El Paraíso más natural está en Cangas del Narcea. A través de los sentidos, disfrutando de sus colores, en todas las estaciones el concejo es un destino privilegiado para el turismo.
Tan extenso como bello es su paisaje, tan veraz como las gentes que lo habitan y modelan su geografía, tan sorprendente como ancestrales son sus tradiciones y tan diverso como la fauna que mora en sus montes y bosques.
A través de diferentes rutas es posible observar los osos pardos en su hábitat natural, disfrutar de las primeras nieves que colorean bosques mágicos como Muniellos, o acompañar cursos de agua como el siempre presente río Narcea.
El reino de la pólvora es también el reino de los buenos caldos, los que cosechan heroicos viticultores desafiando la gravedad. El lugar donde prima la hospitalidad y la mesa se presenta siempre generosa en productos de la tierra. Paraje de palacios, de grandes linajes, de piedras que cuentan leyendas e historias de superación y recogimiento. Tierra de fortaleza minera pero también de ferreiros, agricultores y ganaderos. De manos sabias, de ancestrales conocimientos que tallan madera, trabajan la cerámica o elaboran el queso de Xinestoso y los freixuelos. En suma, de buena gente en una tierra única.
El que fue un reino casi desconocido y resguardado del mundo abre ahora sus puertas, dejando entrever la Asturias más auténtica.
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