Hay muchas cosas que definen a Asturias pero hay una que destaca de manera especial: la sidra. La historia de esta tierra ha estado siempre vinculada a esta bebida que se elabora a partir de manzanas autóctonas cosechadas en miles de pomaradas de la geografía asturiana.
Frente a la demanda comercial y la puesta en el mercado de sidras ‘modernizadas’ como las espumosas o las de nueva expresión, existe en Villaviciosa un colectivo que quiere fomentar la elaboración y el consumo de la sidra casera, esa que se hizo desde siempre en los llagares familiares y que se utiliza para el consumo propio. Oscar Flórez, es el tesorero de la Asociación para el Fomento de la Sidra Tradicional Asturiana.
-¿Qué momento atraviesa actualmente la sidra asturiana?
-Desde mi opinión la sidra comercial está en un momento de auge. Quizá estemos pasando la generación de la cerveza y estamos entrando en la generación de la sidra. La juventud se empieza a interesar por ella y el problema que tiene ahora es que se bebe gran cantidad, pero no se valora lo que se está bebiendo. Lo que necesitamos es aprender a valorar la calidad de lo que tenemos, saber lo que tenemos delante y no beber por beber. Esto no es el botellón, es un producto que está elaborado con materia prima de nuestra tierra y tenemos que sacarle el interés que tiene y conocer el trabajo que lleva.
-La sidra lleva años produciéndose, ¿debería modernizarse algún eslabón de la cadena productiva o se debe preservar lo tradicional?
-La cadena productiva está muy bien. Lo que hace falta es unificar un poco lo que el consumidor está buscando. La cadena productiva va con la moda, la gente antiguamente hacía una sidra muy personal a gusto de cada uno pero ahora, desde el punto de vista industrial, hay que unificar los criterios y producir lo que a la gente le gusta.
-¿Cómo resulta la convivencia de la sidra tradicional con las espumosas, las de nueva expresión y otras modalidades?
-En Asturias conviven pero no demasiado bien porque no se entienden. Aquí hay una cultura de sidra y no entendemos la espumosa ni la de nueva expresión como una sidra para beber en un bar o en un chigre. Aquí entendemos la sidra que se escancia pero deberíamos empezar a convivir con ellas porque es otra forma de consumo. Desde mi punto de vista, deberíamos impulsar todo tipo de sidras.
-En 2015 se puso en marcha el sello de calidad de las sidrerías de Asturias. ¿Qué valoración hacéis de esta iniciativa?
-No fue muy valorado porque no estamos acostumbrados a esto. No se trata solamente de tener un producto que sea de gran calidad, sino que ese producto una vez puesto a disposición del cliente tiene que estar tratado de una manera determinada. Este trato conlleva que la gente tiene que estar preparada para hacer un buen escanciado, para darle un buen tratamiento de temperatura al producto y tiene que saber que, lo que está vendiendo, es un producto de calidad. El primero que lo tiene que saber es quien lo vende, después el consumidor debe exigir. Una vez que exija, el establecimiento debe saber cómo tratar ese producto y así poder también exigir al elaborador el tipo de producto que quiere en cuanto a la calidad.
-¿Fomentar la elaboración de la sidra en casa puede disminuir el consumo comercial?
-No, esta no es una sidra para comercializar, es una sidra para beber en casa y con los amigos. Yo creo que el 99% de los llagareros asturianos comenzaron haciendo sidra en su casa, que es la madre de la sidra comercial y de esto no hace tanto tiempo. Existe la sensación de que promoviendo la sidra de casa se va a consumir menos en el bar y es todo lo contrario. No se trata de competir sino de fomentar
El pasado mes de noviembre, los días 11 y 12, la Asociación celebró en el Centro Cultural San Juan de Capistrano, en Villaviciosa, las I Jornadas de la Sidra Tradicional Asturiana que contaron con la participación de destacados expertos del sector sidrero.