Por aquí estamos de cumpleaños, hace hoy (1 de abril) exactamente 9 años que empezamos aquella columna, El que tiene boca…Ya sabe, se equivoca. Ahora vienen nuevos tiempos, nuevas necesidades, y no hay más remedio que reinventarse. Así que, desde hoy en adelante, este Teobaldo pecador de las letras se conformará con un pequeño rincón, un apacible requexu, donde mostrará alguna imagen divertida, a la par que crítica con este pícaro mundo que nos toca andar.
Estamos pasando días complicados; no es éste espacio para opinar de cómo se están haciendo las cosas, solamente pido que dejemos de usar términos bélicos; a mí me da cosa este lenguaje y ver el ejército por las calles. Que no digo yo que no esté bien que por una vez trabajen, pero ejércitos de médicos quiero ver yo. Las batas blancas son más alegres que el caqui.
No quiero aumentar las preocupaciones, aunque creo que debemos ser realistas, de modo que es bueno empezar a pensar en la manera por la que se podría relanzar la economía asturiana. Tengamos ánimo, se han visto actitudes ejemplares como las gentes que se han inventado caretas, quienes han cosido, solidariamente, mascarillas en su casa, o los ingenieros que se agruparon para fabricar respiradores; hasta incluso un nuevo modelo, diseñado por un señor de Noreña. ¡Enhorabuena! Seguimos siendo activos e ingeniosos.
También podríamos mejorar las ideas ajenas, por ejemplo, podríamos tomar en consideración esta fantástica iniciativa de Galletas Oreo, marca de reconocido prestigio. (El pequeño inconveniente con Competencia lo superarán). Si ellos son capaces de fabricar gallegas, ¿no podríamos nosotros fabricar langreaninos o mierensines, ho? Una forma de acabar con la despoblación y ocupar mano de obra industrial. (Barbón: te regalo la idea, pa una empresa de Llaviana, igual).