No es posible definir a Mar Muñoz, artista y artesana de la cerámica, de forma unidireccional porque en el ejercicio de su arte confluyen diferentes aspectos y realidades. La cerámica fue quien marcó su camino a seguir, la actividad en la que se entrelazan sus otras pasiones: el medio rural, la naturaleza, la fotografía y la etnografía. La arcilla, tanto en sus técnicas en cerámica artística como en torno (alfarería), hizo que su vida cambiase de rumbo.
Su DNI cuenta que es madrileña de cuna, pero ella se siente asturiana y sus actos lo ratifican tras muchos años de compromiso y su apoyo por proteger el patrimonio etnográfico e histórico asturiano que vive al abismo del olvido, en muchos de sus rincones.
Dejó la asesoría fiscal porque, aunque era económicamente rentable, sintió que esta actividad debía tocar su fin, ya que, tras largos periodos en Caleao (Caso), Mar Muñoz no se visualizaba de vuelta a un despacho entre cuatro paredes todo el año. Desde su infancia, su corazón perteneció a los pueblos de Asturias, a su naturaleza, a su historia y arquitectura tradicional. Por eso, su vida es una lucha constante a caballo entre Madrid y Caleao, deseosa de conseguir instalarse en Asturias definitivamente.
Desde 2015 trabajó paralelamente en un despacho propio de asesoría fiscal, en un taller de cerámica y el diseño del proyecto educativo de cerámica “Barro y Sentidos” (del que es titular), hasta que decidió apostar definitivamente por la cerámica, aunque la actividad en el despacho sigue en activo simbólicamente, con clientes de siempre que son amigos.
Destaca su exposición Pel Camín de Asturias, que es posible visitar gratuitamente en su tienda/exposición de Caleao, en el Parque Natural de Redes. En ella muestra detalladas reproducciones en cerámica de arquitectura tradicional asturiana, obras que hablan por sí mismas del compromiso que esta artista mantiene con este territorio.
-¿Qué te ha llevado a convertirte en una vecina de Caleao, una remota aldea del Parque Natural de Redes?
-No vivo todo el año Caleao, ya me gustaría, pero es verdad que paso más tiempo en Caleao que en Madrid y estoy muy implicada con el territorio. Ya, desde muy, muy pequeña mi padre, (malagueño) nos llevaba en su Simca a recorrer toda Asturias de punta a punta…, o al menos eso pensaba yo, porque en 1999 en un viaje al oriente de Asturias para conocer el bosque de Peloño nos alojamos en Infiesto, allí descubrimos que por la Collada de Arnicio llegaríamos a Redes, me extrañó no conocer esta zona de Asturias y nos lanzamos a descubrirla. Me quedé muy sorprendida por el paisaje, por sus bosques y arquitectura; el Parque Natural era reciente (nació como tal en 1996).
En 2001 quisimos volver y no sé cómo llegamos a unos apartamentos en Caleao, en La Rectoral, que regentaba José Manuel Prado (actual guarda de Brañagallones). Ahí empezó todo. Sólo necesitamos una semana allí para saber que ese era el lugar, por lo que decimos comprar una cuadra para restaurar. Cuando llegamos para instalarnos, en el año 2002, en Caleao el turismo era casi un milagro, sólo estaban estos dos apartamentos de La Rectoral y la Posada Casa Zulima. Redes era un desconocido, incluso para muchos asturianos y vecinos de las Cuencas. Un vecino nos dijo: “¿Vais a comprar aquí una casa? Estáis llocos”. El tiempo ha demostrado que no.
Por mis recuerdos de los muchos veranos de mi infancia en el pueblo de Lloreo/Loredo (Mieres), siempre buscaba rincones de la Asturias profunda, la más desconocida y la menos transformada por y para el turismo… Pues esa era la Asturias que yo recordaba y añoraba de mi infancia junto a mis tíos, mis padres y mi hermana.
-Desde luego, después de dedicar veintiún años a crear, investigar y emprender en Asturias, no tienes el perfil de una madrileña con pájaros en la cabeza que tiene aquí su segunda residencia.
-Precisamente he tenido alguna disputa en redes sociales por comentarios donde me han etiquetado de “madrileña” que idealiza los pueblos y que viene a vender jarrones y nos invade. Evidentemente no me conocen. Es agotador y triste invertir tiempo y energía en discutir sobre argumentos pobres. Me he cansado de “defender” lo que siento y pienso, pero, es más, creo que, si se conoce mi trayectoria, mi pasión y dedicación en estos veintiún años por la historia de Asturias, por su patrimonio artístico, histórico, arqueológico y etnográfico, pasaría desapercibido si soy madrileña o no, algo que me parece irrelevante. Estas situaciones me entristecen por mi cariño a ambas tierras.
