Algunos dicen que se parece a productos que se elaboran en otras zonas de la geografía española, pero el chosco de Tineo es único. Elaborado a base de cortes selectos de carne de porcino es el sabor principal que define la gastronomía de este municipio, aunque su producción se extiende por otros concejos del occidente asturiano.
Los cerdos criados entre castaños y robles en el corazón del suroccidente de Asturias son el primer eslabón de este embutido que es posible encontrar en los concejos de Tineo, Cangas del Narcea, Salas, Somiedo, Valdés, Belmonte de Miranda, Villayón y Allande. Para la elaboración del chosco se utiliza la cabecera de lomo y la lengua. Después de adobar las piezas cárnicas con sal, pimentón y ajo se embuten en el ciego del cerdo, lo que les otorga esa forma redondeada e irregular tan característica de aproximadamente un kilo de peso. Tras curar y ahumar el embutido con madera de roble cerca de quince días, el chosco ya está preparado para su consumo que normalmente suele ser cocido y acompañado de patata o verdura o también frío en forma de fiambre.
Tras años de trabajo y mucho tiempo invertido, en junio del 2008, los productores del Chosco de Tineo, consiguieron un reconocimiento merecido: la Indicación Geográfica Protegida, una contraetiqueta numerada y con el logo de la IGP que revaloriza el producto y supone un impulso al trabajo de los elaboradores que llevan años manteniendo viva una tradición y un sabor muy característico de la gastronomía asturiana. De hecho el chosco es conocido como “el marisco de cuadra”.
Antiguamente, gracias a su alto valor energético, era muy utilizado como base de alimento previo a las duras faenas que se realizaban en el campo tinetense. El paso del tiempo ha permitido que el chosco traspase fronteras y, a día de hoy, son muchos los restauradores que incluyen en sus cartas platos de nueva creación elaborados con este producto: croquetas líquidas, endivias con quinoa y chosco, tortos de maíz asturiano con chosco de Tineo, queso azul de hoja y mermelada de mango, arroz de chosco y queso de Taramundi o el cachopo vaqueiro relleno de chosco, son algunos de los ejemplos de cómo ha ido evolucionando este embutido, que está conquistando las mesas asturianas.