Nacieron hace veintisiete años como un instrumento gracias al cual se pudiese preservar la música tradicional asturiana. Hoy en día Muyeres es un grupo de música formado por veinticuatro mujeres que disfrutan cuando suben a un escenario a interpretar las canciones que a ellas les apasiona cantar.
Son veinticuatro, pero suenan como una sola. No hay individualismos, no hay protagonismos que debiliten su estructura. Cuando cantan lo hacen convencidas de que lo que están haciendo tiene una base sólida y calidad suficiente para que el público disfrute y se olvide de sus problemas mientras dura el espectáculo. La directora musical de Muyeres es Marta Elola, que lleva toda la vida dedicada a la música y que reconoce que, aunque muchas veces lo que menos le apetece es coger el coche para ir al ensayo desde Llanes hasta Oviedo, la realidad es que siempre acaba con las pilas cargadas gracias a todo lo que recibe de la música y del resto de sus veintitrés compañeras.
-Hace ya un tiempo que salió vuestro último disco, Humanes. ¿Qué acogida ha tenido?
-La verdad es que yo estaba convencida de que iba a gustar porque es un producto muy bueno, pero aun así me sorprendió la acogida que tuvo. El disco tiene calidad y eso la gente lo valora independientemente del tipo de música que sea. Las melodías son muy variadas y aunque parten de una base tradicional, con ritmos que todo el mundo reconoce como tales, es muy variado. La producción lleva una dinámica interesante.
-¿Cuál es la historia de Muyeres?
-El grupo hace veintisiete años que se fundó. La idea es de Elisardo Lombardía que ve que, en el panorama musical asturiano, se estaba viviendo un momento de recuperación de la tradición pero que a la vez se estaban perdiendo muestras de música tradicional que cantaban las mujeres. Había grupos sobre todo de baile que recogían cosas, pero no había ningún formato de grupo ni un lugar en el que se recogieran. Juntó a varios grupos de mujeres que tocaban en distintos conjuntos y lo primero que hizo fue un espectáculo muy sencillo en el que cada grupo mostraba lo que sabía hacer. Con esto nació la primera grabación y a partir de ahí se sigue trabajando. Un segundo paso importante que se dio fue hacer un grupo unificado, antes éramos una suma de grupos que actuaba en conjunto y quedaba muy bien y su función era más que nada didáctica. Los cuatro primeros discos son fundamentalmente de recopilación e incluso enciclopédicos para que no se pierdan. Hace más o menos seis años se decide incorporar la escena. De aquella se mezclaba teatro con música, ya no había una presentación de las piezas, sino que el espectador veía el conjunto de una historia. El giro más radical es cuando desaparecieron los subgrupos y Muyeres se convierte en un grupo unificado. Ahora lo que queremos es entretener, gustar.
“Estoy segura de que si la música tradicional estuviese en manos de hombres ya habría desaparecido hace cuatrocientos años”
-Vuestra puesta en escena con los trajes tradicionales también ha cambiado. ¿Una evolución lógica?
-Antes la gente, cuando te veía vestida, no identificaba el traje tradicional con nada y ahora eso ya no pasa. Ese papel que en su día jugamos ya no tiene sentido, con lo cual nos quitamos la indumentaria tradicional y en esta nueva etapa incluso nos desmarcamos de la música tradicional. Ya no partimos de esa base, sino que creamos los temas. El miedo que teníamos era no gustar más con un cambio tan radical como el que dimos nosotras. Estábamos muy encasilladas, pero al final te das cuenta de que sonamos parecido. Muyeres suena así porque llevamos muchos años juntas y cantamos y proyectamos de una manera que está muy consolidada y eso la gente lo reconoce. Somos nosotras las que nos queremos marcar las pautas, no que nos estén dirigiendo y diciendo cómo tenemos que hacer las cosas. Haremos lo que podamos y lo que queramos.
-¿La música tradicional tiene sello femenino?