“Por mis recuerdos de los muchos veranos de mi infancia en el pueblo de Lloreo/Loredo (Mieres), siempre buscaba rincones de la Asturias profunda, la más desconocida y la menos transformada por y para el turismo”
-¿Cuándo se confirmó que Asturias te había atrapado irremediablemente?
-Asturias me atrapó desde que tengo uso de razón, tengo muchos recuerdos desde los cuatro hasta los trece años, luego dejamos de venir todos los veranos y empezamos a pasarlos en Málaga, la tierra de mi padre.
Pero si la pregunta es cuándo me atrapó Redes, fue en esa incursión desde Infiesto por Arnicio. Sentí que pisaba un territorio casi virgen, donde el tiempo se había detenido y eso me devolvió a mi infancia en Lloreo, al olor a hierba de las tardes de verano, a les caleyes, los bosques. Redes es un territorio especial y Caso un conceyu con dificultades de territorio, de orografía, de infraestructuras, con largas distancias y complicados accesos entre pueblos, con zonas de desprendimientos, situaciones difíciles con las nevadas y con una distancia entre los pueblos más alejados de casi 50 km y a una hora y media de distancia. Todas estas circunstancias no ayudan a fijar población, pero tan difícil es vivir aquí como es bello “a rabiar”.
Y así, poco a poco, Caleao y sus gentes nos adoptaron, nos lo pusieron muy fácil, y por ello estamos muy agradecidos a cada uno de ellos, a todos los que ya no están y a los que tenemos la suerte de seguir disfrutando. Madrid es una ciudad magnífica y culturalmente una joya, pero para mí no es lugar ideal para vivir. O no para alguien con mi perfil.
“Madrid es una ciudad magnífica y culturalmente una joya, pero para mí no es lugar ideal para vivir. O no para alguien con mi perfil”
-¿Y cómo fueron tus inicios en Caleao?
-Como te comenté, aquí fuimos muy bien recibidos, siempre hemos conversado con los paisanos y paisanas de Caleao, me considero privilegiada por ello. Siempre me gustó preguntar y aprender, es lo más inteligente que puedes hacer al llegar a un lugar así. Somos los de fuera los que tenemos que adaptarnos al territorio, no al revés.
Nos integramos bien, y hubo muchas charlas en el escañu de casa (de los vecinos) frente al fueu, en las cocinas, y así fui aprendiendo sobre la historia de este concejo.
En 2010 ya hice exposiciones etnográficas en el pueblo, en Las Escuelas, pedí a los vecinos aperos, ‘fatos’, como decían ellos, y los etiquetaba para hacer una exposición de fin de semana. Hicimos tres. Siempre conté con la ayuda de todos los chavales de Caleao y de los de fuera que teníamos casa; pensaba que era una buena forma que, con esta actividad, escuchasen y aprendiesen sobre la historia de Caleao. Una vez montada la exposición (entre todos) delegaba en ellos para que gestionaran las visitas. Diseñé como recrear la vivienda asturiana, las cocinas desde una con llar hasta las cocinas de leña, los dormitorios con los lavabos de cerámica, con colchas y decoración de la época, las zonas de aperos de la hierba, de la mina… Mi objetivo era potenciar la riqueza que había en el paisanaje.
Nunca tuve intención de montar aquí un negocio. Soy asesor fiscal con despacho propio desde el año 1991, y venía con mi hijo pequeño a pasar tres meses a Caleao porque me lo podía permitir. Teletrabajaba, aunque en aquella época la cobertura era casi nula, Internet ni existía. Para ver si llegaba un correo urgente de mi negocio, tenía que bajar hasta el pueblo de Coballes recorriendo casi 14 kilómetros (ida y vuelta) por una carretera de montaña. Así que, con un teléfono de tapa dura que colgaba de una taza en la cocina (porque solo allí había una línea de cobertura) y delegando mis clientes a un compañero y amigo, me las arreglaba para poder pasar tres meses en Caleao. Ahora recuerdo todo esto con cariño y añoranza.
-En esta época ¿la cerámica ya formaba parte de tu vida?
