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jueves 21, noviembre 2024

La Bruxa de Muniellos. Magia en el corazón del bosque

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Andrea Castañón, junto con su pareja Pedro Lucas regentan este bar-tienda a las puertas del Bosque de Muniellos, un espacio mágico donde se tejen historias increíbles, se crean cuentos, nacen sueños y se da rienda suelta a la imaginación. “Este es un lugar donde pasan cosas muy bonitas, donde la armonía de la naturaleza despierta los sentidos y la magia natural nos sorprende”, asegura Andrea. Bienvenidos a La Bruxa de Muniellos.

Andrea Castañón, creadora y gerente de La Bruxa de Muniellos
Andrea Castañón

-¿Cuándo nace esta idea?
-Mi abuela era la que quitaba el mal de ojo aquí en Moal. Mi padre que estudió enfermería heredó esa curiosidad por el mundo sutil, por el amor por las plantas, por el bosque de Muniellos. Siempre me contaba historias de las plantas, se las conocía todas y esa curiosidad también la heredé. Aunque vivía con mi pareja en Madrid siempre veníamos aquí por vacaciones, he estado siempre muy vinculada a este lugar. En mi cabeza empezó a fraguarse la idea de crear un espacio al lado del bosque para impartir talleres para niños, una opción de ocio sin pantallas. Así que después de la pandemia nos hicimos un replanteamiento de nuestra vida, no tenía sentido seguir viviendo en la ciudad. Aquí, en Moal, ya teníamos casa, así que… ¿por qué no montar algo? Decidimos venderlo todo y nos vinimos.
En un principio pensamos en hacerlo en el bajo de nuestra casa de Moal, pero la burocracia en esta Reserva Natural es muy complicada. En paralelo surge la oportunidad de coger un bar-tienda que iban a cerrar a dos kilómetros de aquí y nos animamos a cogerlo y darle una vuelta con la idea que teníamos. Así surge La Bruxa de Muniellos.

-Entonces la pandemia marcó un antes y un después en vuestras vidas.
-En Madrid yo daba talleres a niños y mi chico era taxista. A él le encanta la música -pasión que compartimos-, toca el saxo y también es un apasionado del ajedrez, de hecho, daba clases a niños. La pandemia nos marcó un antes y un después, y sin duda nos ayudó a decidirnos. Vimos que allí no pintábamos nada.

-¿Por qué Muniellos? ¿Qué te conectó con este lugar?
-Mi padre me enseñó a amar este lugar. Forma parte de la historia de mi familia. He estado unida al bosque desde pequeña. A mi padre le hubiera gustado regresar aquí, no pudo hacerlo debido a su trabajo, así que me veo viviendo su sueño que también es el mío.

-¿Cómo me definirías las cosas que ocurren en La Bruxa de Muniellos?
-Hay magia, aquí ocurren muchas cosas. El negocio está en un cruce de caminos: por un lado, se va a Degaña e Ibias y por otro lado a la Reserva de Muniellos. Como te comentaba, me atrae el mundo sutil, las plantas, las fuerzas de la naturaleza, lo heredé de mi abuela. Creo que el nombre de bruja tiene connotaciones negativas cuando es todo lo contrario. Aquí, al ser cruce de caminos, pasa mucha gente y escuchas a muchos decir que en este espacio se encuentran bien, como en casa, que pueden hablar sin tapujos de las cosas que piensan o sienten, especialmente las mujeres. Tengo un oráculo, que es un tarro grande donde hemos metido mensajes bonitos, se llama el Oráculo de La Bruxa. La gente que vemos que tiene energía positiva, la invitamos a que coja uno de los pergaminos y a ver qué le dice. A partir de ahí han pasado cosas muy bonitas.
Mi chico no cree en las energías y esas cosas, pero ha sido testigo de acontecimientos, encuentros y cosas increíbles que no tienen explicación. Este es un lugar mágico.

El bar tienda La Bruxa de Muniellos en el cruce de caminos.
El bar tienda La Bruxa de Muniellos en el cruce de caminos.

