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sábado 31, mayo 2025

Benito Sierra, el contador de historias

Fusión Asturias
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Fusión Asturias somos un equipo de mujeres enamoradas de Asturias y con una mochila común llena de ilusión, entusiasmo, ganas de descubrir y fuerza a raudales para llevar a cabo todas nuestras ideas.

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Benito Sierra es productor, realizador y editor audiovisual. Cineasta, director de fotografía, músico. En resumen: un enamorado de la imagen y el sonido al que le gusta preservar lo que fuimos, lo que se vivió y la historia de personas que dan identidad a una tierra y a un lugar.

En los trabajos de Benito Sierra no hay un porque sí. Tal vez haya muchos porqués y todos relacionados con el capital humano y con la riqueza de una tierra como Asturias. Repite en varias ocasiones que no hace falta irse a Madrid para trabajar, que desde Cangas del Narcea se pueden hacer cientos de proyectos que lleguen a todos los rincones y que sean igual de interesantes.

Hacer una película, un documental, un corto o una historia de ficción, es una manera de guardar por siempre el patrimonio humano y la historia de lugares que, poco a poco, van desapareciendo; es la forma de preservar esa memoria que nos hace ser quien somos a día de hoy.
Títulos como Golpe a Golpe (película con la asturiana Sara Montoya como protagonista), Huellas mineras. Patrimonio industrial en Cangas del Narcea o Frente al silencio son sólo algunos de los ejemplos en los que ha dejado su sello.

-¿Cómo decide alguien tan joven dedicarse al mundo de la imagen y el sonido?
-Me hubiese gustado estudiar Historia del arte o Imagen y sonido porque mi padrino tenía una productora. Pero cuando acabé el instituto con diecisiete años, hice magisterio por música porque también tocaba el saxo. Mis padres no querían que me marchara de Cangas y para hacer esa carrera había que irse a Coruña, así que estudié aquí. Por supuesto que aprendes cosas, pero lo de enseñar y dar clases no es lo mío. No tengo vocación de maestro. Justo cuando salía de recoger las notas, vi que se abría el plazo de matriculación para empezar Imagen y sonido en un módulo de grado superior. Éramos la primera promoción y quise probar suerte. Me aceptaron y en el 2001, cuando acabé, hice las prácticas en una empresa que se dedicaba a hacer postproducción digital que, de aquella, era algo muy novedoso. En aquel momento, lo típico era irse a Tele Oviedo o la TPA, pero yo quise probar en esta empresa pequeñita de tres socios. Aprendí un montón con ellos y también estaba en contacto con otra productora que me fue contratando para hacer otros trabajos cuando acabé las prácticas. Con ellos estuve hasta el año 2004 que tomé la decisión de independizarme.

-Un paso valiente en un sector poco reconocido…
-Bueno, también tenía un bar de copas en Cangas y gracias a lo que sacaba iba ahorrando para comprar equipo que, de aquella, costaba un dineral. Un día coincidió que un compañero de la productora iba a hacer la dirección de foto de un cortometraje de Julio de la Fuente (un director de Grado) y les presté un monitor que necesitaban. El corto se estrenó en septiembre del 2010 y les hice el resumen de la presentación; seguí prestándoles material y también les edité dos documentales. Empecé a conocer gente de este sector y en 2020, con la pandemia, me comentaron que se iba a hacer un largometraje en Asturias y necesitaban un sonidista. Yo abarco un poco de todo, pero este tipo de cosas nunca suelen salir porque traen a técnicos de Madrid y les dije que no estaba interesado.
El director del proyecto, Emilio Ruiz Barrachina, que venía también de Madrid y se asentó en Salas, volvió a insistir y le dije que me pasara el guion. Me pareció muy bueno y así fue como entré en el mundo del cine.

-¿Dirías que esa decisión marcó un antes y un después?
-En el 21 se puso en contacto conmigo Javier Espada. En el 22 volví a hacer otra peli con Barrachina, en Granada y Polonia titulada Frente al silencio. Y ese mismo año, con el director Julio de la Fuente, hicimos un proyecto de una película de cine mudo en blanco y negro que se llama El hogar. Llegaron varios documentales más sencillos con Emilio Barrachina y lo siguiente ya fue Golpe a golpe, que lo estrenamos el año pasado en los cines Capitol (Madrid), en el Niemeyer (Avilés) y en los cines Embajador (Oviedo).

