Este pequeño concejo asturiano combina su historia reciente con el cuidado del medio ambiente y completos servicios destinados al ciudadano. La calidad de vida es su seña de identidad.
Es el concejo más pequeño de Asturias, y se halla enclavado en el de Siero, pero ello no hace más que acrecentar sus encantos y posibilidades. Noreña tiene tras de sí mucha historia, que comenzó a escribirse en el Neolítico a través de los túmulos de La Pasera que han llegado hasta hoy, construcciones funerarias de los primeros humanos de los que se tiene constancia en esta zona.
Son los restos arquitectónicos más antiguos del concejo, que alcanzó gran popularidad entre los siglos XVI y principios del XX debido a su industria artesanal relativa al curtido del cuero y el calzado. De esa época de bonanza han llegado hasta la actualidad ejemplos de arquitectura civil, como la emblemática Torre del Reloj, que antaño servía para llamar a los vecinos a reunión, y fue cárcel, almacén y cuadra.
Antiguos palacios que llegan hasta hoy también proceden de aquella época, como el Palacio del Rebollín -construido entre los siglos XVI y XVIII-, el Palacio de Miraflores -hoy un centro de acogida de menores-, la Casa de Llano-Ponte y la Casa de la Calle Sorribas, una típica casona de labranza de la edad moderna.
En cuanto a construcciones religiosas, destacan la Iglesia de Santa María, que comenzó a construirse en el siglo XVI, aunque antiguos documentos certifican que en ese lugar ya existía un templo románico anterior; la Capilla de La Soledad consagrada al Ecce-Homo y la capilla de San Joaquín.
El antaño floreciente negocio del curtido con el tiempo decayó y Noreña conoció la inmigración a las Américas que sufrió el resto de Asturias. Muchos de sus vecinos cruzaron el mar en busca de un mejor porvenir y luego trajeron avances para sus congéneres.
En Noreña se celebran fiestas gastronómicas multitudinarias como las Jornadas Gastronómicas de los Callos, el Día del Gochu y la Fiesta del Picadillo y Sabadiego.
Entre esas figuras destaca Pedro Alonso. Puede verse su casa de corte indiano con pequeña zona ajardinada con árboles oriundos de Asturias y América, restos de un antiguo cenador y antiguas cocheras. Su apoyo a la educación en Noreña hace que todavía hoy se le recuerde con una estatua en el paseo de Fray Ramón. Cabe recordar que los indianos Pedro Alonso y su cuñado Manuel Rionda crearon en 1915 la Fundación Rionda, a través de la cual educaron a los niños de Noreña que no tenían medios. Mandaron construir las Escuelas en la zona de La Mata, instalaciones que incluían un pabellón aislado para la educación musical. Cientos de noreñenses cursaron sus primeros estudios aquí, con métodos innovadores para la época.
Otra de las aportaciones que los indianos noreñenses hicieron a su localidad fue la construcción de casas en las calles Iglesia, Regino Escalera y Pío XII, destinadas a los obreros que trabajaban en las fábricas de curtidos y embutidos. Porque tras la decadencia de la industria artesanal, Noreña llegó a florecer de nuevo bajo el paraguas de la industria chacinera, que sufrió un gran impulso con la construcción de un matadero municipal en 1944 y que la ha colocado con nombre propio en el mapa asturiano. Hoy se celebran fiestas gastronómicas multitudinarias como las Jornadas Gastronómicas de los Callos, el Día del Gochu y la Fiesta del Picadillo y Sabadiego.
De época posterior es el Quiosco de la Música, situado en el Paseo de Fray Ramón, y el Ayuntamiento de estilo neoclásico.
Otra de las figuras ilustres que no olvidan en Noreña es al escritor y periodista asturiano Pérez de Ayala, quien tenía aquí una casa de veraneo de bella planta, que sigue atrayendo la mirada del visitante.
Noreña es un concejo pequeño, y a ello contribuye a su vida sencilla pero completa, en contacto con el medio ambiente sin dejar de lado la facilidades que aportan las nuevas tecnologías. Multitud de infraestructuras e iniciativas garantizan una calidad en los servicios de la que pocos concejos pueden presumir: Biblioteca, Telecentro, Sala de Estudio, Casa de Encuentro de Mujeres, programas culturales, cuidado del medio ambiente a través de un completo sistema de reciclado, apertura de caminos rurales… Esta variedad en los servicios se nota también en la abundancia de asociaciones de todo tipo, que proliferan en una Noreña encantada de servir a sus ciudadanos, que todavía guarda el espíritu de sus ancestros en algo más que sus edificios. Pinche aquí para ver más reportajes de este concejo