Gracias a la ruta Trama y evolución urbana de Pola de Laviana, la capital del concejo se muestra como un organismo vivo, que cambia al ritmo de los tiempos pero deja huellas para que el visitante pueda desentrañar su historia.
Hay siete visitas básicas, empezando por la antigua sede del Ayuntamiento, cuyos orígenes se remontan al siglo XVIII. Hoy está a la vista que el edificio ha sufrido una intenta reforma, pero conserva el escudo de los León de Entralgo y una inscripción. Muy cerca está el Cine Maxi, de estilo Art Decó proyectado por Juan Manuel del Busto, inaugurado en 1943. Funcionó como sala de cine y de fiestas, algo muy habitual en la época, y estuvo en funcionamiento hasta 1998, con lo cual no son pocos los lavianeses que recuerdan anécdotas sucedidas en su interior. El conocido como el «edificio del Banco Herrero», por su utilidad como sede bancaria, completa esta parada de la ruta, y sirve como muestra de modernismo en la villa.
El actual ayuntamiento representa el cambio de modelo, de agrario a industrial, a principios de siglo XX, ya que se escogió como centro neurálgico una vega llena de hórreos y paneras, junto a la capilla de San Miguel; de este modo se ocupó un lugar de uso eminentemente rural para usos administrativos, modernizando lo que hoy es la Avenida de la Constitución. En la plaza está también la Casa del Pueblo, de estilo regionalista y amplia historia sindical.
Siguiendo el mapa del itinerario, llegan dos paradas muy cercanas: la Iglesia de Santa María de la Asunción y las Escuelas Graduadas, hoy sede del Centro de Desarrollo e Innovación del Nalón (CIDAN), que centraliza gran parte de las actividades culturales y sociales de la zona. Por último, la emblemática Plaza de la Pontona, lugar de mercados y fiestas, y el Santuario de Nuestra Señora del Otero, antiguo templo parroquial.
Cada parada cuenta con un panel explicativo que no se queda en el mero urbanismo sino que utiliza éste como excusa para contar la historia y la evolución social de los lavianeses, que han ido modificando su paisaje urbano para adaptarlo a los tiempos. Todo ello, como bien se ve, sin perder las raíces.