-Totalmente. Estoy segura de que si la música tradicional estuviese en manos de hombres ya habría desaparecido hace cuatrocientos años. Las canciones se aprenden de las madres y yo que trabajé muchos años en el Museo Etnográfico del Oriente y me dediqué a hacer trabajo de campo, el 90% por no decirte más es de transmisión femenina. Los cantares de boda, los romances, los ramos en el oriente, las canciones de bailar… todo es femenino salvo que sea música de gaita que era un sector masculino que va por otros derroteros y no estaba presente en todas las casas. Te hablo de algo común. Lo que contamos ahora, aunque no parte de música tradicional, parte de historias reales contadas por mujeres.
–Humanes son 13 historias de diferentes mujeres. ¿Por qué esas y no otras?
-Llevo dirigiendo el grupo varios años y cuando nos juntamos para ver por dónde seguíamos yo les dije que se me habían agotado las ideas, ya no sabía qué hacer. Fue entonces cuando surgió la idea de coger esas historias de personas normales como somos todos, con virtudes y defectos que al final es lo que te hace humano. Algunas historias son reales y otras están un poco noveladas, pero todas tienen ese punto de realidad salvo una que está basada en una leyenda.
“La diferencia entre las mujeres protagonistas de nuestras canciones y nosotras es que ahora, las decisiones que tomas no te convierten en excepcional”
-Dices que, por ley, las personas deberíamos poder ser imperfectas y contradictorias. ¿No lo somos ya por naturaleza?
-Creo que debería de estar protegido. Supongo que nosotras por ser mujeres lo sabemos y también lo sabrán las generaciones que vienen, pero tienes una serie de exigencias a lo largo de tu vida por las cuales tienes que estar constantemente demostrando, haciéndote valer y mostrando una perfección que en primer lugar debería de estar prohibida y lo segundo que no se debería de valorar en absoluto. Cuando tú llegas a ser una persona auténtica, es cuando te das cuenta de que da igual que seas de una manera u otra, porque así es como eres. Esto ahora mismo no se valora y estás constantemente en lucha contigo mismo porque alguien determina que eso es así. Hay momentos en la vida en los que tienes que cambiar tus convicciones por una enfermedad, por tus hijos, por amor… por lo que sea y no pasa nada, sigues siendo igual de válida y tu ejemplo puede ayudar de la misma manera a muchas mujeres.
-¿Qué diferencia a las mujeres de Humanes de las que formáis Muyeres?
-Tendría que pensar en las mujeres individualmente de cada historia pero, salvo excepciones, lo que nos diferencia es la libertad de poder escoger. Una de las historias se llama Laura laureada y es sobre una mujer que se vestía de una manera muy particular en la España de la posguerra, cuando todo era gris y oscuro. En principio ella fue una persona muy libre, no se casó, vivía de su trabajo que era coser y tenía esa capacidad de decidir, pero la gente la recuerda como una excepción. La diferencia entre ellas y nosotras es que ahora, las decisiones que tomas no te convierten en excepcional. Muchas de las historias son de mujeres que estaban abocadas a tener una vida que ya estaba marcada desde su nacimiento. Ahora hay un techo de cristal muy grande, pero tenemos mucha más capacidad de decidir y unas leyes que nos protegen.
-¿Te sientes orgullosa del trabajo que estáis haciendo?
-Si. Sobre todo, porque es un trabajo basado en la confianza. Es un grupo que confía en mí y te digo que el día que no lo haga, me pondré al servicio de otra que dirija. Ellas siempre se fían y cuando teníamos la duda de si íbamos o no a gustar les dije que lo importante no era eso, sino que lo pasáramos bien y que nos gustase a nosotras. La clave está en que cuando lleguemos al escenario presentemos algo bueno y que además entretenga. Yo me dedico a cantar, tocar y dar clases, pero por lo que más me gustaría que me reconocieran y me recordaran es por haber entretenido a la gente. Que si el espectáculo dura una hora y veinte, ese tiempo sea de felicidad y de no pensar en otra cosa. Cuando te subes a un escenario tienes que estar preparado para recibir todos los comentarios, pero lo que debes tener siempre claro es que tú lo tienes que pasar bien. Nosotras ahora sí lo hacemos y compensa porque sales del concierto con un subidón impresionante. Si no fuese así ¿qué ganábamos nosotras? Piensa que yo llevo 27 años yendo a Oviedo desde Llanes todos los miércoles de mi vida para ensayar.
