Convertir el medio rural en un lugar donde sus habitantes puedan ganarse la vida dignamente. Preservar el paisaje, la cultura, la etnografía. Gracias a acuerdos entre los propietarios de la tierra y asociaciones interesadas en la conservación de la naturaleza, la custodia del territorio se presenta como un modelo de gestión viable y con futuro.
La Red Transcantábrica de Custodia del Territorio está formada por 22 entidades de Asturias, Cantabria, Castilla y León y Euskadi. En ella se integran colectivos como la Fundación Oso Pardo, el SEO Bird Life, el FAPAS, la Fundación Quebrantahuesos o el Foro Asturias Sostenible. Todos con un objetivo común: difundir las acciones de custodia, apoyando y supervisando a las entidades que lo llevan a cabo, adaptando además el modelo a la realidad local.
Pero ¿qué es la custodia? Básicamente, una herramienta de conservación de la naturaleza, entendida como patrimonio natural, pero también como acervo cultural relacionado con el mundo rural. Es decir, se trata de proteger el paisaje, pero también los usos y modos de trabajo tradicionales de pastores, ganaderos, agricultores…. intentando a la vez mejorar su forma de vida. Para ello, se firma un acuerdo voluntario entre el propietario del terreno -que puede ser público o privado- y una entidad de custodia del territorio: una asociación sin ánimo de lucro que tiene entre sus objetivos principales la conservación de la naturaleza.
La custodia del territorio busca proteger el paisaje, pero también los usos y modos de trabajo tradicionales de pastores, ganaderos, agricultores… intentando a la vez mejorar su forma de vida.
Óscar Prada, Portavoz de la Red Transcantábrica, lo explica con una metáfora: «yo siempre pienso en una rotonda, un lugar donde entran diferentes agentes, cada uno con su propio camino, pero que durante un tiempo comparten espacio y dirección. A partir de ahí se genera una dinámica circular, donde uno debe estar atento al otro, debe respetarlo y confiar en él, y con eso establecer una estrategia compartida para mejorar las condiciones de conservación de determinado espacio». En esta rotonda entran los propietarios y las entidades de custodia, pero también hay lugar para otros agentes como empresas privadas, universidad, asociaciones de diferentes tipos, voluntarios…
En Asturias se están llevando a cabo diversas experiencias de custodia, como la del Foro Asturias Sostenible, en la que se llega a acuerdos con propietarios y productores de agroalimentación de calidad, que entran directamente en contacto con compradores sensibilizados, que adquieren estos productos a un precio justo organizándose en grupos de consumo. En otra línea, el FAPAS (Fondo de Protección para los Animales Salvajes) lleva años estableciendo acuerdos con propietarios de fincas en zonas rurales donde se encuentran osos, por ejemplo para plantar árboles frutales que sirvan de alimento a los animales y a la vez aumenten el valor del terreno.
El pasado septiembre tuvo lugar en Celorio (Llanes) una iniciativa de custodia del territorio llevada a cabo por el FAS y la Asociación Vecinal La Hoguera. «Escogimos Celorio por varias razones, primero porque queríamos organizar algo en la costa y segundo porque hay un importante movimiento vecinal. Así que planteamos a La Hoguera la posibilidad de realizar acciones de limpieza de playas, quitar plantas invasoras, mejora de accesos… y lo mejor es que como asociación respondieron fantásticamente, no sólo colaborando sino como agentes de primer orden». También se contó con la Asociación de Ciencias Ambientales, y con una colaboración con la Universidad de Portland, con voluntarios estadounidenses que estaban en Asturias participando en un programa de inmersión lingüística.
«Se trata de que el medio rural siga vivo. Y no por una cuestión romántica, que también, sino por sentido común, porque supone un porcentaje altísimo del territorio del que disponemos».
¿El resultado? «Una maravilla -resume Oscar Prada- porque la iniciativa ha tenido mucha visibilidad. Hemos tenido un grupo fantástico, todos alojados en establecimientos de Celorio, lo que también le da vida a la zona, las playas están mejor, se han planteado acuerdos de custodia con propietarios de fincas en la costa, que habrá que concretar… ¡Y todo eso con un presupuesto de sólo cinco mil euros!»
Acciones como ésta son sólo la punta del iceberg de las posibilidades de la custodia del territorio como modelo de gestión. «Se trata de que el medio rural siga vivo -sentencia Prada-. Y no por una cuestión romántica, que también, sino por sentido común, porque supone un porcentaje altísimo del territorio del que disponemos; no ocuparse de él es como si tienes una casa y sólo limpias una habitación. Hay que mantener vivo el medio rural con autonomía, sin tener que depender de subvenciones, permitiendo que recobre la dignidad que ha debido tener siempre». Según la Unión Europea, el 90% de Asturias está calificado como zona de montaña. Partiendo de criterios ecológicos, económicos y sociales, la custodia se presenta como una alternativa viable al despoblamiento rural, dignificando las condiciones de sus habitantes y cuidando un paisaje que es fuente de riqueza, proporcionando alimento, combustible, turismo, y una infinita variedad de actividades.