Como profesional, combina su trabajo en la agencia Europa Press con el decanato del Colegio de Periodistas, que a su vez compatibiliza con la actividad en la Asociación de la Prensa de Oviedo y la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE). El Colegio de Periodistas de Asturias ha sido constituido recientemente con el objetivo de defender los derechos profesionales y laborales de los periodistas, además de servir de interlocutor con administraciones e instituciones para mejorar el acceso a la información, y organizar jornadas formativas o de divulgación, siempre desde el compromiso de velar por la calidad informativa que se ofrece a la sociedad.
Entre otros proyectos, el Colegio trabaja en la elaboración de códigos y guías de buenas prácticas para el tratamiento de temas sensibles como los relacionados con los menores, la violencia de género o las minorías. «Evitar los adjetivos que no aportan información, evitar el sensacionalismo, no recrearse con los detalles escabrosos que sólo sirven para alimentar el morbo» son algunos de los aspectos a tener en cuenta.
-En su carrera laboral, ¿ha sufrido algún tipo de ‘zancadilla’ por el hecho de ser mujer?
-En mi etapa de facultad siempre me sentí en igualdad de condiciones que mis compañeros, el tema del machismo lo percibí más cuando empecé a trabajar. Hasta entonces es como si hubiera estado en una burbuja de igualdad casi generacional y de aprendizaje, pero cuando entras en el mundo laboral y tienes que rivalizar en cierta medida con los hombres te encuentras, en mi caso, con más condescendencia y paternalismo que agresividad. No sé si es por ser joven, o mujer, o ambas cosas, pero es algo que me llama la atención porque nunca lo he vivido con mi padre. Tiene dos hijas y nos ha tratado siempre con total respeto y libertad. De todas formas, casi diría que son casos aislados, por lo general no tengo queja de mis compañeros.
«Miras a los puestos de responsabilidad (jefatura de redacción, subdirección o dirección), y ves que están ocupados en su mayoría por varones»
-En España, más del 60% de estudiantes de Periodismo y Comunicación Audiovisual son mujeres y en cambio, apenas el 20% de ellas accede a puestos directivos de empresas periodísticas. Los cargos de responsabilidad siguen estando en manos de los hombres, según el último informe de la FAPE.
-En el Colegio hay una importante presencia femenina, pero efectivamente, miras a los puestos de responsabilidad (jefatura de redacción, subdirección o dirección), y ves que están ocupados en su mayoría por varones. Generalmente no cobramos menos por realizar el mismo trabajo, pero si a tu compañero le ofrecen un puesto de más responsabilidad y por tanto mejor pagado, y eso pasa una y otra vez y a ti no te llega el turno, nos acabamos encontrando con una clara discriminación que produce una desigualdad. Encima, además de hacer bien nuestro trabajo a nosotras se nos exige una buena imagen, que influye en nuestra valoración, cosa que a ellos no les ocurre.
-Hablemos de periodismo. ¿Por qué cree que la profesión ha perdido tanta credibilidad?
-Creo que la precarización del trabajo afecta a la credibilidad, en tanto que trabajas con sueldos cada vez menores, en condiciones que impiden o dificultan la especialización. Tienes que picar de todo un poco y muchas veces se pierden matices y la información carece de profundidad. Por otro lado, la gente confunde muchas veces lo que le llega por un medio de comunicación de prestigio con lo que aparece en las redes sociales. Hay que diferenciar los soportes y no meter todo en un cajón de sastre, porque se confunde información pura con entretenimiento, con opinión…. La ciudadanía, las administraciones, los propios medios deberían ser más críticos con esto. Los profesionales tenemos que poner en valor esa diferenciación para que la gente vuelva a creer en el periodismo.
«La precarización del trabajo afecta a la credibilidad, en tanto que trabajas con sueldos cada vez menores, en condiciones que impiden o dificultan la especialización»
-Hoy no se entiende una parrilla radiofónica o televisiva sin una tertulia, una fórmula que cuenta con muchos seguidores. ¿Puede este formato llegar a sustituir al trabajo periodístico?
-Un profesional conoce estrategias de comunicación que permiten profundizar en un hecho, dar datos contrastados, trabajar con varias fuentes y luego llegar a una conclusión, hacer una crónica o escribir un editorial, dejando claro qué se está haciendo en cada momento. A las tertulias acuden muchas veces los directores de los medios que, más que aportar información, aportan un enfoque editorial. No se hace un análisis riguroso del tema sino que se busca la confrontación, el titular, el mensaje corto… Hoy el formato de tertulia se utiliza tanto para hablar de cotilleos como de los acuerdos del Gobierno y esto es algo que habría que intentar corregir.
-¿Qué papel juegan en todo esto las redes sociales? ¿Pueden ser un canal de acceso a la información?
-El año pasado, desde la Asociación de la Prensa de Oviedo, pusimos en marcha un proyecto -del que queremos hacer una segunda edición- con la Obra Social de La Caixa. Consistía en explicar a los jóvenes de entre 14 y 16 años la función del periodismo, los diferentes soportes, formatos y géneros para que tuvieran más criterio a la hora de acercarse a la información. Están acostumbrados a enterarse de las cosas por las redes sociales o por Internet sin discriminar. Les explicamos que un ciudadano de a pie puede tener la versión de una parte, quedarse con un titular, una entrada de Facebook, un tuit, y hacerse con ello una composición de lugar alejada de la realidad: las cosas te acaban sonando y no sabes por qué. Un periodista en cambio puede analizar, contrastar esa información y contextualizarla antes de ofrecérsela a la sociedad. Hay una sobresaturación de información y hay que aprender a discriminar, porque si no al final uno acaba más confuso.
«La gente confunde muchas veces lo que le llega por un medio de comunicación de prestigio con lo que aparece en las redes sociales. Hay que distinguir información de opinión o entretenimiento»
-¿Cree que a veces detrás de tanta critica se busca degradar al periodismo para convertirlo en una herramienta fácil de controlar?
-Es la clásica frase de ‘matar al mensajero’ y eso lo estamos viendo en estos días con varios comentarios fuera de lugar que intentan desviar la atención de la noticia. Como el ex ministro Corcuera preguntando a una periodista cuál era su afiliación política cuando le hizo una pregunta incómoda, o Pablo Iglesias comentando sobre el abrigo de piel de otra periodista en una rueda de prensa… En ambos casos se está sugiriendo que existe una intencionalidad detrás de un enfoque periodístico. Al final, el mensajero acaba pareciendo el culpable de esa pregunta incómoda o de la mala interpretación de unas declaraciones que no se hicieron de forma clara.
-Como decana del Colegio y como periodista, ¿cómo califica el canal de comunicación con las instituciones en Asturias?
-Regular, se ha complicado bastante en los últimos años. Tanto el Gobierno autonómico como la Junta General del Principado tienen personal de prensa y en líneas generales la relación es fluida: son resolutivos aunque siempre puede haber matices o casos concretos. Sin embargo, desde el inicio del mandato del gobierno central, la Delegación de Gobierno en Asturias no tiene responsable de prensa, lo que dificulta el trabajo de los medios. Cuando se resuelva la situación política a nivel nacional, desde el Colegio se pedirá que mejoren los canales de información con un periodista a la cabeza. En este momento, el Servicio de Emergencias del Principado de Asturias (SEPA) tampoco tiene departamento de prensa y eso es algo que debe resolverse con urgencia.