Arroz con leche de textura melosa, con granos que se deshacen en la boca, empapados en cremosa leche dulce. Esa es la promesa que trae este Festival a todo aquel que quiere ese día comenzar la comida por el postre.
El segundo domingo de mayo los golosos tienen una cita ineludible en Cabranes, ya que tiene lugar el Festival del Arroz con Leche. Para concursar, el postre ha de elaborarse con ingredientes tradicionales como arroz de grano redondo, leche, azúcar, canela y corteza de limón, al que se puede añadir complementos de sabor, como licores. Como remate, azúcar requemado con hierro candente y el imprescindible reposo para conseguir que se fundan todos los sabores y la textura adquiera el tacto de la crema.
El evento se celebra desde 1980 y a partir de 2004 fue declarado Fiesta de Interés Turístico Regional. Sus dos fuertes pilares para lograrlo fueron la tradición repostera de la zona –pueblos como Madiedo lo llegaron a exportar a las Américas, embotellado-, y la promoción que hacen de la fiesta los cabraneses emigrados, con nostalgia de arroz con leche en su paladar. Así, los ecos de esta fiesta llegan desde Bilbao a Valladolid, de Bélgica a Latinoamérica o Estados Unidos.
Ese día llegan a Santa Eulalia de Cabranes, familiares y curiosos de toda Asturias, la Península e incluso algún extranjero. Hay quien viene a concursar y trae su arroz con leche en la tarrina oficial, y quien llega atraído por el dulce olor y las ganas de probar este delicioso postre, que se reparte gratuitamente en un stand instalado para tal fin. También se puede probar el arroz de los concursantes, a partir de la una de la tarde, una vez finalizado el fallo del jurado.
El escenario elegido es la Plaza del Emigrante y sus aledaños, donde además de los puestos de arroz con leche, hay mercado de artesanía creativa y de productos agroalimentarios. Desde 2014 la Asociación L’Orbayu –cuya sola mención se supone que espanta la lluvia ese día- creó la Cofradía del Arroz con Leche para dinamizar el evento, y este año celebra en la citada plaza su IV Gran Capítulo, que incluye un vistoso desfile por las calles de la villa.
Al mediodía se espera con ganas el fallo del jurado popular, encabezado por el gastrónomo José Antonio Fidalgo. Últimamente los concursantes superan el centenar, lo que pone muy difícil la decisión. La elección del ganador supone el cierre de la fiesta. Toca ir a comer, si queda hueco en el estómago.