En casa del herrero

‘Toda la vida yendo a Ribadesella y no conocía la Cuevona de Cuevas’. Esta es una de las frases que estos días hemos escuchado en nuestra redacción, a la vista de varias fotos espectaculares que hemos tenido oportunidad de ver y también de publicar  en este número. Total, que más de uno se ha llevado las manos a la cabeza por desconocer verdaderos tesoros que tenemos aquí al lado.
 ¿Quién sabía que Cangas del Narcea es destino turístico por los avistamientos de osos? ¿O que hasta el año pasado no había en toda Asturias una cofradía gastronómica dedicada a la sidra? ¿O que en Tapia de Casariego hay unas piscinas marinas únicas en el norte de la península? ¿Sabía alguien que a unos pocos kilómetros, en Foz (Lugo), hay una joya del prerrománico gallego?
No es que estemos hablando de secretos, pero sí de pequeñas sorpresas que muchas veces quedan ocultas tras los grandes eventos o lugares más multitudinarios. Porque Asturias es un filón turístico. Es un tópico, pero cada número que pasa nos convencemos de que es una realidad indiscutible. Si nosotros, que llevamos más de veinte años potenciando el turismo regional, aún somos capaces de sorprendernos, quiere decir que todavía nos queda recorrido por delante. Y eso nos encanta.
Por eso, ahora que empieza la temporada turística más intensa del año, queremos hacer lo que siempre hemos hecho, pero con fuerzas renovadas: una llamada al turismo interior. Y aquí ni siquiera vale la excusa de la crisis, seguro que al lado de casa nos encontramos con algo que nos llena el espíritu, sin tener que hacer grandes desplazamientos que desbaraten nuestra economía. Porque cada concejo asturiano tiene algo especial, y todavía tenemos mucho por conocer. En serio: mucho.