Consiguieron lo que parecía insuperable: salvar un club aquejado de una fuerte deuda económica. Luego formaron un equipo con el que obtuvieron una digna plaza en Tercera División.
Y cuando ya la gesta era más que meritoria fueron a por otro objetivo, ascender a Segunda B. La fábrica de sueños del Lealtad funciona a pleno rendimiento y su ilusión se ha extendido por la población maliaya.
Todavía resuenan en la memoria reciente los gritos de júbilo de jugadores y aficionados del Lealtad. Tan sólo hay que remontarse a finales del pasado mes de mayo, cuando el encuentro Lealtad-Puertollano dio el ascenso a Segunda B al equipo asturiano. Sufrieron mucho los locales y la victoria no se logró hasta los penalties. Pero al final, como si de una película de Hollywood se tratase, la historia tuvo un final feliz para el David que se enfrentaba a Goliath. Los de Puertollano, los claros favoritos, que representan a un club mucho más fuerte y una población mucho mayor, se fueron de vacío. Villaviciosa, por el contrario, explotaba de alegría al ser testigo de un sueño, de esos que demuestran que -aunque difícil- todo es posible.
Pedro Menéndez, presidente del Club fue el primero en creer que era posible y a pesar de las dificultades de los dos últimas temporadas se echó el equipo y el club a la espalda. Menéndez tomó las riendas del club hace dos años, en un momento desafortunado para el Lealtad, con un agujero económico que amenazaba la continuidad del club. La decisión de seguir adelante partió del corazón más que de otra cosa, y alentada por el nuevo presidente se puso en marcha una maquinaria recaudatoria de apoyos. En 25 días de mucho trabajo se consiguieron cerca de 40.000 euros con la ayuda de particulares y clubes como el Sporting o el Oviedo. Empezaba la liga y había que crear un equipo, que terminó la temporada sexto en la tabla. Se consiguió con la ayuda fundamental de Javi Rozada, primer entrenador, Hernán Pérez, segundo entrenador y el apoyo de los jugadores que arrimaron el hombro.
El Club se enfrenta a otro reto: la permanencia en Segunda B. Para conseguirlo han iniciado una campaña de captación de socios.
Los buenos resultados son la mejor de las gasolinas cuando se emprende un largo recorrido, y pasito a pasito el Lealtad fue consolidándose y ganando el respeto de sus competidores. Ahora, con un patrocinador que les apoya desde 2007, la empresa Isastur, el Club se enfrenta a otro reto nada desdeñable: la permanencia en Segunda B. Para conseguirlo y en el proceso de captación de socios, Menéndez hace un llamamiento a la población local: «A dos años del centenario y después de vivir momentos difíciles pero a la vez increíbles, nos encontramos ante la situación deportiva más importante de la historia del club junto con la de la temporada 99/00, la única hasta hoy en la que se ha jugado en la división de bronce del fútbol español. Desde el club esperamos que toda Villaviciosa se vuelque en este sueño, tan importante para el club como para la propia Villa. Con la campaña de socios en marcha intentaremos llegar a una cifra importante ya que sin la ayuda de la gente este reto será imposible». Sin duda el Lealtad tiene por delante otro desafío difícil, de esos que gustan a los maliayos.
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