En los últimos años se observa un fenómeno que va creciendo progresivamente: el regreso al campo. Jóvenes -sobradamente preparados- abandonan la ciudad y se instalan en el pueblo para vivir de una manera más sencilla, en contacto con la naturaleza. En un momento determinado escuchan la ‘llamada’ y ni cortos ni perezosos dan un golpe de timón a sus vidas y se van a vivir al medio rural.
Conocimos la experiencia de Maite Prida en Aller, Noelia García y Pablo Pérez en Boal o Raquel de la Insúa y David Moral en Laviana. Nos acercamos al concejo de Cabranes, un lugar de referencia en el movimiento neo-rural asturiano y conocimos las razones por boca de su alcalde. “Necesitamos volver a conectar con la tierra, tocarla con nuestras manos”, reflexiona Antonio Jardón responsable del exitoso videoblog La Huertina de Toni. Y eso es así porque a pesar del sistema en el que estamos inmersos, del cemento y del asfalto, somos naturaleza y estamos diseñados para vivir en ella. Por eso nos sigue impresionando una puesta de sol, el olor a hierba mojada, o un mar embravecido. La naturaleza nos hace sentirnos bien, late en nuestro interior aunque el contacto a veces sea mínimo. En los últimos tiempos se percibe un creciente interés por lo artesano, lo rural, la cultura del campo… ¿es una vuelta al origen, una mirada hacia el futuro? También de eso hablamos con Severino García González, presidente de Ecotur, una persona comprometida con esta tierra, con la cultura local y con la vida en el campo. Fue uno de los pioneros en apostar por el turismo rural en Asturias, y un defensor de la vida rural planteada como un retorno a los orígenes, recuperando los usos y costumbres de los pueblos.
Dicen que tarde o temprano todos volveremos al campo, nos volveremos a encontrar con esta Tierra que nos vio nacer y nos sigue alimentando cada día. En el fondo volveremos a conectar con nosotros mismos, como nuestros antepasados… y nos sentiremos bien.
Somos naturaleza
