La fuerza de la red asociativa en el concejo consigue que el concejo de Boal esté siempre en movimiento y sea escenario de nuevas iniciativas. He aquí algunas de ellas.
Hace 17 años, un acto vandálico destrozó uno de los elementos más significativos del patrimonio de Boal: el Penedo Aballón. La Sociedad Amigos de Boal asumió como propia la responsabilidad de recuperar este símbolo y para ello realizaron un referéndum de recaudación en el que la gente se implicó de una manera total. «Si la Administración no asume su responsabilidad en estos asuntos, la sociedad civil tiene que hacer algo -comenta Miguel Mojardín, presidente de la Sociedad Amigos de Boal-. En este caso buscamos también la colaboración de empresas que fueron muy generosas con nosotros y gracias a ellos se hizo posible la reconstrucción de esta estructura granítica de la cual nos sentimos muy orgullosos, porque es una belleza singular en Asturias».
Una pieza metálica garantiza la característica oscilación del Penedo sin comprometer su estabilidad. A esta restauración se sumó la creación de una mini área recreativa con un cierre perimetral de madera y la instalación de un par de bancos con una mesa. «A finales de julio se inauguró y nos juntamos allí unas veinticinco personas -recuerda Miguel-. Fue un día mágico envuelto en neblina y orbayu, apenas se veía pero el sonido de la gaita en aquel lugar… Fue muy bonito».
El pasado 2 de junio se celebró en el embalse de Doiras la I Travesía de la Miel, Memorial Juan Álvarez, que reunió a unos 350 palistas en una prueba en la que competición, deporte y promoción de un espacio con un gran potencial para la práctica de actividades náuticas y acuáticas fueron los principales protagonistas. La prueba, organizada por la Sociedad Amigos de Boal, la Federación Asturiana de Piragüismo, el Club Los Cuervos de Pravia y Kalyaventura, nace con la intención de continuar celebrando ediciones anuales ya que los 25 kilómetros navegables del embalse son un escenario perfecto para la puesta en valor del concejo. «No tiene sentido que solo se aproveche para generar energía eléctrica -comenta Miguel Monjardín, de la Sociedad Amigos de Boal-. Para nosotros el aprovechamiento turístico y deportivo que hacen en Galicia de los embalses, como por ejemplo el del Sil, es todo un ejemplo». Tanto organizadores como participantes valoraron de manera muy positiva este encuentro que ya tiene un hueco en el calendario del año que viene.
En el Instituto de Boal los alumnos de 1º de Bachillerato de este año son lo que se puede denominar una clase ejemplar. Los ocho alumnos que forman este curso no solo obtienen buenos resultados académicos sino que han dado un paso al frente asumiendo retos y participando en proyectos didácticos como el integrado en la materia de educación física denominado: ‘En Boal…mira quien baila’. «Es una unidad didáctica en la que lo fundamental es la metodología -comenta Ana Gayo, jefa de estudios y profesora de Educación Física en el centro-. La idea es que ellos utilicen los conocimientos que tienen para mejorar algo en la sociedad, en este caso para crear relaciones intergeneracionales con nuestros mayores. En las clases de Educación Física, los alumnos ya habían trabajado bailes de salón pero lo que nunca habían hecho era impartir ellos las clases». El proyecto consistió en llevar a cabo un concurso de baile en el que las parejas estuvieran formadas por alumnos del centro y residentes de la Residencia de Mayores del concejo.
Las parejas estuvieron formadas por alumnos del centro y residentes de la Residencia de Mayores
Muchos de los concursantes mayores conocían otros bailes de salón como el pasodoble pero nunca se habían enfrentado a una cumbia o a una bachata. Los alumnos participantes fueron los encargados de preparar e impartir las clases, escoger y adaptar las canciones, preparar todo el material y tras cuatro sesiones se hizo el concurso. «El primer día hicieron una exhibición para que los mayores vieran los estilos de baile e hicimos el sorteo de parejas porque queríamos que fuera un alumno con un mayor. Al final participaron nueve mayores y fue una sorpresa cómo se fueron adaptando, les gustó mucho participar». Con este proyecto se puso a prueba la capacidad de iniciativa y el espíritu emprendedor fuera del contexto escolar de este grupo de alumnos, y el examen lo aprobaron con nota.
La final del concurso se celebró en la Residencia de Mayores y contó con la presencia de la TPA y la ORT además de familiares de los participantes y numeroso público entre los que se encontraban muchos vecinos de la localidad. En toda la organización fue también importante la implicación del personal de la Residencia que ayudó en todo momento a los residentes, entre otras cosas elaborando los trofeos que se entregaron a las tres primeras parejas clasificadas. Los alumnos fueron los encargados de preparar un gran cartel para el salón, colocar los dorsales a los participantes y cuidar de que todo siguiera el orden establecido. Los profesores pusieron su granito de arena pinchando la música y haciendo un reportaje gráfico del momento.
Tal fue el éxito de la iniciativa que el siguiente paso va a ser presentarse a un concurso llamado Aprendizaje y Servicio convocado por la Red Española de Aprendizaje-Servicio, Fundación Educo y la Editorial edebé.
Con el objetivo de reflexionar con los jóvenes sobre lo que significa y representa el patrimonio cultural europeo, el Proyecto Euroscola ha llegado al Instituto Carlos Bousoño y ha encontrado en sus alumnos una base perfecta para cimentar sus principios. Partiendo de la base de que 2018 es el Año Europeo del Patrimonio Cultural, fueron los propios alumnos los que decidieron presentarse a este concurso porque tenían ganas de enfrentarse a algo grande. El certamen pretende implicar a los jóvenes a través de sus centros escolares en los objetivos del año europeo que consisten en el intercambio y la valoración del patrimonio cultural de Europa como recurso compartido, concienciar sobre la importancia de
nuestra historia y nuestros valores comunes, reforzar el sentimiento de pertenencia a un espacio común, sensibilizar acerca de nuestra historia y fomentar el diálogo intercultural. «Este año había que hacer un vídeo sobre el patrimonio europeo y cuatro chicas de la clase de 1º de Bachillerato se pusieron a hacerlo -comenta Gema Fernández, profesora de plástica en el centro-. En cada comunidad autónoma hay un ganador y en Asturias ganaron ellas. Fue una sorpresa enorme y el premio es ir a Estrasburgo a una sesión del Parlamento. Lo mejor es que no solo puede ir el grupo que hizo el trabajo sino toda la clase, con lo cual van a ir los ocho».
La sesión del Parlamento a la que están invitados se celebrará el día 18 de octubre y compartirán la jornada con los demás participantes del resto de países de la Unión Europea. Ese día, dos alumnos de cada instituto tendrán un minuto cada uno para presentar su país, su comunidad autónoma, su pueblo y su instituto. «Están preparando el discurso con la profe de inglés y al final quieren hacer un guiño y decir una frase en fala porque sería la primera vez que se habla esta variedad lingüística en el Parlamento Europeo. Después se va a simular una sesión parlamentaria y ellos tienen que preparar varios temas sobre inmigración, economía… Está claro que para ellos va a ser una experiencia única». Los próximos 17, 18 y 19 de octubre, Boal llegará hasta Estrasburgo gracias a la iniciativa de un grupo de chavales que han querido ir más allá de lo que se aprende en el colegio.
Este año este mismo grupo de jóvenes ganó uno de los premios del concurso artístico de la Red de Escuelas por el Reciclaje organizado por Cogersa. De los 2.500 estudiantes que presentaron 92 candidaturas, el proyecto ‘El Eco del Indiano’ que recreó la casa Villa Anita con materiales reciclados.