-Sí claro, ya me había formado y tenía mi horno de cerámica en Madrid. Tuve a la mejor profesora que se puede tener, siempre lo digo. Es Ana María Sánchez de la Mata, profesora y gran amiga, con quien comparto el proyecto de la exposición “Pel Camín de Asturias” de reproducciones de arquitectura tradicional asturiana en cerámica. Ana es un gran ceramista, perfeccionista, con unos trabajos impecables, y, ahora ya retirada, su conexión con el barro es conmigo a través de las obras que hacemos juntas. Ella me transmitió la pasión por el barro, el vínculo que se crea con este material natural que, de algún modo, todos tenemos, pues el trabajo con la arcilla es uno de los oficios más antiguos del hombre.
La primera pieza que elegí hacer con ella fue, curiosamente, una reproducción de arquitectura tradicional, y a través del arte, de la artesanía, pude empezar a mostrar otras de mis pasiones la etnografía, arquitectura y tradiciones.
“Me gusta llevar los bosques de Redes a las aulas a través de la tierra, llevar la arquitectura a través de una herramienta de expresión como es la arcilla”
-¿De qué manera la artesanía contribuyó a tu asentamiento en Redes?
-Cuando compramos la casa, quise hacer un regalo, reproducir el logotipo del Parque Natural en cerámica para Jose Manuel (guarda de Brañagallones) pero debía solicitar permiso al Director del Parque, así que fui a hablar con Eloy Niño. Le gustó muchísimo mi trabajo y me pidió que le enseñase algunas de mis piezas. Le llevé unas ventanas que simulan ser de una casa de piedra, fabricadas en arcilla con fotografías de Redes hechas por mí (siguen siendo una de las piezas “estrella” de mi exposición). Le encantó mi trabajo y me solicitó instalar una exposición permanente en el Centro de Interpretación de Redes, y así lo hice; a partir de ahí, subían clientes para ver el taller y la exposición/tienda, pero sólo tenía unas cajas llenas de piezas y bloques de barro crudo. Y ahí decidí que tenía que abrir mi taller y exposición, para exponer las piezas y que cualquier interesado pudiera visitarla.
-¿Cómo tomaste la decisión de dejar la asesoría y arriesgarte a cambiar de actividad profesional?
-Un día llegó una psicóloga de Elche a mi exposición y, aunque no impartíamos talleres de cerámica, me pidió que hiciera uno para ella y su hija. Como insistió tanto, me decidí a preparar un taller rápido. Ella, impresionada, me preguntó: ¿Sabes lo que tienes entre manos? Aquello me llamó la atención, y en ese momento empecé a diseñar mi proyecto educativo, algo que me llevó casi dos años.
Estar en un lugar como Caleao, como Redes, con su paisaje y paisanaje, te va transformando. Sentí que podía aportar muchas cosas en la educación a través de la cerámica y con todo lo que aprendí en este territorio. Llevar a las aulas aquello que era mi pasión fue un acierto. Cada vez era, y es, más duro volver a Madrid.
Cambié de profesión y me dediqué a impartir mi proyecto educativo de cerámica creativa con carácter curricular, “Barro y Sentidos”. Trabajamos cinco meses con una media de unos tres mil alumnos. Fue todo un éxito en los colegios, tanto para las jefaturas como para el profesorado, alumnos y familias. Está creado para alumnos desde 1º de Educación Primaria hasta 4º curso de Educación Secundaria y, aunque se imparte en Madrid, es un proyecto que sigue vinculado a la tierra porque está creado e inspirado en Asturias. Aporta educación transversal en la naturaleza, en la arquitectura tradicional y en la historia del arte. Me gusta llevar los bosques de Redes a las aulas a través de la tierra, llevar la arquitectura a través de una herramienta de expresión como es la arcilla. Es realmente apasionante. Me gusta mucho mi trabajo, decir esto es un lujo.
“En la exposición está la joya de la corona, la muestra Pel Camín de Asturies que se puede visitar gratuitamente. Contiene diferentes reproducciones de arquitectura tradicional elaboradas totalmente en cerámica y con todo lujo de detalles”
-¿Es también un balón de oxígeno para las temporadas que pasas en Madrid?
