Servando Fernández, Cronista Oficial del concejo. ‘Las fiestas hacen comunidad’

Puerto de Vega celebra en el mes de septiembre sus fiestas más destacadas, las que honran a Nuestra Señora de la Atalaya. El cronista oficial del concejo explica la importancia de esta celebración.

Servando es también el presidente de la Fundación Amigos de la Historia, un colectivo que organiza a finales de agosto unas jornadas dedicadas a rememorar la historia asturiana y los personajes que la han protagonizado. Pero sobre todo, Fernández es un enamorado de Puerto de Vega, la localidad donde tiene una casa a la que se escapa en cuanto tiene ocasión. «Por cuestiones familiares, ahora resido en Cantabria pero ya tengo reservadas unas semanas de agosto para volver a Puerto de Vega. Allí tengo una gran biblioteca en la que paso momentos muy felices».

-¿Qué se puede destacar de las fiestas de Puerto de Vega?
-Son fiestas muy entrañables que hacen comunidad porque son muy colaborativas, nadie se siente excluido, todo lo contrario. Son muy integradoras, ese es el valor que tiene la fiesta. Hay que tener en cuenta que la celebración es un pretexto de unión de la comunidad. Los pueblos en los que ya no hay fiestas están llamados a desaparecer.
-¿Es la celebración de La Atalaya la más destacada en Puerto de Vega?
-También está la fiesta de Santa Marina, patrona de la parroquia, que tiene lugar a mediados de julio, pero la de Nuestra Señora de La Atalaya, conocida como Las Telayas, es la que de alguna manera representa el «ansia» colectiva de la comunidad. Ella es la patrona de los marineros pero la consideramos la patrona de todos nosotros.

«Según la tradición, la imagen de la Virgen apareció flotando en La Friera, en un lugar cercano al campo de La Atalaya. Dicen que unos marineros la encontraron en el fragor de una galerna»

-¿Qué orígenes tiene?
-La Atalaya viene de muy atrás. El culto está documentado desde por lo menos el s.XVI pero evidentemente viene de una época anterior, de hecho la talla que se entrega el día 9 al marinero más antiguo para que la custodie durante un año, es del siglo XV. Según la tradición, la imagen de la Virgen apareció flotando en La Friera. Dicen que unos marineros la encontraron en el fragor de una galerna.
La talla es de procedencia inglesa y tiene en su interior concreciones salinas lo cual indica que vino flotando o que formó parte del mascarón de proa de alguna embarcación. Hubo una etapa
-siglos XVI y XVII- en la cual los ingleses, a causa de la reforma protestante, tiraban las imágenes al mar y ese es el origen de éste y otros casos similares.

-¿Cuáles son los momentos que no debemos perdernos de estas fiestas?
-Son varios hitos fundamentales. Hay una fiesta de jolgorio juvenil-infantil que es la tradición de los cabezudos. En otros lugares de Asturias no tiene más relevancia pero en Puerto de Vega es una fiesta realmente memorable en la que sale todo el pueblo a la calle, no solo los niños y los jóvenes. Se celebra el día 7, la Víspera, y en esa jornada se hace la entrega de los bollinos y el vino a toda la gente que va al campo de La Atalaya. Los vecinos se juntan allí a comer, charlar y cantar con los amigos. Hay gaitas, folclore, y estos momentos unen a la comunidad.
Pero la misa y la procesión de la Virgen de La Atalaya que tiene lugar al día siguiente es lo que más llena el corazón de la gente de Puerto de Vega. Ese día ves salir a nuestra Santina en procesión por todo el pueblo, escuchas las sirenas de las barcas que la saludan y al coro interpretando preciosas canciones como la Salve Marinera. Todo ello resulta especialmente emocionante para los que no vivimos aquí todo el tiempo, como es mi caso.
El día 9 se celebra la entrega del Ramo de mayordomo, y el día 10 la Jira de Frejulfe que es otro momento de exaltación de la amistad, sobre todo de la juvenil, aunque ese día las familias también se van a comer juntas.
-¿Qué simboliza la entrega del Ramo de Plata?
-En Puerto de Vega, el Ramo pasa del marinero más antiguo enrolado al que le sigue en el escalafón y así sucesivamente. Antes de la Guerra Civil se entregaba al cofrade más antiguo, fuese o no de la mar. Tenían obligación de rezarle el rosario diariamente y alumbrarla con candil. Hoy tiene un camarín de madera con luz eléctrica. El Ramo de Plata se entrega en un acto entrañable, ante toda la comunidad, simbolizando el cambio de testigo en un abrazo entre el mayordomo entrante y el saliente. El entrante se lleva el Ramo a casa durante un año, así como la talla de la Virgen del siglo XV.
En el s. XVII ya se hacía el remate de quiñón, se sacaba una soldada a subasta, para ver quien era el Mayordomo de La Atalaya. Esto generó un pleito tremendo con la casa de Navia, que era muy poderosa y nombraba mayordomo a su antojo. Afirmaban que ellos eran quienes habían hecho la capilla primitiva en 1613. El pleito fue largo y costoso pero al final falló a favor de los vecinos de Puerto de Vega
-¿Eventos festivos como estos tienen que tener ámbito comarcal?
-Sí, porque se trata de hacer comunidad y no mirarse al ombligo de Puerto Vega, hay que mirar hacia el occidente. Nuestra cultura no es reivindicativa respecto al centro sino que es parte de nuestra identidad y es importante. Ahora mismo hay una fuerza centrípeta impresionante que lleva todo hacia el centro, hacia esa megalópolis formada por las seis o siete grandes ciudades que conforman el área central de la región, con lo cual las alas estamos llamadas a perder personalidad. Por eso, unámonos todos y mantengamos la identidad de esta comarca, porque eso es hacer Asturias.

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