-La palabra bruja en euskera significa “la que crea”, “la que hace”. ¿Qué sería la Bruxa sin creatividad? ¿De dónde viene tu inspiración?
-Es algo que tengo desde siempre. La inspiración me llega del bosque, conecto con él, tengo un vínculo muy fuerte. Me inspira, por ejemplo, ir a por agua a la fuente que tengo al lado, respirar el aire puro de ese entorno. A la vuelta se me ocurren un montón de ideas para hacer con las hojas que hay por el suelo, las ramas, las piedras… son elementos vivos con los que me comunico.

-Estás viviendo tu sueño…
-Sí, en esencia. La verdad es que no tenía contemplado coger el bar, la idea era más enfocada a organizar talleres, pero este bar-tienda tenía mucha solera, además es un servicio que se da al pueblo porque tenemos un poco de todo, la gente se reúne aquí y es como un centro social; así que al final nos decidimos a cogerlo. Yo había trabajado en hostelería varios años, pero como mi pareja era taxista esto le venía de nuevas, de todas formas, aquí estamos haciendo un poco de todo. Además, tenemos una niña adolescente a la que hay que atender. A mí esto me satisface, pero reconozco que a mi pareja le cuesta un poquito más. Los negocios de hostelería son complicados a la hora de conciliar con la vida familiar. Abrimos sobre las 9:15 de la mañana y cerramos sobre las 22:00 horas, los fines de semana algo más tarde y los miércoles descansamos.

Rincón del Semillero en La Bruxa de Muniellos
Rincón del Semillero en La Bruxa de Muniellos

-Se ha convertido en un punto de encuentro de actividades culturales, musicales, lúdicas… ¿Cuál es vuestra clientela?
-Tenemos los parroquianos que nos apoyan, en el fondo nos unen las mismas cosas, la conexión con la naturaleza. Ahora empiezan a hablar de hierbas, es más, me las traen y me las regalan. Tengo muchas colgadas por el techo del bar. Me gusta estudiar las plantas para saber de ellas, de sus propiedades.
En el pueblo a las mujeres parece que les cuesta un poco más entrar solas en el bar, pero poco a poco he conseguido que vengan a tomarse un café. Eso aquí es un paso muy importante. Tengo un grupo de amigas que nos autodenominamos ‘las embrujadas’, nos juntamos para hacer talleres, tomar algo, charlar y pasárnoslo bien. Aquí llama la atención que las mujeres se pongan al frente de algo, que sean independientes, que no se callen. Ten en cuenta que las brujas siempre han estado perseguidas, da igual la época que sea.

-En las marchas feministas podemos ver a adolescentes con carteles que dicen: “Somos las nietas de las brujas que no pudisteis quemar”. ¿Qué simboliza hoy la bruja? ¿Cómo la ves tú?
-Una bruja es perseguida porque es libre, independiente y eso siempre ha asustado; una mujer que estudia y que se enfrenta a lo que no es justo. Somos libres de decidir sobre nuestros actos, nuestro cuerpo, nuestra forma de vestir, de hacer y sentir lo que nos dé la gana, independientemente a si tenemos o no pareja.
A La Bruxa vienen chicas cohibidas desde pequeñas o quejándose de que no se las entiende, y siempre les digo que aquí se puede hablar abiertamente, no hay nada de lo que nos tengamos que avergonzar. El juntarnos nos ha cambiado la vida a todas, nos empodera. A las mujeres no nos han dejado libres nunca, siempre pendientes del físico, del qué dirán. Nosotras intentamos sanar eso con una mirada positiva.

-Tenéis también una carta de pociones mágicas, como por ejemplo…
-Bueno… es que son secretas (risas). Tienen muy poco alcohol y luego llevan hierbas. Pueden ser de frambuesa, mango, flor de saúco… las servimos en unas tacitas muy chulas que parecen calderos de brujas y llevan hielo picado. Tienen mucho éxito, gustan mucho. Es otra forma de entrar en la magia del lugar. Tenemos el “Brebaje del Buen Amor”, “Elixir de la Juventud”, “Poción del encantamiento” o la “Esencia del Caos”…

-Vuestras actividades, sobre todo para los más pequeños, son fuera de las pantallas…
-Al principio nos increparon un poco porque no pusimos tele en el bar. Nosotros no la tenemos ni en casa. Bueno sí, la tenemos para ver películas porque nos gusta mucho el cine, el arte en general. Y nos preguntaban qué hacíamos en casa sin tele, cómo pasábamos el rato. Tenemos una ludoteca de más de doscientos juegos, tenemos muchos discos porque nos encanta la música y muchos libros. Combinamos todo eso y hablamos muchísimo. Nos ofrecieron poner máquina tragaperras en el bar y también dijimos que no. A cambio se generan conversaciones muy interesantes, siempre tenemos música de fondo porque nos parece que hace más privadas las conversaciones y así no escuchas lo que están hablando los de al lado.

