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jueves 21, noviembre 2024

Planeta Asturias. Un reducto astur en Madrid

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Planeta Asturias es un reducto de la tierrina en el centro de España. El lugar donde se puede degustar una tapa de queso 100% asturiano, comprar fabes y compango para hacer una buena fabada ahora que empieza a apretar el frío o una caja de sidra y celebrar con los amigos. Planeta Asturias es el primer comercio fuera de la región que recibió el distintivo de la red de comercios distribuidores de la marca Alimentos del Paraíso.

Si algo tiene claro Ricardo Gutiérrez es que “la felicidad no engorda” y que la alta calidad se defiende sola cuando el producto es bueno y la elaboración cuidada. Y de eso, en Asturias, se sabe bastante. La historia de este pequeño comercio local, ubicado en la planta baja del Mercado de la Cebada, justo en el barrio de La Latina, comenzó a escribirse hace tres años con una decisión valiente y la apuesta por conseguir que comer producto asturiano en la capital de España no fuera una misión imposible.
Actualmente, Planeta Asturias cuenta con más de cien referencias entre las que se encuentran productos muy tradicionales de la gastronomía asturiana y otros más innovadores.

-¿Cómo acaba un asturiano abriendo una tienda como la tuya en Madrid?
-Justo un mes antes de la pandemia, me quedé sin curro. Llevaba diecisiete años trabajando de protésico dental, poco a poco fueron echando a gente hasta que me tocó a mí. Yo pensaba que en pocos días encontraría trabajo, pero llegó el Covid y me quedé sin nada. Estuve dos meses dándole vueltas a hacer algo, porque no me convencían las condiciones que me ofrecían en los trabajos que salían. Llevo viviendo unos veinte años en el barrio donde está el mercado, conozco a la gente y sabía que ahí había locales vacíos y que los precios de los alquileres estaban más o menos baratos. Todo el mundo me decía siempre que los productos de Asturias son muy ricos y yo estaba harto de tener que traerme cosas cada vez que iba, o de encargárselas a mis padres cuando venían a visitarme. Esto mismo lo vivían un montón de amigos asturianos o gente que había conocido productos en unas vacaciones y quería seguir consumiendo nuestra gastronomía. Empecé a hacer números, alquilé un local en el mercado y abrí la tienda. Los primeros meses estaba un poco despistado, pero poco a poco me fui acostumbrando y ahora estoy convencido de que es la mejor decisión que pude haber tomado.

Ricardo Gutiérrez en su comercio en el Mercado de la Cebada (Madrid)
Foto: Planeta Asturias

“Fui la primera tienda fuera de Asturias que se integró en la red de comercios distribuidores de la marca Alimentos del Paraíso”

-Eres el primer comercio de fuera de Asturias que recibió el distintivo de la Red de Comercios Distribuidores de la marca Alimentos del Paraíso. ¿Qué ha significado esto para ti?
-La verdad es que ayudaron mucho. Les llamé y les pregunté si podía formar parte de la Red y, como ellos tenían la intención de expandirse, les pareció bien mi propuesta. Fui la primera tienda de fuera de Asturias que se integró en la Red y el distintivo me lo dieron en el stand que tenía el Principado en el Salón Gourmets. A raíz de eso me llamaron de La Nueva España, salí en televisión y empezó a venir gente para decirme que me habían visto, a darme ánimos y también a ver qué tenía en la tienda y comprar productos. Es impresionante el “boca a boca” que tenemos los asturianos en Madrid. Yo nunca tuve en cuenta lo que significaba encontrarte con alguien de la tierra cuando estás lejos de casa y es impresionante. Que venga gente un fin de semana a Madrid, pase por el mercado, vea lo de Planeta Asturias y pare para saludar, preguntarme qué tal me va y desearme suerte, me da ánimos. Me hace ver que voy por el buen camino.

-¿Qué balance haces del tiempo que llevas abierto?
-El 18 de septiembre hice tres años y estoy muy contento. Cada vez viene más gente, tengo muchos clientes habituales y todas las semanas llega gente de Coslada o de lugares que están a diez o quince kilómetros expresamente a comprar productos. Cada vez me conocen más y para mí es un lujo. Mi intención era que en Madrid hubiese un lugar en el que poder comprar cosas que comiste cuando fuiste a Asturias y que no tengas que esperar a regresar para volver a probarlas. Que lo puedas hacer en cualquier época del año sin necesidad de viajar. Además tengo suerte porque, si buscas tiendas de productos asturianos, te salgo yo como el único que tiene el 100% de producto de Asturias. No me puedo quejar porque las expectativas que tenían están superadas.

