad de hacer una actividad conjunta entre todas las clases». La idea tuvo una buena acogida en las familias de los escolares, que enseguida se pusieron a colaborar.
El proyecto tuvo una gran acogida entre los alumnos y llevarlo a cabo fue una experiencia divertida y enriquecedora para todos los participantes.
Lo siguiente fue elegir las canciones, los escenarios y distribuir los papeles «de forma que cada clase pudiese escoger un espacio, una parte de la música y ensayar». Ferreras asegura que al final no fue tan complicado llevarlo a la práctica, los alumnos enseguida hicieron suyo el proyecto y aportaron muchas ideas para llevarlo a cabo.
«El día anterior a la grabación hicimos un par de ensayos, no más, porque no le podíamos dedicar mucho tiempo y además los niños se cansan». La valoración final resultó muy positiva: «aunque esto lo deberían decir ellos pero creo que los alumnos disfrutaron y eso era el primer objetivo: trabajar las emociones y disfrutar del momento, justo lo que planteamos para la educación emocional». Juan Carlos explica que está comprobado científicamente que el aprendizaje es más efectivo cuando la emoción está presente en las aulas, de ahí que el proyecto educativo del centro plantee actividades diferentes, «más lúdicas y ligadas a la emoción. Así los niños son más felices».
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