Por si ya fuera poco el anuncio del Apocalipsis por la llegada de este Gobierno, nos dicen ahora que habrá un eclipse, fenómeno que antaño se interpretaba como una señal de los cielos de que se avecinaban nuevas catástrofes. Habrá que ponerse la tirita antes de tener la herida; como ya han hecho en esta calle de León, en previsión de males mayores.
Habrá oído usted, amable lectora, paciente lector, que tenemos un equipo de gobierno “ilegal, presidido por un traidor, felón, apoyado en comunistas, con el respaldo de separatistas cuyo objetivo es romper España y de filo-etarras”. O sea, carne de paredón todos ellos, a juicio de los bisnietos de aquellos que dieron un golpe militar contra la legalidad republicana.
Cuando se levantaron en armas, sacrificaban a quienes se quedaron del lado de la democracia acusándolos de “rebelión militar”. Ironías. Estos señoritos, que ahora dicen tamañas barbaridades del Gobierno legítimamente elegido por el Congreso que nosotros elegimos legítimamente en las urnas, acusan a Sánchez de “degradar las instituciones” (Espinosa de los Monteros dixit).
Empieza el año. Bisiesto, -más desastres, dicen los agoreros-, y el príncipe pequeño de los britanos dimite. Así me lo comunica Marta, desde Leeds. Prince quits. Duke of Sussex resings his rols as front-line royal. La cosa es tan seria en el Reino Unido que las portadas sobre el Megxit ganan a las del Brexit. Insólito. Si bien se han visto cabezas coronadas abandonar la primera línea, nunca se había vivido que uno de sus retoños dimitiera. Ahora va a buscar empleo en Canadá; no lo veo, la verdad, hay poca oferta de plazas de príncipe. Me temo que sufrirá por mucho tiempo en la cola del paro, salvo que se recicle.
Igual podía tener más éxito en los USA. Posiblemente a alguno de estos tipos que no saben contar los millones de dólares que les caen de los bolsillos, les gustaría comprar un royal, una realeza, para decorar. Lo digo porque al mismo tiempo llega una noticia de la Paltrow, Doña Gwyneth, y sus inefables negocios.
A mí me caía bien esta chica, desde Shakespeare in love, la peli; y porque estudió español de jovencita en el instituto de Talavera de la Reina (Talavera de la Queen), pero hay cosas que, en fin… “G.P. agota la venta de las velas que huelen como su vagina”, dice el titular de prensa. No quiero ni imaginarme el tipo de consumidores. Me abstengo de hacer comentarios; si bien en asturiano hay frases rotundas para calificar estos hechos, las dejo a la fértil imaginación del sufrido público, por si esta página se publicare en horario infantil.
Así que seguimos buscando inteligencia en el espacio exterior, ya que escasea en la Tierra, pero los estrelleros hasta ahora no han tenido éxito en esa tarea. Y nos dicen que toca año bisiesto, y anuncian un eclipse. ¡No dormiré tranquilo hasta el 12 de agosto de 2026!
Me consuelo viendo que, -pues no lo hacen Sporting y Oviedo-, es capaz de derrotar a equipos grandes el Mirandés, clasificado en la Copa entre los mejores. Enseña del orgullo de la villa burgalesa, antaño ferroviaria e industrial, ahora cada vez más recortada en posibilidades. Como nuestras Cuencas, pero reinventándose. Tiene Miranda de Ebro un potente tejido asociativo, capaz de organizar, por ejemplo, el certamen de arte en la calle Viste Miranda, en el que las ventanas exhiben lienzos pintados por artistas de diferentes tendencias; en septiembre celebran el famosísimo Festival de Ebrovisión. Y me van a permitir enviar un saludo especial a la Asociación de encajeras, que suelen venir a la exposición de Mieres; en un local modesto, entre bolillos, tejen, hablan y solucionan cosas de mujeres. Arte y solidaridad.
La prensa astur, a falta de glorias futbolísticas actuales, habla de las pretéritas. Entre EFE y un informador local nos avisan de la retirada de Mario Jaquet, centrocampista que diera tardes de gloria a Buenavista. Dicen: “…fue uno de los llamados oriundos, jugadores sudamericanos con supuestos descendientes españoles que llegaron en masa en los años sesenta y setenta”.
No permitían las normas contratar en las ligas jugadores extranjeros, así que se inventó el asunto de los “oriundos”, descendientes de españoles emigrados. Fue un coladero, salpicado de falsificaciones que dio lugar a situaciones chuscas, como aquel que declaraba, sin sonrojarse, que su abuelo había nacido en Celta de Vigo. Este abuelo, de ser cierto, sería, en todo caso, supuesto ascendiente.
Hubo un equipo astur que se lió tanto con los papeles que contrató al hermano que no era, y en vez de un futbolista firmó con un ciclista. Muchos de los oriundos echaron kilos con la buena gastronomía local; algunos los traían de casa, como aquel que vistió de blanquirrojo que apenas llegó a jugar cuatro amistosos, absolutamente fuera de forma. En su casa le llamaban “la chancha”, la cerdita; imagínese. A todos les habría venido bien leer la publicidad de unas jornadas gastronómicas celebradas en Madrid en otoño, puesto que no tenían por qué saber, un suponer, lo que era un pitu caleya. Convocadas en su tercera edición por el restaurante La Clave de Tres Cantos, anunciaba su menú traducido al castellano parlantes: “Fabada al estilo campero. Pollo de callejuela, criado sin pienso. Casadielles, una masa de hojaldre frito”.
Ya tomado el postre, para llevar mejor las penas, para olvidar si fuera menester, le invito a un carajillo. Una conocida marca de café ha desarrollado su propia cadena de establecimientos; se degustan sus productos con aires innovadores, tanto que hasta el nombre le han cambiado a la modesta combinación proletaria.