Escribo desde la desazón que me originan las muertes de dos niñas a manos de su padre en Asturies o la de un seguidor de un equipo de fútbol por la acción de otros de colores diferentes en Madrid. ¿Qué sociedad es ésta en la que un ser retraído es capaz de asesinar inocentes por venganza doméstica o alguien está dispuesto a matar o a dejarse apuñalar por un juego de veintidós tipos en calzoncillos?
Sociedad de riesgo, ¿Plaza del Riesgo? Alcanza la crisis a instituciones que parecen al margen de la realidad económica, pero el desbarajuste no es solamente de dineros, es social; la Universidad quieren convertirla en una factoría que debe dar beneficios contantes y sonantes. Un riesgo, realmente, como los que corremos a diario «Una señora atropellada por un auto en la calle Peligros». Pola de Siero, ciertamente igual la señora debería transitar por otro lado. En Tenerife, en cambio, un ciudadano origina una avería de tráfico en la calle del Perdón, lo cual ayudaría, no me cabe duda, al causante del accidente.
Limpio la habitación de papeles atrasados, el espacio de la casa es limitado, la capacidad de aguante a los ácaros también, aunque no estoy a gusto si no lo reviso todo previamente; así como de niño leía los periódicos viejos que mi abuela extendía en el suelo para que no pisáramos lo fregado, así ahora no puedo destruir las libretas de apuntes sin echarles una ojeada. Me encuentro a Don Alfonso Ussía, -no es santo de mi devoción, pero he de reconocer que sabía contar anécdotas-; en 1992 actúa de maestro de ceremonias en la XV Asamblea nacional de La Casera, Hotel Meliá Castilla, Madrid; el lema es «La Casera a toda plana» y los chistes tienen relación con las erratas de la prensa escrita: «El Atlético Tafalla ganó ayer por la minina» «El obispo de Navarra ordeñó ayer a 24 nuevos sacerdotes». «En un diario de San Sebastián se publica ‘…asistieron al acto el Gobernador civil y señora, el Gobernador militar y señora, el Obispo de San Sebastián y señora…’ Pero la cosa no quedó ahí, porque tres meses más tarde el Correo Vasco escribe ‘…el Gobernador civil y señora, el Obispo de san Sebastián y señora…’ con lo que no se sabe si los reincidentes son los periodistas o el señor obispo».
Las cosas que traen por medio al clero suelen ser particularmente celebradas, como cuando el corresponsal de La Nueva en Candás daba nota sobre la evolución demográfica del concejo y escribía que se habían celebrado equis matrimonios, de los cuales tantos eran civiles y tantos otros canónigos; o el caso de la firma Pablo Román, que asegura que una televisión en su momento subtituló «la erección del Papa». No puedo dar fe, sin embargo sí guardo un hermoso recorte en el que se puede leer a propósito de la elección del blasón pontifico: «…y sustituyendo por una mitra la tiara, la triple corona que figuró en los escudos papales de Juan Palo II…» (Más adelante verán ustedes que el nombre Pablo origina conflictos involuntarios).
Le gusta a Alfonso Ussía dejar constancia de sus relaciones de alto copete, «Esta anécdota que a mí me contó personalmente Su Majestad el Rey, dio lugar a un pequeño incidente diplomático, porque yo pedí permiso a la Zarzuela, me lo dieron, lo publiqué y luego salió en la prensa portuguesa. Visitaba Inglaterra el presidente de Portugal, Ramalho Eanes; era entonces el protocolo que la Reina lo recibiera en la Estación Victoria, iban a palacio en calesa. En mitad del trayecto un caballo suelta una ventosidad, el olor penetra en el carruaje y la Reina se excusa, ‘Perdón, Señor Presidente’. No se disculpe, Majestad; yo también creí que había sido el caballo».
Ussía me contó la respuesta de Ramalho en portugués, como es un idioma que (también) desconozco lo expreso en castellano. Un poco de lío con el habla se está produciendo en los países de lengua catalana; paso unos días en Lloret (Loredo en castellano) y me encuentro el lujo a precio de saldo y un lío guapo de lenguas: carteles de venta no ya en inglés o alemán, como hasta ahora, sino en ruso; una pintada en una pared en ruso, y otra en lo que se habla en la India, que se dice indio y no como dice un anuncio en La Vanguardia, «Taj Majal, restaurante indiano«. Algunos polemizan contra una normativa que obliga a rotular los comercios en catalán; retornamos a La Vanguardia, que sonríe con la norma y publica la imagen de una tienda que anuncia bordats; «brodats», es lo correcto para expresar bordados, intento de catalanizar sin saber. En Valencia y Baleares la derecha complica la historia intentando meter el inglés a calzador; como no hay profesorado suficiente ni se dota económicamente el proyecto, pueden originarse situaciones ridículas: La empleada del kiosko quiere ser amable con los turistas, vende una postal y se interesa por saber si la compradora necesita sello («stamp» en inglés); gesticula con ambas manos, señala con el dedo índice el recuadro apropiado y pregunta: «¿Sello… tampax…?«.
Manejan muy correctamente la lengua oficial en León, tierra de escritores. «El Rey Cigüeña» es una narración legendaria de Ramiro Pinto, ecológica se diría; en la contraportada se lee: «Y por su puesto, dominándolo todo, las llamadas inexplicablemente fuerzas vivas» Podría pensarse que el título de fuerzas vivas se debería a su posición social, no es así, por supuesto. En las páginas interiores viene escrito correctamente; los diablillos de la linotipia… Este libro lo trajo el amigo Miguel Ángel Fernández, que habitualmente suministra material a estas páginas, lo que no le libra de meter soberanamente la pata, como cualquier ciudadana; escribe un artículo sobre el Ágora de la Poesía, interesante evento que se celebrará en León desde mayo 2013 hasta dentro de 100 años (así consta en la solicitud gubernativamente aceptada). Decíamos anteriormente el riesgo de llamarse Pablo; nuestro colaborador, -aunque ya lo corrigió en su blog y pidió disculpas tenemos las pruebas-, informa que uno de los poetas que aparece en la antología del Ágora es Pabo Guisado.
En estos tiempos turbulentos que nos ha tocado vivir se espera de las publicaciones escritas un poco de compromiso. Proliferan las revistas de menudillos en las que se airean aventuras y desventuras de personajes más o menos famosos; prensa especializada. Por eso me resulta sorprendente la banalización en los medios que deberían ser serios; así que este mes vamos a enviar al rincón de pensar al equipo que coordina «La gran galería», penúltima página de los periódicos EPI, capaces de ofrecer la siguiente gran noticia, que habrá dejado impresionada a la nación, y al entero orbe: «Doña Sofía se compra un queso».