A cinco kilómetros de Taramundi puede verse cómo trabajan los artesanos reunidos en los talleres de este centro. Con un amplio horario, se puede aprender de su experiencia y comprar piezas únicas hechas a mano.
La tradición artesana que se concentra en Taramundi necesitaba un apoyo institucional y éste se materializó en julio de 2013, con la apertura del Centro de Artesanía de Bres. Ubicado en la antigua Casona de Villanueva, sólo el edificio ya sumerge al visitante en la tradición, puesto que permanece fiel a su arquitectura en piedra, madera y pizarra.
El centro fue concebido como una instalación que facilite el conocimiento y la puesta en valor de las actividades artesanales, tanto las de nuevo cuño como las tradicionales de la comarca, entre las que destaca la cuchillería. Para lograrlo, se ha diseñado con tres áreas diferenciadas que el visitante puede conocer gratuitamente: zona de talleres, zona de exposición y venta, y aula de formación.
La primera de esas áreas cuenta con nueve talleres, de los que dos están ocupados actualmente por Fernando Vicens, que trabaja el cuero, e Inés Barcia, artesana textil. El visitante puede acercarse a sus talleres y conocer de primera mano cómo realizan su labor, convirtiendo la experiencia en un intercambio en el cual el artesano muestra sus creaciones y a la vez ve reconocido su trabajo en el interés que muestra el turista.
En palabras de Vicens, «la idea es que los artesanos interesados tengamos un sitio para ubicar nuestro taller, en el que trabajar y vender el producto, a la vez que el turismo y las personas interesadas en nuestro trabajo puedan visitar nuestros talleres y ver cómo trabajamos en vivo. Pueden consultarnos curiosidades o dudas que tengan sobre nuestra actividad, y comprar nuestros productos».
Para completar el diseño, el Centro de Artesanía de Bres cuenta con una sala de exposiciones y un aula de formación, donde pueden impartirse cursos que fomenten el diálogo, la formación y el intercambio de conocimientos entre artesanos de diversos sectores.
Fernando Vicens • Artesano del cuero
Su trabajo se denomina marroquinería, y en su taller del Centro de Artesanía enseña a los visitantes cómo trabaja el cuero, a la vez que dispone de un espacio con productos a la venta, como pulseras o carteras. «El 60% de lo que estoy haciendo ahora es para gente de la zona. Por un lado trabajo para negocios de cuchillería o artesanos de cuchillos, para los que hago fundas de cuchillos y navajas. Y también trabajo para los vecinos: tanto arreglo el collar de un burro como una funda de una escopeta, hago un bolso o una mochila de diseño exclusivo… de todo un poco. Incluso arreglo algún zapato. El otro 40% de mi tiempo lo dedico a las piezas que vendo a los turistas, que suelen venir a partir de Semana Santa y sobre todo en verano».
Fernando se instaló en el Centro hace tres años, cuando llegó de Marín (Pontevedra) en busca de un lugar donde establecerse, cansado de mostrar su trabajo en ferias de artesanía.
Lleva 15 años en la artesanía del cuero y tiene claro que un artesano sólo puede ser vocacional: «Para el tema de la artesanía no vale cualquiera. Como cualquier trabajo artesanal, requiere pensar el proceso de elaborar la pieza, qué materiales vas a escoger, qué fin quieres darle, cómo quieres verla rematada… ¡y todo ello antes de empezar! Conseguir hacerla como tú lo planeaste es gratificante, y cualquier trabajo se convierte en un reto».
Inés Barcia • Artesana del textil
«Llevo muchos años haciendo patch, murales y trabajando textil. Me regalaron hace cuatro años un telar y aprendí a usarlo por mi cuenta a través de internet. Hace tres meses me vine aquí porque quería aprender la forma tradicional. Me habían hablado muy bien de la artesana del telar Pilar Quintana y vine a una clase con ella. Se estaba jubilando justo en ese momento y buscaba a alguien que le cogiera el testigo. Con lo cual, ahora desarrollo dos líneas: estoy de aprendiz suya y al mismo tiempo realizo los encargos que tengo en mi especialidad textil». Así resume esta ribadense cómo llegó a Taramundi, tras trabajar años como intérprete y profesora de idiomas en Ginebra, y posteriormente vivir en Barcelona. Además, tiene un local en el Centro de Artesanía y desde él atiende a los visitantes interesados en su trabajo: les muestra sus dos talleres, el Museo del Telar, y pueden ver en vivo cómo trabaja, lo cual abarca desde lavar la lana, hilarla, el trabajo en el telar o cómo funciona la máquina de acolchar.
En paralelo, debido a las ganas de aprender de las vecinas de la zona, ha puesto en marcha unas reuniones que tienen lugar todos los jueves, donde intercambian conocimientos, y sobre todo hablan de lo que han vivido.
Inés sólo lleva tres meses aquí, y se encuentra como en casa: «El pueblo está genial, los vecinos son maravillosos y es una inspiración estar en este sitio tan bonito, tan verde, con tanta lluvia. No quiero que se pierdan los conocimientos y trabajar con Pilar es lo mejor del mundo, un sueño».
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