-Háblame de las fiestas temáticas que organizáis a lo largo del año.
-Mi cabeza siempre está organizando cosas y me digo a mí misma que tengo que calmarme porque si no es un no parar. En San Juan tuve una avería en el bar y tuvimos que cerrar. Pero nos reunimos con unos amigos, organizamos búsquedas del tesoro teatralizadas y actividades de ocio sin pantallas para los más pequeños. El año pasado hicimos por esas fechas una queimada, carrera de escobas y lo acompañamos de un pincheo.
El 31 de octubre tenemos el Samaín, que es una fiesta tradicional celta muy arraigada en la cultura asturiana: hacemos talleres de máscaras de espíritus del bosque, organizamos una comida donde cada uno pone una cosa y también hacemos una exposición de calabazas. Este año, además, habrá una presentación de un libro.
En Carnaval organizamos una fiesta medieval que incluye un concurso de empanadas. Este año convertiremos La Bruxa en un escenario de El Señor de los Anillos.
Y en el verano hacemos concurso de tomates, de tortillas, de degustación de vino de vecinos de la comarca de Cangas, conciertos de música en directo y luego todos los talleres. No paramos…

-¿De dónde viene la gente a vuestros eventos?
-Intentamos ahora atraer a la gente de Cangas del Narcea -estamos a solo un cuarto de hora de coche- porque aquí somos muy pocos vecinos. Vienen muy poquitos niños.
Me dijeron cuando llegué: “Prepárate porque nadie es profeta en su tierra y te va a costar sacar esto adelante”. Y la verdad es que sí nos está costando. ¿Quién se puede negar a venir una tarde, estar aquí calentito con la estufa, pasándoselo en grande en un taller? Mientras, no me paro, sigo creando cosas y sé que algún día lo conseguiré. Soy fiel a mi agenda, venga gente o no.
El taller de muñequitas quitapenas, es uno de los que más éxito tiene. A lo mejor he hecho unas doscientas muñecas. El que viene diseña la suya, le pone su leyenda quitapenas y se va muy contento. También hemos hecho talleres de varitas mágicas, de abejitas en la Feria de la Miel de Pola de Allande y la Feria de Ecoturismo de Fuentes del Narcea; de estudio de disección de egagrópilas (lo que regurgitan las aves rapaces) con Chema Natur; talleres literarios, de mapas fantasía, de creación de hadas del bosque, de reciclaje… todos ellos gratuitos. Tengo un bote donde la gente que quiere pone la voluntad para echar una mano con los materiales.

-Otra de vuestras originales propuestas son los bocadillos decorados. ¿En qué consisten?
-En el negocio no tenemos cocina, entonces pensé en hacer algo diferente. Ofrecemos desayunos, tablas de embutido y se me ocurrió comprar rotuladores comestibles de esos que se utilizan para decorar los postres, para decorar los bocadillos. Los tenemos de chosco de Tineo (dibujo un zorro), de jamón (un lobo), de cecina (el oso), a la gente le parece divertido y lo hago en un momento. Luego tenemos bebidas y la tienda donde puedes encontrar un poco de todo.