“Mi intención era que en Madrid hubiese un lugar en el que poder comprar cosas que comiste cuando fuiste a Asturias y que no tengas que esperar a regresar para volver a probarlas”

-¿Qué destacarías de los proveedores con los que trabajas?
-Es gente con ideas muy innovadoras, con un trabajo de calidad, buena materia prima y ganas de hacer las cosas bien. Tienen un gran amor por la tierra, el producto y, aunque echen horas, trabajan a gusto. A mí me parece de quitarse el sombrero. Los productores, cuando contacto con ellos, se quedan un poco descolocados. Me dicen que tengo mucho valor y también están muy agradecidos porque, para ellos, también es una puerta abierta el tener su producto en el centro de Madrid.
Después hay otra parte en referencia a todas las cosas que tengo que es la imagen. La tienda es muy bonita y las presentaciones de todos los productos tienen diseños muy chulos, con mucho gusto. Comemos por los ojos y la buena presentación es algo que se agradece porque ayuda a vender. La verdad es que por parte de todos los proveedores recibo un trato superamable. Casi todo son cooperativas o empresas pequeñinas que llevan toda la vida currando.

-Supongo que será gente que, como tú, entiende el amor por su tierra desde el compromiso de un trabajo serio…
-Son todos supercurrantes y, sobre todo, muy comprometidos. El amor que tienen por lo de la tierra es tan grande que te acaban dando las gracias. Siempre les digo que no me las tienen que dar, que esto es algo mutuo. Yo no vendo algo sin más, los clientes lo compran porque está rico y bien hecho. La gente en Madrid es muy exigente y te puedo asegurar que, si hay algo que no les gusta, no lo compran. Además, el primer filtro de calidad es el mío y yo no pongo nada aquí que no me convenza al 100%. Es gente con la que comparto el mismo espíritu de querer hacer las cosas bien y, sobre todo, con muchas ganas.

“Los productores con los que trabajo, tienen un gran amor por la tierra, el producto y, aunque echen horas, trabajan a gusto. A mí me parece de quitarse el sombrero”

-¿Les sorprende a los asturianos afincados en Madrid descubrir tu tienda?
-Hay una cosa muy curiosa y es que viene mucho asturiano a preguntarme o comparar productos y, hasta que no les digo que soy asturiano, noto que están pensando: “a ver este madrileño qué intenta venderme”. En cuanto les suelto: “¿de dónde yes?”, entonces ya se relajan y ahí ya les puedo explicar todo a gusto, porque todos los productos que tengo en la tienda los tengo testados y les puedo explicar perfectamente cómo saben, de dónde vienen y cómo están elaborados. Hay gente que me llama y me pregunta si puedo conseguirle algo determinado o vuelven a comprar cosas que ya se han llevado. Muchos compradores repiten y eso es lo mejor porque me da la sensación de que estoy haciendo las cosas bien.

-¿Índice de clientes que no conocen el producto asturiano y se deciden a probar?
-Hay muchos días que igual el 80% de la gente que viene a la tienda, son extranjeros. Estamos al lado del Rastro y esta es una zona de mucho paso de gente de fuera y también de turistas nacionales. Los puentes y los fines de semana es una barbaridad la cantidad de turismo nacional que viene al centro de Madrid a ver el ambiente, las tiendas, las luces… Lo que sea. También es verdad que viene mucha gente del barrio y ya tengo clientes fijos con los que mantengo buenas charlas y eso me presta por la vida. En general, a los extranjeros les gusta que les cuentes la historia del producto que han probado o que van a comprar.

“La gente hace la compra y después se vienen a tomar una botella de sidra con una tapa de queso, están un rato a gusto, charlan y a veces también conocen otros productos”

-En tu puesto, ¿también hay un espacio dedicado a la degustación?
-Mi puesto es una antigua carnicería; como no hay relevo para este tipo de oficio, los mercados se han ido renovando con ideas como la mía. Aquí tengo la oportunidad de, en una pequeña barra que hay, poner una tapa de queso, de chorizo, abrir unos callos y calentarlos para que la gente los pruebe, una sidra, vino, cerveza… Es lo que llaman “barra de degustación”. Hay gente que viene a comprar y otros que vienen a tomarse un vermut con una tapa o el aperitivo. Los sábados estamos hasta las seis de la tarde así que la gente hace la compra y después se vienen a tomar una botella de sidra con una tapa de queso; están un rato a gusto, charlan y a veces también conocen otros productos. Es una forma de darles otra vida a los mercados de abastos.

Planeta Asturias. Mercado de la Cebada, Madrid

-¿Cuáles dirías que son los productos estrella?
-Las fabas y los quesos. Muchos de los que tengo aquí la gente los probó cuando estuvo por el verano en Asturias y cuando los quiere volver a comer, no los encuentra en todo Madrid. También la longaniza de Avilés tiene mucha acogida. Cada vez que algún asturiano pasa por aquí y la ve da palmas con las orejas porque esta es otra de las cosas que es casi imposible encontrar. La gente que la prueba de primeras alucina porque es espectacular.

-¿Y qué producto no tienes que te gustaría tener?
-Si te digo la verdad me gustaría tener más productos dulces. Lo que pasa es que en Madrid hay cosas que se secan demasiado. Justo estos días estoy hablando con una chica que me va a mandar casadielles y carbayones, a ver qué tal llegan y cómo aguantan, porque muchas veces se quedan demasiado tiesos aunque estén muy bien envasados. Me gustaría también tener más quesos y más sidras, pero estoy sin espacio.

