A Noreña se viene a comer. La tradición chacinera y culinaria de este pequeño concejo se hace valer en el panorama gastronómico asturiano con un protagonista indiscutible: el cerdo y todos sus productos derivados. Pero como no todo va a ser yantar, Noreña diversifica su oferta poniendo en valor su patrimonio cultural y fiestas con historia como el Ecce Homo, en torno al 20 de septiembre.
En pleno centro de Asturias, Noreña se publicita como capital gastronómica del Principado. Y con razón: su cocina disfruta de una merecida fama, gracias especialmente a los productos del cerdo. Picadillo y sabadiego -embutido local elaborado con sangre, magro y cebolla- tienen sus propias y multitudinarias jornadas en abril, coincidiendo con las fiestas de San Marcos, aunque se pueden degustar durante todo el año, junto con chorizo, morcilla, o fabadas y potes con compango autóctono. Sin olvidar los callos, a los que se dedica una fiesta en diciembre, y que son tarjeta de presentación de muchos restaurantes del concejo.
El sábado del Ecce Homo se celebra el Día del Gochu: una degustación gratuita sólo para carnívoros convencidos.
En Noreña no se concibe una fiesta sin buena comida, de ahí que también en las fiestas de septiembre se incluya también el gustosísimo Día del Gochu, en el que se reparten productos del cerdo en una degustación gratuita: chorizos a la sidra, manos de cerdo, morro, morcillas, lacón relleno… Será el sábado del Ecce Homo, una fiesta sólo para carnívoros convencidos, que lógicamente abarrotan el evento.
Más allá de fechas concretas, los fines de semana es habitual encontrarse a visitantes que se acercan a Noreña a comer. La situación geográfica del concejo, junto a las autovías cercanas, ayuda; la sabrosa materia prima y el buen hacer de los hosteleros hacen el resto.
Turismo con gusto
Una vez aquí, es lógico aprovechar la visita para conocer el patrimonio local, con interesantes muestras de arquitectura religiosa y civil. En la primera categoría se encuentran la Iglesia de Santa María y la Capilla de la Soledad o del Ecce Homo, que en estas fiestas se convierte en un importante lugar de peregrinación. En cuanto a edicifios civiles, el del Rebollín sirve como ejemplo de típico palacio asturiano, con una gran estructura resultado de varias construcciones entre los siglos XVI y XVIII. Además de su valor arquitectónico, la casa donde veraneaba Ramón Pérez de Ayala sirve para poner de manifiesto la relación del escritor asturiano con Noreña, lugar donde publicó su primer libro de poemas y escenario de su relato Luz de domingo. La Casa de Llano-Ponte, con sus miradores de fundición y sus balcones modernistas, es también de interés.
La Torre del Reloj se construyó de modo que se pudiera ver la hora desde cualquier punto de la villa.
Para plantear el recorrido, sirve como punto de orientación la Torre del Reloj, construida en el último cuarto del siglo XVII. La torre domina la vista desde la colina de El Rebollín, una peculiaridad hecha a propósito para que todo el mundo pudiera ver la hora desde cualquier punto de la villa. El reloj, del año 1864, está en funcionamiento. Y en su planta baja está la oficina de información turística.
El Quiosco de la Música es otro de los lugares emblemáticos del concejo desde finales del XIX; al igual que el Ayuntamiento, un edificio de estilo clásico, que cuenta con unos cuidados jardines delante de la fachada principal, punto de encuentro y de paseo de los noreñenses.
El capital indiano tuvo su importancia en el desarrollo de Noreña a principios del siglo XX, y de ello dan buena fe las Escuelas de la Fundación Rionda-Alonso, la Casa de Pedro Alonso -benefactor noreñense que cuenta también con una estatua realizada a iniciativa popular- y el Antiguo Depósito de Aguas, hoy reconvertido en Sala de Exposiciones.
Para no perderse nada, acceder a toda la información turística del concejo no puede ser más sencillo: un código QR visible junto a éstos y otros lugares de interés permite acceder a la información mediante el teléfono móvil, gracias a la iniciativa Noreña Virtual.