Bocadillos decorados de La Bruxa de Muniellos
Bocadillos decorados

-He leído que eres una especialista en encontrar tréboles de cuatro hojas, ¿qué haces con ellos?
-Me pasa desde que era pequeña, encuentro muchos. Una vez encontré tres seguidos en un par de días y coincidió que vinieron tres mujeres mayores. Pasaron por la mañana porque algo les atrajo de este lugar y luego regresaron por la tarde. Surgió algo muy especial entre nosotras, hoy somos muy buenas amigas. Al instante supe que aquellos tréboles eran para ellas. Al cabo de un tiempo volvieron y me trajeron uno de cinco hojas. Es una forma de regalarnos suerte.
Encuentro los tréboles, los seco y luego los meto en libros de la biblio, o los regalo personalmente. Creo que los encuentro porque mi padre está cuidando de mí y es su forma de comunicarse conmigo.
Hace poco pasó por aquí un famoso estudioso de la etnografía asturiana -que dijo no creer en este tipo de cosas-, acompañado de su mujer y un amigo. Entre bromas, les hice el oráculo y se marcharon sorprendidos porque a los tres les salieron las mismas cartas, los mismos oráculos y en la misma posición. Los tres compartían la misma energía y me dijeron que eran muy amigos y que convivían mucho juntos.

-Tenéis una hija, Llara, que es toda una artista y participa activamente en las actividades de La Bruxa de Muniellos…
-Bueno, ahora está en plena adolescencia y le cuesta un poco más. Llara es soprano, estudia lírico en Oviedo porque quiere seguir formándose. Siendo un bebé recuerdo que salía el anuncio de Seguros Ocaso -que siempre tiene música de ópera- y la niña abría los ojos y aunque estuviera llorando, en ese momento callaba y escuchaba. La descubrieron en la escuela a la que iba en Madrid, nos aconsejaron al principio que estudiara piano porque tenía muy buen oído musical. Y de repente un día le pusieron ópera -tenía 4 años- y lo imitó perfectamente, llegando a las notas más altas. Hizo la Reina de la Noche (Mozart) y lo bordó. Le encanta vestirse y meterse dentro del papel, aprender idiomas, especialmente el italiano. Cantó en el Teatro Campoamor, en la Noche Blanca de la Ópera y era la única niña. Al final lloró porque no le salió perfecto. Es muy exigente consigo misma. Consiguió poner a toda la gente de pie.

-¿Qué hacías antes de poner en marcha este proyecto?
-Primero fui DJ en Gijón, camarera, luego me fui a Madrid que era donde estaba mi chico. Allí trabajé en una firma de perfumería en El Corte Inglés, me quedé embarazada y no me dejaron seguir trabajando. Así que me dediqué por completo a la crianza. Fui presidenta de una asociación de crianza y lactancia, trabajaba dando talleres para el Ayuntamiento de Coslada, y ahí estuve hasta que me vine. Me dedicaba al mundo de los niños.

-¿Proyectos de futuro?
-Queremos mover más las rutas teatralizadas que hacemos con mi grupo de amigos; tenemos en mente sacar un libro con un juego de roll en vivo y me encantaría hacer más conciertos de música en directo. También hacer alguna cosa relacionada con la etnografía asturiana, pero para ello necesito comprar cosas, así que iremos poco a poco. Otra cosa que me gustaría hacer es un festival folk, algún proyecto conjunto con hosteleros de la zona. Siempre les digo que no somos competencia, estamos del mismo lado, todos queremos poner en el mapa a esta comarca y hacer aquí un foco atractivo. Yo lo llamo la Tierra Media Astur.

-¿Qué balance hacéis de este primer año de vida?
-En general estamos contentos. Este verano quizás haya sido un poco más flojo que el pasado. La gente no ha viajado tanto en agosto, reparten las vacaciones en septiembre, octubre. Por esta zona suelen venir más en otoño que es cuando el bosque está más bonito. Estamos a solo 2 kilómetros de la magia del Bosque de Muniellos, una joya natural con un ecosistema único. Un atractivo en sí mismo.
Queremos seguir trayendo música folk en directo: 6 Riales, Tsú-Folk que son de Laciana… buscamos ofrecer cosas diferentes a lo que ofrecen los demás y cuesta entrar con nuevas propuestas. Mucha gente nos da las gracias por emprender en un pueblo en los tiempos que corren y no es para menos. En este sentido tengo mucho que agradecer a Rosa Cunqueira (fallecida recientemente), el alma de la tienda taller y centro cultural La Guarida del Cunqueiro, todo un referente, que me dio los mejores consejos que he recibido. Una perdida irreparable, sin duda.

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