-Sí, claro, la formación me encanta y eso me ayuda a sobrevivir en Madrid, pero en cuanto finaliza el curso del proyecto educativo vuelvo a Caleao porque, salvo por mi familia, mi sitio está aquí, después de veintiún años lo puedo asegurar. Como he dicho adoro mi tierra por muchas razones, pero no para vivir. Redes ha puesto un listón muy alto a mi vínculo con la naturaleza; un parque de ciudad, aunque sea inmenso, no es suficiente para mí y hace que eche muchísimo de menos los bosques de Redes. Tengo un piso con un pequeño taller para preparar los talleres de los centros educativos, pero allí me cuesta mucho crear. Espero que haya un momento, un desenlace, que la vida nos ponga más oportunidades para trasladarnos definitivamente en Asturias. Procuro pasar todo el tiempo posible en Caleao, incluso más que en Madrid, pero todos somos conscientes que vivir en este medio es difícil si no tienes empleo en la zona rural, si no es de la ganadería, hostelería y restauración, turismo rural o cualquier actividad de teletrabajo, y no de todas estas es posible vivir todo el año.
-Ahora en Caleao también tienes exposición propia bajo tu marca La Lluna, Arte en Cerámica ®.
-Sí, quise abrir mi propia exposición con venta e impartir talleres en el mes de julio y agosto (a veces primera quincena de septiembre). Son dos horas en las que tanto niños como adultos tienen contacto con la arcilla. Disfrutan de un momento de sosiego, de creatividad y altamente sensitivo. Se marchan orgullosos de sus obras.
Últimamente tenemos muchos clientes y alumnos de Asturias, grupos de empresas o de amigas que celebran con esta actividad un cumpleaños o despedida de soltera, también profesores para formarse, parejas, familias… Son talleres diferentes. También tenemos clientes extranjeros, pues los talleres también se imparten en inglés.
En la exposición está la joya de la corona, la muestra Pel Camín de Asturies que se puede visitar gratuitamente. Una exposición con diferentes reproducciones de arquitectura tradicional elaboradas totalmente en cerámica y con todo lujo de detalles. Estuvo en la Casa de Cultura de Grado y nos la han solicitado varias veces para exponerlas en otros lugares, pero tuvimos que declinar el ofrecimiento porque nadie nos daba seguridad en la vigilancia de las piezas. Aún así ya estamos hablando con otras casas de Cultura de Asturias y vamos a retomar este tema. La próxima quizás sea en Infiesto (Piloña), lo publicaremos en nuestras RRSS. Siento que estas obras inmortalizan, hacen eterno este patrimonio que estamos perdiendo.
“Procuro pasar todo el tiempo posible en Caleao, incluso más que en Madrid, pero todos somos conscientes que vivir en este medio es difícil si no tienes empleo en la zona rural”
-¿Es posible vivir de la artesanía en el Parque Natural de Redes?
-No. Caso, Redes, Caleao, no son Cangas de Onís, ni Llanes, ni Ribadesella. No se puede vivir de un negocio como el mío en Caleao, no es zona de paso. Aquí como mucho tenemos un mes y medio “bueno”, pero ni aproximado a los pueblos del Oriente de Asturias, sobre todo los de costa. Nuestro número de visitantes es muy bajo respecto a otros parques, por ello, es inviable, y por ello no vivo sólo de la venta de cerámica.
La tienda es preciosa y todas las piezas son totalmente diferentes elaboradas con técnicas de cerámica creativa/artística y también algo de alfarería. Aunque a nuestros visitantes le encanta nuestra tienda, en esta zona rural es muy difícil desarrollar un trabajo que no sea de la rama de hostelería.
A través de la asociación “Redes Natural”, a la que pertenezco como socia, luchamos duramente con nuestros pequeños negocios para poder dar a conocer este Parque Natural que siento que está algo olvidado, como lo están otros del Occidente de Asturias. Este año es la primera vez que hemos estado, a través de nuestra asociación y el Ayuntamiento de Caso, en el mostrador de Fitur.
Somos pocos en la asociación y luchamos por hacer turismo de calidad, no solamente en lo económico, también en ofrecer actividades lúdicas, deportivas y culturales. Todos los negocios hacemos de oficina de turismo para ofrecer a nuestros clientes asesoramiento en rutas etnográficas, de montaña, culturales y gastronómicas.
-Llevas tanto tiempo vinculada a Asturias y en particular a Redes que ya conocerás de buena mano las dificultades de vivir en el medio rural, y más concretamente, en Caleao.
-Sí, entre otras cosas porque, como no hay buenas infraestructuras, es muy difícil fijar población. Las infraestructuras son escasas o nulas en algunos casos. A Caleao, por ejemplo, no llega el transporte público, salvo el que recoge a los nenos para ir al colegio o instituto. Salir de Caleao y que no sea por tus propios medios es inviable, salvo que algún vecino te lleve o solicites un taxi. Y vecinos de continuo hay muy pocos. El autobús más cercano, El Carbonero, está a 7 km por una carretera tan sinuosa como peligrosa para llegar hasta la parada, y la vuelta otros 7 km… Inviable. Si eres joven, tus hijos no tienen otros niños con los que jugar aquí y si eres mayor y te pones enfermo, lo tienes complicado si estás solo… Pero vivir en el paraíso tiene un precio. Que yo, la mitad del año que vivo aquí, lo pago, aunque alguna mejora nos ayudaría mucho.
