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sábado 12, octubre 2024

Humor para tiempos de crisis. Maxi Rodríguez. Actor, director y autor teatral.

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Por aclamación popular, Maxi Rodríguez ha publicado “Parando en Villalpando”, una recopilación de los artículos publicados en La Nueva España bajo ese título durante los últimos seis años, con ilustraciones de Suso “Mortiner”.

Villalpando es una pequeña localidad zamorana, que muchos asturianos conocen por su estación de autobuses. Es la parada clásica de los “alsas” entre Asturias y Madrid, y Maxi Rodriguez ha paseado mucho por sus andenes: “Por mis avatares de tipo laboral, yo soy una de esas leyendas urbanas que está permanentemente entre Madrid y Asturias. Como tampoco nunca estuve demasiado boyante para ir en clase vip, era de los que usaba ese autobús que para en Villalpando, y ahí me reencontraba siempre con gente que está en una tesitura similar”. El Villalpando del autor es un lugar desde donde distanciarse de la realidad asturiana, para así poder retratarla de una forma certera, siempre con mucho humor.

-La web de “Parando en Villalpando” tiene más de ochocientas visitas diarias; sus artículos triunfan en Facebook, el libro se está vendiendo bien… ¿Esperaba esta acogida?
-Yo soy bastante ciberbobo, no tengo mucha destreza en internet, pero el otro día me comentaban que en Facebook se está convirtiendo en un fenómeno social porque ya son tres mil seiscientos fans y subiendo. Realmente ese foro reúne a una serie de incondicionales de los artículos, que los utilizan para debatir. Como además esa página no la llevamos ni el dibujante Suso (“Mortiner”) ni yo, es muy gratificante pasar por ahí, recoger el afecto y todos los comentarios que surgen en torno a esto.
¿Si lo esperaba? No, uno nunca puede calcular la incidencia de lo que va a hacer, pero a mí desde hace tiempo, a través de comentarios en la calle o mails ya me llegaba que los artículos estaban funcionando. De hecho el libro “Parando en Villalpando” surge por petición de la gente que te para y te dice: “oye, que los tengo recortados, a ver cuándo haces una antología, que es para regalar, para mis padres que están fuera…”. Parando en Villalpando, último libro de Maxi Rodríguez
-¿Está satisfecho con la repercusión de este nuevo libro?
-Sí, es sorprendente, muchas librerías ya nos cuentan que están reponiendo cada cierto tiempo. Insisto en que desde el momento en que la propia gente era quien lo demandaba, no sería difícil que lo fueran a comprar, pero parece ser que además está funcionando el boca-oreja. Con lo cual yo creo que en este momento de estado de alerta, de muchas alertas, lo que nos queda es el humor, y es muy de agradecer que la gente recurra a un espacio humorístico que no está exento de crítica, pero que es como una especie de liberación frente a la negrura y la tristeza que nos rodea.
-¿Qué tienen sus artículos que gustan tanto?
-Lo que me cuenta la gente es que hay un cierto reflejo, no sólo del paisaje sino del paisanaje. Está el sentido del humor, que es algo que llevo haciendo tanto en cine como en televisión: el diálogo chispeante, la comicidad de la situación, generar gags a través de una forma de hablar en la que la gente se ve retratada, que puede resultar muy coloquial, pero que responde a un trabajo de una cierta estilización, de cómo se habla aquí.

“El humor es algo recurrente en mis obras, un humor ácido que de entrada hace cosquillas pero de salida araña un poquito”

-¿Con qué criterios ha planteado esta antología?
-Lógicamente no se pueden reunir todos los artículos, porque son muchísimos, pero sí quedan retratadas muchas cosas. A la hora de escribir yo soy mi primer lector y quiero hacer algo que me guste a mí. En ese sentido el nivel de autoexigencia cada vez es mayor, porque como esto ya lleva mucho tiempo ya se han tocado muchos temas, no quiero que se convierta en rutinario. Y luego siempre pienso que en la medida que me guste a mí puedo conectar con mucha gente, y si la gente se ve identificada supongo que es porque hay algo de retrato de nuestro entorno.
Yo pienso que escribir es asumir riesgos, en el sentido de que lo que yo hago no son retratos fáciles y complacientes. Yo empiezo riéndome de mí mismo, y el nivel de exigencia que tengo conmigo, la acidez y la capacidad de ser duro conmigo lo desarrollé con los demás. Es algo recurrente en mis obras, un humor ácido que de entrada hace cosquillas pero de salida araña un poquito.
-Tiene un pequeño papel de árbitro en la serie televisiva Doctor Mateo. ¿Son importantes este tipo de trabajos en su carrera como actor?
-Trabajar en un papel episódico en televisión siempre te deja algo de frustración, porque lo interesante es que un personaje se convierta en fijo y progrese, que pueda crecer. Yo llevo trabajando en series desde hace tiempo, y es una faceta más, aunque me siento más contento en el teatro, domino más lo que hago.
Enlazando con estas participaciones, hicimos un programa piloto de “Parando en Villalpado” que es el rodaje de seis artículos. Eso sí que sería gratificante, no como cuando haces papeles episódicos que a veces tienes que defender textos que no te interesan. Aquí se levantarían textos que parten de mí para sacarles jugo en la interpretación y en la puesta en escena. Esto debería tener un hueco en la televisión autonómica, pero mandamos el programa piloto en julio y a día de hoy no hemos vuelto a saber nada. Intuyo que mucho interés no debe de haber.

“Si desapareciera la programación teatral no sería gran cosa, pero si este domingo no hay liga de fútbol se montaría un drama nacional. Por eso digo que somos superfluos”

-Siempre ha sido polifacético: actor, guionista, director de escena… ¿Qué está haciendo ahora?
-Sigo tan diversificado como siempre, entre otras cosas por pura supervivencia. No son buenos tiempos para casi nada y formo parte de estos tipos superfluos, susceptibles de todo tipo de recortes. Cada vez cuesta más levantar una obra de teatro, o un proyecto de tele y cine, y en ello ando, haciendo lo de siempre y como siempre, con la misma cautela a la hora de hacer mis proyectos públicos por si luego no salen. Quiero decir que yo sigo igual, combatiendo con el humor. Cada cosa es un riesgo, yo no estoy en ningún grupo y sigo creando desde la independencia. Y a lo mejor lo estoy pagando en ciertas cosas, pero si lo hiciera de otra manera dejaría de ser yo.
-¿Es difícil vivir de esta profesión?
-Sí, y más ahora que hay que recortar de todos los lados. Si desapareciera la programación teatral a lo mejor no sería gran cosa, pero si este domingo no hay liga de fútbol se montaría la de Dios, un drama nacional. Por eso digo que somos superfluos, porque podemos estar o no.

www.parandoenvillalpando.com

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