Como cualquier fiesta que se precie, la Navidad asturiana no se concibe sin sidra, que para algo es la bebida autóctona. Pero la tradición manda también brindar con un espumoso, ya sea de uva o de manzana, y año tras año el mercado ofrece una tremenda variedad de productos, con una calidad cada vez más reconocida. ¿Champán, cava o sidra? La diferencia entre los dos primeros es su origen: el champán es francés y el cava español, pero comparten la elaboración tradicional. La sidra espumosa es también un clásico de los brindis navideños, que en los últimos tiempos ha evolucionado profundamente, aumentando los estándares de calidad e incidiendo en el atractivo de la presentación. Además de su característico sabor a manzana, se trata de una bebida de unos 6-7 grados de alcohol -casi la mitad que el cava-, lo que supone un atractivo extra para muchos consumidores.
Para conocer las novedades del sector, en octubre se celebró en Gijón la quinta edición de Burbujas, feria dedicada a las bebidas espumosas. Allí los más de mil asistentes pudieron catar las últimas propuestas de François Montand, Laurent-Perrier, J.P Chenet Ice, Murviedro, Albet i Noya, Vilarnau, Agustí Torelló, Mar de Frades, Raventós i Blanc, Pomarina (El Gaitero), Poma Aurea (Trabanco), Codorníu, Juve y Camps, EM (El Gobernador), Dominio de la Vega, Oriol Rossell, Moscato Gancia y Cuevas Santoyo.
Tanto profesionales como aficionados tomaron además nota de las propuestas de maridaje, a buen seguro cogiendo inspiración para las fiestas, que suponen más del 55% de las ventas anuales de estos productos.
La fiesta del vino espumoso