Los días de invierno son más complicados, he vivido temporadas de esta época y también los problemas que surgen cuando llega la nieve o cuando cae un rayo y te quedas sin luz, sin teléfono y sin televisión. En trece meses, tuve que cambiar la vitrocerámica en dos ocasiones por las subidas y bajadas de tensión. Pero aún con todo esto, insisto, mi deseo es estar aquí.
“A través de la asociación ‘Redes Natural’, a la que pertenezco como socia, luchamos duramente con nuestros pequeños negocios para poder dar a conocer este Parque Natural que siento que está algo olvidado, como lo están otros del Occidente de Asturias”
-¿La belleza que tiene este lugar se debe también en parte a esta soledad obligada que impone?
-Sí, yo con esto tengo un conflicto. Redes necesitaría algo más de turismo para crear más empleo y con ello fijar población, pero sin llegar a convertirse en un lugar excesivamente turístico, porque perdería su sabor propio al transformarse para recibir tanto visitante. Desde luego que no deseo esto en absoluto, aunque obtuviese un mayor rendimiento económico a cambio. Sinceramente, cuando más me gusta Caleao es en estado puro, en silencio, que es la esencia de un pueblo del interior de Asturias.
-Sé que también formas parte del Grupo de Investigación Histórica de Laviana “Los Bribones”. ¿En qué consiste tu aportación a este colectivo?
-Me interesa y me apasiona la historia, la arqueología y de sobremanera la etnografía, la arquitectura rural y las tradiciones. Conocer a Bribones, para mí ha sido encontrar un gran grupo con quién compartir estas actividades, además de sentir apoyo en propuestas de proyectos y poderlos llevar a cabo. En estos momentos estamos terminando un libro, que esperamos vea pronto la luz. Somos tres compañeros de la Plataforma Cultural de Bribones con la ayuda inestimable del cronista oficial de Caso Juanchi Estrada. Es un libro sobre Molinos, fraguas y batanes en el concejo de Caso. Es un trabajo arduo, no sólo en el trabajo de campo, también en la investigación. Muchas salidas de prospección y mucho trabajo de documentación, archivo y ordenador. Partimos del Catastro del Marqués de la Ensenada del siglo XVIII con 80 expedientes, y hoy día tenemos abiertos 170 aproximadamente. El proyecto nace por el sentimiento de creer que si no hacíamos ese trabajo ahora ya sería imposible, pues mucha información fue recopilada a través de conversaciones con nuestros “mayores”, vecinos del concejo que aún recuerdan el olor y el polvo dorado del maíz recién molido. Estos paisanos rondan los 90 años de edad, es ahora o nunca. También habrá un mapa interactivo, aún queda trabajo, ya os contaremos.
-¿Este trabajo es también una señal de alarma ante el abandono que sufre gran parte de nuestro patrimonio?
-Sí, este proyecto representa un grito desesperado ante la situación de la pérdida de nuestro patrimonio rural. Sólo por el respeto que se merecen todos aquellos asturianos, en este caso, casinos, vecinos de este concejo, que vivieron los tiempos más difíciles de este territorio, sentimos que debemos devolvérselo como deuda de gratitud, dejando testigo de su trabajo y de su historia, esa historia que hace de este concejo lo que es.
Los molinos, fraguas y batanes fueron la economía, la vida y la manera de subsistir de la mayoría de los vecinos. Moler, hacer pan o tortos era su trabajo, y su alimento. Molinos privados o comunales. Son parte de la identidad de cada pueblo.
Desde la Plataforma Cultural Bribones, estamos luchando por solicitar tanto a las propiedades privadas como a los Ayuntamientos que entre todos evitemos que caigan. Son las últimas huellas del pasado de estos pueblos. Estamos intentando salvar los tres o cuatro molinos que quedan en pie, mal heridos, pero en pie (sólo cuatro de 170 expedientes). Es triste. En principio, por diversas razones, no lo hemos conseguido. Seguiremos aunque siempre hay un problema que frena cualquier iniciativa. Volveremos a hablar de ello cuando publiquemos ese libro.