-Asturias, ¿es una marca que vende?
-En cuanto la gente ve lo de Planeta Asturias, se quedan mirándolo, empiezan a estudiar los productos, les empiezas a explicar y la inmensa mayoría te dice que les encanta Asturias y su comida. Aunque no hayan ido más que una vez, es algo que les marca. No hay nadie que me haya dicho algo neutral, siempre es todo superlativo. Además, en Madrid, toda la vida les ha gustado venir a Asturias para no pasar calor en verano y, si aún encima, se come bien, para qué hablar más. Fíjate que aunque yo tengo un poco de todo en la tienda, la gente alucina cuando le enseño ciertas cosas. Cuando, por ejemplo, hablo de los vinos de Cangas, la gente se sorprende y pregunta si hay vinos en Asturias. Los prueban y les cuesta creerlo. El producto asturiano ya triunfaba antes y cada vez lo hace más. Yo hago esto sabiendo lo que vendo y defendiéndolo a muerte porque sé que son buenos productos. Ofrezco lo que yo compraría para mi casa.

“En cuanto la gente ve lo de Planeta Asturias, se quedan mirándolo, empiezan a estudiar los productos, les empiezas a explicar y la inmensa mayoría te dice que les encanta Asturias y su comida”

-¿Podríamos decir que está de moda?
-Sin ninguna duda. Llega mucha gente diciendo que pasó allí el verano, no se trajo nada y que le gustaría volver a comer algunas cosas que descubrió en sus vacaciones. Mi idea es ser un lugar de referencia tanto para los asturianos que quieran comer cosas de su tierra, como para gente de fuera, nacional e internacional, que quiera probar productos variados y de calidad. También sucede que, como tengo tanta variedad, vienen a por algo concreto, y rara es la vez que no acaban descubriendo otra que les sorprende. El producto de Asturias se vende solo. Fíjate cómo ha ido creciendo la demanda que tengo unos 114 artículos en dieciocho metros cuadrados, y si tuviese más espacio, aumentaría la oferta.

-¿Dirías que falta más promoción por parte de las administraciones?
-Lo que falta, y siempre lo digo, es que se haga más publicidad. La marca Asturias está bien pero luego, hay muchas cosas que la gente desconoce incluso de dentro de la propia provincia. Por ejemplo el Chosco. La gente, cuando lo prueba, alucina y, en Asturias, o estás en la zona en la que es habitual producirlo y comerlo, o es un gran desconocido. Fíjate que muchos amigos míos de Salinas lo empezaron a comer porque en mi casa siempre lo había. O las verdinas, que yo las conocí cuando abrí la tienda. Falta publicitarlo con más fuerza y con la seguridad de que si tú dices que es de Asturias, la gente lo va a comprar porque saben que va a estar bueno.

“Yo hago esto sabiendo lo que vendo y defendiéndolo a muerte porque sé que son buenos productos. Ofrezco lo que yo compraría para mi casa”

-¿Promocionar con orgullo y sin miedo?
-Con la materia prima que tenemos en Asturias puedes ir al fin del mundo. Yo no me puedo quejar ni un poco. Por supuesto que echo horas aquí, pero estoy tan a gusto y tan satisfecho de demostrar que puedo superar estos retos que muchas veces te pones sin pensar que me compensa todo el trabajo que estoy haciendo. Todo el mundo que viene a la tienda me dice que se va muy a gusto, con lo cual, estoy como una abuela cuando vienen los nietos a casa. También es verdad que me lo curro mucho, pero yo no puedo permitirme vender cosas que no tengan calidad y que los clientes no vuelvan o se sientan estafados.

-Ahora que el tiempo te ha dado perspectiva, ¿la apuesta por el cambio ha merecido la pena?
-Más que valiente fue un poco locura, pero es verdad que quien no arriesga no gana. Y estoy más a gusto ahora que antes. Yo tenía la vida asegurada pero no estaba nada contento, estaba superquemado. Los últimos años en el laboratorio fueron un poco infierno y yo que soy tirando a guerrillero y no me sé callar pues tampoco lo llevaba nada bien. De estar ocho o diez horas metido en un laboratorio, que salías a comer y poca cosa más a estar aquí hablando con gente muy dispar, imagínate la diferencia. Aquí viene mucho extranjero y no he hablado tanto inglés en mi vida, que también es una cosa que me ha permitido aprender. Cada día meto una cosa nueva en la cabeza y esto es algo que me gusta mucho. Creo que he encontrado el punto exacto donde tenía que estar. Cuando me despidieron fue un palo, pero pensándolo ahora, fue una bendición y, de la pandemia, saqué una cosa muy positiva: me quité muchos miedos que tenía de hacer las cosas yo solo, de enfrentarme a cosas como llamar para pedir subvenciones, empezar a gestionar un negocio y todo esto me ha subido la autoestima un 200%. Fue decir: quiero y puedo. De cien cosas que me han pasado, noventa y nueve son buenas.

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2 COMENTARIOS
  1. Mi querido hermano no puede más que triunfar: tiene una materia prima excelente y él y su don de gentes pueden con todo! Planeta Asturias forever!

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