Estreno de la película Golpe a Golpe en los cines Capitol, Madrid.
Estreno de la película Golpe a Golpe en los cines Capitol, Madrid.

-¿Por qué has apostado por trabajar desde Cangas?
-Siempre te dicen que hay que irse fuera, pero la familia la tengo aquí. Madrid no me va demasiado, allí hay mucha competencia y la vida es más cara. Estoy muy a gusto en Cangas y, en las épocas en las que hay menos trabajo, aprovecho para desarrollar proyectos míos y para aprender, porque ésta es una profesión en la que hay que estar siempre formándose. Y también es bueno, de vez en cuando, desconectar porque cuando asumes proyectos grandes, te comen el alma.
Tengo vivienda en Oviedo porque con diecisiete años fui a estudiar allí. Pero mi mujer es enfermera en Cangas y un día tuvo un susto con el coche cuando salía del turno de noche y no quisimos arriesgar más. También es una profesión que me permite estar con los dos críos que tengo y me ha permitido pasar con ellos el 99% de su vida (ahora el mayor tiene 19 y la niña 11). Estamos establecidos en Cangas, pero de vez en cuando voy a Oviedo o donde haga falta trabajar o quedar con clientes.

-¿Un movimiento de recorrido inverso: del pueblo hasta las ciudades?
-Yo siempre digo que desde Cangas se pueden hacer trabajos para todo el mundo. Me gusta destacar que gente como Barrachina que es de Madrid y se vino a trabajar a Salas o yo, que, trabajando en Cangas de Narcea, llegué al Festival de Cannes con premios incluidos. Esto es una cosa que me gustaría valorar de manera especial y siempre lo hago. Que se sepa que, desde los pueblos más incomunicados, se pueden hacer cosas muy buenas, se puede conseguir una buena facturación y hacer documentales y películas con mucha calidad.

-¿Qué papel juega la música en todos tus trabajos?
-En mis créditos siempre me preguntan quién es Gonzalo Ferreiro y siempre digo de broma que es mi departamento musical. En realidad, soy yo mismo: Gonzalo era la casa de un abuelo y Ferreiro la del otro. Para mis proyectos, me viene muy bien saber de música. Por ejemplo en Tristesse, que es la película que hicimos en 2020, hay una pequeña secuencia que es mía y me gusta mucho. Cuando hicimos El Hogar lo hizo todo Isaac Turienzo, pero en Golpe a Golpe sí que hay varias secuencias que son como de transición en las que compuse la música. En mis documentales también la hago. Por un lado ahorro, pero por otra parte es algo creativo que también me gusta desarrollar y con lo que intento poner un sello más de la zona.

-¿Qué tiene que tener un proyecto para que te comprometas con él?
-Tiene que ser un proyecto que yo pueda abarcar. No soy una gran productora así que, si con mis medios lo puedo hacer, lo asumo. Por supuesto valorando también la parte económica. En cuanto al contenido, tiene que ser algo que me llame la atención. Por ejemplo, el tema social y el histórico siempre me gustaron.
La verdad que es que tengo suerte, porque, por ejemplo, Javier Espada es de los mejores especialistas en Buñuel y Barrachina es un especialista en Federico García Lorca así que aprendes mucho trabajando con ellos de cómo enfocar temas.
Tanto en Golpe a golpe como en Frente al Silencio, el componente humano y lo que es la historia que se está contando es muy grande y siempre están dirigidos a gente desfavorecida. No intentamos hacer una foto de Avilés de los barrios chulos. Lo hacemos en los barrios más humildes, donde se mueve esta gente. Queremos que sea algo realista que es realmente lo interesante. No vamos a hacer una fotografía en plan publicitario, porque no se trata de eso.