-Sois un grupo de mujeres con mucha fuerza. ¿De dónde surge?
-Cuando entras en Muyeres tienes que aprender que dentro de las veinticuatro, puedes tener o no tener amigas, pero todas somos compañeras. Nos llevamos muy bien y sabemos que la fuerza radica en la suma de todas. Aquí no hay estrellas. Hay gente que, a lo mejor, dentro de las voces que hay puede hacer de solista por sus características, pero todas tenemos el mismo valor. Hay personas que nunca podrán serlo porque su voz no lo permite, pero sin ellas Muyeres no sonaría como suena. Por ejemplo, hay voces graves que la gente escucha pero no saben de dónde vienen, pero están ahí y son las que sujetan las melodías. También hay personas que interpretan de una manera brutal y que da igual la voz que tengan, porque lo que están contando llega al público y lo transmiten. Yo por lo menos no permito, y ellas tampoco lo quieren, que haya individualismos. La fuerza del grupo radica en las veinticuatro personas que lo forman y que son lo que nos hacen únicas. Si ya empezamos a separar, perdemos todo.
“No me considero especialmente feminista pero hay una cosa que me ofende muchísimo, y es cuando la gente se sorprende de que seamos un grupo de mujeres y que nos llevamos bien. Ese rollo está metido en la sociedad y yo no lo creo”
-¿El grupo siempre por encima del individuo?
-Hay que entender que todos somos necesarios, pero nadie es imprescindible. Lo único imprescindible es el grupo, el conjunto. Todo el mundo sabe que, si es solista en una pieza y no puede hacerlo, va a haber otra persona que la va a reemplazar y no pasa nada, no es su canción. Cantas una canción porque te sale mejor, pero si no puedes alguien va a responder por el grupo. Yo entiendo que esta es la única forma de trabajar porque si no siempre habría rencillas, problemas y ya te digo que eso aquí está olvidado porque no se permite. Hay una junta donde esto lo vigilamos mucho. Tú canción es igual de importante que las diecisiete restantes y no es tuya. De todas formas, te puedo asegurar que eso no pasa en Muyeres.
-¿Qué te ofende de manera especial?
-Que conste que no me considero especialmente feminista, pero hay una cosa que me ofende muchísimo, y es cuando la gente se sorprende de que seamos un grupo de mujeres y que nos llevamos bien. Te dicen: “Con lo malas que son las mujeres unas con otras”. ¿Quién dijo esto la primera vez? Es mentira, yo llevo mucho tiempo trabajando no solamente con estas mujeres sino dando clases a grupos que llevan la tira de años tocando y funcionan fenomenal. Si la base la tienes clara, si todo se basa en el respeto, en el trabajo, en llegar de buena gana y no obligar a nadie, en compartir ese momento y esas vivencias, ¿qué más da que sean hombres, que mujeres, que perros? Ese rollo está metido en la sociedad y yo no lo creo. Es más, es justamente lo contrario. Yo tengo hermanos y te puedo decir que, si cualquiera de ellos tuviera que estar veintisiete años yendo a ensayar a Oviedo sin ganar nada, te digo que no duraban ni veintisiete minutos. Precisamente se pudo hacer porque somos mujeres. Eso a mí me enciende mucho porque nuestra base es sólida, sabemos a lo que venimos, nadie nos obliga y si se te complican las cosas lo dejas, coges una excedencia y vuelves cuando puedas o cambias.