El pasado verano participó en el concierto «Los mejores gaiteros del mundo», celebrado en Oviedo. Un hito más en la trayectoria musical del instrumentalista Xuacu Amieva, reconocido por su labor como gaitero y como transmisor de la cultura asturiana.
Es gaitero, flautista, pero también profesor, compositor, recuperador de instrumentos tradicionales… El nombre de Xuacu Amieva sale a relucir cuando se habla de música asturiana, pero él no se considera único, sino un eslabón más de la cadena: antes que él, otros hicieron su trabajo para que la música tradicional asturiana no se perdiera. Después de él, vendrán otros. En medio, él sigue trabajando en su música y su trayectoria vital. Ahora publica un disco de tonada junto a José Manuel Collado, mientras prepara los nuevos temas del próximo disco con su banda de folk.
-¿De dónde te viene ser gaitero?
-Es una mezcla de varias cosas. Por un lado tengo una cultura rural, nací y viví en un pueblo de montaña de Llanes hasta los nueve años. Por el otro mi familia, sobre todo mi madre, cantaba tonada, y eso es un punto de influencia importante. Y cuando vine a vivir a Oviedo me metí en un grupo de baile y empecé a ver gaiteros, viejos y no tan viejos. Llegó un momento en que quise meterme en este mundo y le compré una gaita a un gaitero de Turón, Isidro «Pachu». En aquella época me costó ocho mil pesetas. Aprendí de forma autodidacta, con muchos fallos al principio, escuchando cintas de gaiteros como Antón, Feliciano, Remis Ovalle… Más tarde empecé a visitar a gaiteros de toda Asturias, haciendo trabajo de campo para recuperar melodías, y poco a poco fui perfeccionando mi técnica, creando mi estilo y ampliando el repertorio.
-Otra de tus facetas es la didáctica, ya que has escrito libros, has formado a jóvenes gaiteros… ¿Es importante transmitir ese conocimiento?
-Sí, es que llegó un momento en que me di cuenta de que no había nada escrito, nada hecho para el aprendizaje de la gaita, así que empecé a dar clases. En el año 84, junto a Francisco Ortega, publiqué un método de gaita con las cuestiones más teóricas y técnicas, y también con algunas canciones del repertorio tradicional. Se publicó con la Sociedad Fonográfica Asturiana y ahí, de alguna forma, dejé recogida la técnica de la gaita: todos los adornos, cómo se hacen los trinos, los vibratos…
-Uno de los puntos más conocidos de tu trayectoria profesional es el disco en colaboración con los Chieftains, que terminó ganando un Grammy. ¿Cómo surgió esta historia?
-A finales de los ochenta estuve en un curso de gaita escocesa en Vigo, allí coincidí con los que luego serían los grandes gaiteros gallegos: Carlos Núñez, Xosé Manuel Budiño, Anxo Pintos. Entablé amistad con Carlos Núñez y un día me llamó y me dijo que el grupo Chieftains, con el que tenía mucha relación y con el que daba conciertos en aquella época, estaba interesado en hacer un disco sobre el Camino de Santiago, y quería que colaborasen músicos del Camino: vascos, asturianos, gallegos. Por supuesto dije que sí, era una magnífica oportunidad. Participé en la grabación en San Sebastián, y fue una experiencia muy guapa, con gente encantadora y grandes músicos. Grabé El Besu, un tema en el que canté y toqué el rabel. Luego, con el tiempo, le dieron el Grammy al disco, lo que fue toda una sorpresa para mí.
«Como gaitero y compositor de melodías, necesito estar cerca de la tierra, de la naturaleza, para inspirarme y sentirme vivo»
-Hay más premios en tu trayectoria: has sido el primer asturiano en conseguir el Mac Allan en Lorient (Francia), también el «AMAS» en Asturias… ¿Qué suponen para ti esos galardones?
-Son alegrías que te da el mundo de la gaita, un empujón al trabajo diario, pero tampoco les doy demasiada importancia. Para lo que más sirven los premios es para promocionar un poco tu carrera, y para saber que la gente valora lo que estás haciendo y que estás en el buen camino. No va más allá de eso. Cuando gané el Mac Allan fue un pequeño espaldarazo en Asturias, porque parece que los premios que vienen de fuera tienen más valor, y gracias a eso pude grabar mi primer disco. En ese sentido sí fue importante, porque fue el punto de partida de mi carrera discográfica. Además, a partir de ahí la gaita asturiana se hizo un poco más conocida en el festival de Lorient. De hecho así comenzó la representación asturiana en el festival, que dura hasta hoy.
-Pero, el reconocimiento también está en casa, ¿no?
-Sí, de alguna manera también es un reconocimiento al trabajo de muchas bandas de gaitas y muchos gaiteros que trabajamos para que la música tradicional vaya subiendo cada vez más alto.
-Se te considera uno de los mejores gaiteros del mundo, pero tu actividad musical es mucho más que tocar un solo instrumento.
-Ser el mejor gaitero va en función de los gustos de cada uno, y creo que también se me valora que esté haciendo arreglos, introducciones para otros grupos, componiendo, tocando en grupos folk… No es sólo tocar la gaita, sino que llevo años recuperando instrumentos tradicionales como la zanfona, el rabel o diferentes percusiones.
-Y también compones. ¿De qué manera complementa eso tu carrera musical?
-Las dos cosas son importantes. Si otros músicos empiezan a tocar tus composiciones, estás en el buen camino, haciendo una labor que puede perdurar. En ese sentido no voy a abandonar la composición. Creo que es algo que un músico tiene que hacer: no solamente tocar lo antiguo, sino crear cosas nuevas. Cada uno es un eslabón de la cadena y tiene que hacer su aportación para que la música evolucione.
-¿El mercado discográfico hoy en día está tan difícil como dicen?
-Bueno, siempre ha sido difícil, porque el mercado asturiano es limitado, y normalmente los músicos asturianos grabamos con discográficas independientes y no con multinacionales, exceptuando casos concretos. Son ediciones de discos no muy grandes, que tienen un público o una clientela muy calculada. De modo que, como estamos acostumbrados a este tipo de funcionamiento, la crisis discográfica no nos afecta tanto, porque cada producción es un reto muy medido, sabemos más o menos cómo va a salir y qué repercusión va a tener.
-Si te pido que elijas una canción que evoque a Asturias…
-A bote pronto, me gusta mucho como quedó Pastor, un tema que grabé en el disco Xostrando. Es un tema cantado y muy evocador, todavía cuando lo escucho me da la sensación de que estoy ahí perdido, cantando en la ladera de un monte, mientras en la otra ladera se escucha una gaita respondiendo. Es casi atemporal, como si no lo hubiera hecho yo, ese tema se escapó de mí como si tuviera vida propia.
-¿El contacto con la naturaleza es importante para ti?
-Es vital. Aunque llevo varios años viviendo en una urbe como Oviedo, salgo todas las semanas al monte para recargar pilas. Como gaitero y compositor de melodías, necesito estar cerca de la tierra, de la naturaleza, para inspirarme y sentirme vivo. §