-¿Un cine o documental que refleje realidades?
-Sí. Eso es algo que es muy interesante y que le da más carácter al proyecto. Aquí en Cangas todo el tema histórico es muy atractivo. Hice algún corto con Marino Franco, que es un director de las cuencas centrales. Realmente era una sátira sobre el dinero que se dio a las empresas en la cuenca minera. En el centro de Asturias, cuando vas a hacer algo, siempre hay recopilada mucha historia de los mineros, fotografía, patrimonio y ese tipo de cosas. Pero en Cangas me puse a estudiar ese patrimonio cuando la pandemia y no había nada. Aquí las explotaciones son diferentes al resto de Asturias porque no hacía falta levantar castilletes para la extracción. Así que, en cuanto se cerraron, muchas minas se perdieron porque se cubrieron de vegetación. Hice el documental Huellas mineras, porque sabía que, si todo eso no se recogía, sería difícil que mis hijos lo recordasen o que quede en la memoria de la gente. Esta zona, al igual que Villablino o Laciana, está muy desconectada de las capitales y no se pueden perder las cosas que forman parte de nuestra identidad. Además, la minería en Cangas aportó muchísimo dinero tanto al Estado como a los trabajadores. Nuestros abuelos y padres generaron mucha riqueza en Asturias.

-¿Cómo hay que acercarse a una historia para poder contarla como se merece?
-Yo procuro ser lo más sincero y honesto posible. Intento que sea muy natural y, cuanto más sencillo, mejor. Hay que darle más prioridad al personaje y a su historia que a cómo se hace, y para mí es fundamental dejarlos hablar. Cuando hice Memoria de los nuestros y Huellas mineras, hablé con mucha gente y, aunque al principio yo intentaba preguntarles, ellos, lo que necesitaban, era contar sus historias. Así que lo mejor que puedes hacer es poner a grabar y dejarlos hablar porque así ellos se sienten más cómodos y después, al editarlo, ya cortas las partes que ves que no tienen más trascendencia.
Desde el punto de vista del contenido y estético lo mejor es que todo sea lo más sencillo posible a la hora de rodar, y si puede ser con luz natural, o que la familia esté presente (algo que viene bien muchas veces) ellos estarán más tranquilos.
Fue diferente con Frente al silencio y con Golpe a golpe. Este último, aunque es documental, se puede decir que es docu-ficción. Está basado en hechos reales, pero preparamos un set de rodaje y, aunque ellos van a contar su historia, realmente hay un pequeño guion. Es otro nivel de complejidad.

«Hice el documental “Huellas mineras” porque sabía que si todo el tema de la mina en Cangas no se recogía, sería difícil que mis hijos lo recordasen o que quede en la memoria de la gente»

Izda.: Rodaje en Minarsa. Making of de la película documental Memoria de los nuestros. Dcha.: Rodaje del film Herencia de Lo Nueso.

-Supongo que también es un reto para ellos porque no son actores profesionales.
-¡Claro! No es lo mismo que trabajar con gente que ya conoce el sector. Por ejemplo, en Golpe a golpe, ves a Sara de manera natural. Es ella con su gente, haciendo lo que hace habitualmente y conseguir que se sienta cómoda en ese ambiente en el que te están grabando, tiene mucho mérito. El primer día estaba supernerviosa pero también le sirvió de preparación para ir cogiendo confianza y ver que aquello no era tan complicado. Los personajes son de verdad y eso aporta un punto de realidad que para mí es necesario que tenga un documental, aunque sea docu-ficción. Más cuando es un tema social como este.

-¿Cuántos temas deberían ser contados para que no se perdiesen?
-A mí me interesa mucho lo que es la España vaciada. El abandono de los pueblos, sobre todo en el suroccidente, merece ser contado porque además es algo que está pasando y es preocupante.
Me interesa también mucho el folclore de los lugares, lo que es la historia de la música me parece importante como parte de la historia de cada sitio. Es que se sustenta mucho sobre la transmisión oral y, como muchas veces no hay partituras ni tampoco escuelas donde enseñarlo, esa cultura se puede perder. También me apasiona el tema histórico. Seguramente no sean cosas que consigan grandes visualizaciones, pero sí merecen que se hagan cosas para que no caigan en el olvido.
Yo estoy en la directiva de El Payar que gestiona y representa la Asociación El Tous pa Tous. Sociedad canguesa de amantes del país y acabamos de cumplir cien años. Me encargo de la parte audiovisual y, una vez al año, nos reunimos y decidimos qué temas consideramos interesantes para tocar. Es una asociación vinculada a la historia y la cultura de Cangas. Ahí se vio que el tema de la cerámica era algo que nunca se había tocado, aunque sí estaba reconocido a nivel de Asturias, y trabajamos sobre ello. La idea es recoger nuestra historia y que no se pierda.

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