El próximo 7 de septiembre la Vuelta Ciclista a España hará meta, por segunda vez en la historia de la carrera, en el concejo de Quirós (si bien la primera fue en el alto de la Cobertoria, en el límite con Lena). En esta ocasión el puerto elegido es el de la Ermita de Alba, en el corazón del concejo, ‘bajo la vigilancia’ del Gamoniteiru, coloso quirosano, rey de la sierra del Aramo y junto al Angliru, el puerto que ha cambiado la Vuelta a España en los últimos años.
El Angliru ha supuesto la entrada del ciclismo del 20%, caracterizado por puertos, ascensiones cuyas rampas rondan este porcentaje. A lo largo de este comienzo de siglo hemos visto en la carrera puertos como Cuitunigru, Bola del Mundo, Hazallana, la Camperona o la Gallina. La organización busca, y rebusca, por toda la geografía española puertos de estas características, que parecen ser los más demandados por la afición, que son los que consiguen atraer a los aficionados ocasionales al pedal y que incrementan las audiencias televisivas. Así, los finales de etapa en el Angliru lograron extraordinarias cuotas de pantalla en todas las ocasiones, como también las llegadas a Cuitunigru y Bola del Mundo en 2012, o Ancares en 2014.
Dentro de esa búsqueda del «más difícil todavía», de las rampas más duras posibles, Asturias, por su especial orografía, por sus excelentes comunicaciones, permite que se conjuguen los elementos necesarios para que las etapas sean un éxito, tanto deportivo como de público. ¿Quién puede resistirse a vivir cómo los mejores ciclistas del momento se baten en duelo en escenarios que están a pocos minutos de sus casas? Así en este 2015 la oportunidad es de la Ermita de Alba, subida de gran dificultad, explosiva, con todos los ingredientes necesarios, a priori, para que funcione en la Vuelta Ciclista a España.
Alba se ubica en el área central de Asturias, junto a otras ascensiones de renombre que posibilitan el endurecimiento de la etapa en la que se enmarca (Cobertoria, como en esta ocasión, además de San Lorenzo o Cruz de Linares, más alejadas); tiene una distancia no muy larga que favorece que la mayor parte del público pueda realizarla andando; cuenta con rampas muy duras a lo largo de toda la ascensión, si bien la mayoría se encuentran en la segunda fase, a partir de Salcedo.
La de Alba es una subida de gran dificultad, explosiva, con todos los ingredientes necesarios, a priori, para que funcione en la Vuelta Ciclista a España.
La etapa de la Ermita de Alba se celebrará el 7 de septiembre, encuadrada ya en la fase decisiva de la carrera, a 6 días del final, y tras dos jornadas francamente duras: Fuente del Chivo (Alto Campoo), etapa larga en la que se ascenderá también el puerto del Escudo, y Sotres, subida inédita que viene acompañada de El Torno y Ortiguero. Para rematar este tríptico del norte, habitual en los últimos años, Unipublic ha diseñado una etapa excepcional de un desnivel que ronda los 5.000 metros, siendo una de las dos reinas de la carrera. Habrá hasta ocho puertos de montaña, algunos no catalogados: Aristébano, Piedratecha, Forcayao, Cabruñana, Tenebreo, Cordal, Cobertoria y, finalmente, la Ermita de Alba.
En el futuro deseamos que la ascensión a la Ermita de Alba se repita, y con regularidad, al igual que ocurre con Lagos, Angliru o Farrapona, además de estrenar otros colosos del concejo. Si en el Giro de Italia, que este año propone en su penúltima etapa el Colle delle Finestre, de sterrato, ¿por qué no insistir en la inclusión de uno de los puertos peninsulares de sterrato en mejores condiciones? El puerto de Ventana por Trobaniello, catado ya por el director de la Vuelta a España el año pasado, puede ser el próximo gran aporte de Quirós y de Asturias a la carrera. Esperaremos acontecimientos, aunque, por el momento, disfrutaremos de esta llegada a la Ermita de Alba.
Marce Montero es un cicloturista asturiano, creador del blog 39X28 Altimetrías